Nuestras interioristas a veces hacen trampa con la decoración y nos hacen ver algo que en realidad no es. Hemos recopilado algunos de estos modernos trampantojos para aprovechar el espacio o disimular lo que no te gusta. ¿Quieres jugar? A primera vista este salón está decorado con una librería. ¿Seguro? El interiorista Jaime Parladé así nos lo hace creer. Pero... mira la siguiente imagen ¡te va a sorprender! ¡Tachááán! En realidad es una puerta de acceso flanqueada, eso sí, con dos estanterías abiertas. La parte del centro se ha pintado con una simulación de libros tan bien conseguida que crea esta divertida ilusión óptica. En principio ves una chimenea clásica con embocadura de moldura dispuesta en este salón por la interiorista Miriam Barrio. Pero ¿qué pasa si no tienes salida de humos o simplemente no la quieres encender? Pues que sirve solamente de elemento decorativo... o no. Puesto que en su interior nunca se iba a ver el fuego crepitar, Miriam convirtió la chimenea decorativa en un elemento práctico: una zona de almacenaje extra donde guardar ropa de cama. Unas puertas de madera ocultan las baldas. ... Y lo es. Un precioso asiento mirador con colchoneta y cojines, pero cuenta con un plus. ¿No te lo imaginas? Sí, la parte inferior del banco se ha aprovechado como zona de almacenamiento extra. Unos cajones con puertas de rejilla lo hacen así de práctico. En ellos puedes meter el cargador del móvil, el libro que te estás leyendo, las gafas de ver... Lo que quieras para tenerlo a mano. A los dueños de este salón no les gustaba el radiador a la vista. Las interioristas Carla Rotaeche y Ana Pardo decidieron ocultarlo. ¡Y de qué manera tan original! Más parece un mueble tipo consola que un cubrerradiador ¿no crees? Sobre su repisa colocaron diferentes piezas decorativas. Este mueble con librería, diseñado por la interiorista Natalia Zubizarreta, esconde una agradable sorpresa en su parte inferior: ¡una cama plegable! ¿No te parece maravilloso? ¡Ya puedes invitar a tu amiga del alma a dormir! A primera vista este dormitorio parece estar decorado con unos marcos de cuadros o unas molduras con acabado vintage. Si te fijas bien, en realidad es un papel pintado súper original con dibujos de cuarterones con el que las interioristas Isabel Flores y Nuria Almansa han revestido la pared del cabecero. Logra un efecto de profundidad gracias a ese juego de perspectiva típico del trampantojo. Este salón tiene aparentemente las paredes revestidas de madera alistonada, a juego con la estructura del sofá. ¿Estás segura? Míralo bien de nuevo. Y ahora pasa a la siguiente imagen. La pared revestida de madera es en realidad una puerta corredera que oculta un despacho con sofá cama diseñado por la decoradora Olga Gil-Vernet. Si te fijas, el diseño del sofá es idéntico al del salón, parece una prolongación de él. Una buena manera de independizar la zona de trabajo de la social o de contar con un dormitorio extra para invitados. Este pasillo largo se quería aprovechar con zonas de almacenamiento, pero sin que se notaran. Para disimularlas, Olga Gil-Vernet diseñó estos armarios a medida invisibles a la vista: la parte inferior parece un arrimadero lacado en blanco y la parte superior se pintó en beis simulando una pared. Las puertas sin tiradores dan continuidad visual. En este salón de montaña se ha decorado la pared del sofá con un trofeo de ciervo... O eso nos hacen creer las interioristas Laia y Marina Reguant. En realidad es un papel pintado de rayas con la cabeza de ciervo en relieve que ofrece ese aspecto tridimensional. ¿A qué parece que puedes tocarlo con la mano? Las molduras no solo son decorativas. También pueden encerrar sorpresas. Y si no mira estas pintadas de gris en este recibidor diseñado por la interiorista Elena Eyre. En realidad son armarios roperos empotrados, ideales para dejar prendas de abrigo. Los de arriba son perfectos como maleteros o para guardar ropa de temporada. ¡Un buen trampantojo para despejar los armarios de los dormitorios! En este dormitorio tan fresco la interiorista Blanca Tey ha decorado la pared del cabecero con una pieza tan original que confunde en una primera ojeada. Parece una tabla o un cuadro decapado, pero en realidad es una puerta recuperada de anticuario colocada en horizontal. ¿A qué da el pego? La interiorista Belén Campos ideó, próxima al comedor, esta librería abierta que parece apoyarse en dos columnas integradas. Parece sí, pero no lo son. Mira la siguiente fotografía y lo entenderás. Lo que parecían columnas en realidad son ¡dos puertas con múltiples estantes para guardar la vajilla! Fantástico Belén, ¡nos has engañado a base de bien! Este trampantojo es un clásico en El Mueble, luego verás por qué. La interiorista Natalia Zubizarreta ha decorado este salón con una chimenea moderna enmarcada en mármol. Sobre ella descansan un par de cuadros idénticos ¿en la pared? O eso parece. Esa supuesta pared en realidad son unas hojas corredizas que se desplazan hacia los extremos cuando se quiere ver la televisión. ¡Y es que a la hora de fotografiar las casas, el televisor nos da muchos quebraderos de cabeza! Así que mejor se oculta. Es uno de esos elementos que una interiorista nunca enseña. Natalia ha elegido unos cuadros que no pesan mucho para que las hojas no se descuelguen. ...Y lo es, de roble exactamente. Un cálido revestimiento ideado por la interiorista Mireia Torruella, de Júlia Brunet Interiorisme. Pero esta pared forrada que aparentemente parece solo eso, guarda un montón de secretos en su interior: oculta el aire acondicionado por arriba, integra armarios a la izquierda. Y por si fuera poco... ... En su lado derecho camufla una puerta que comunica el salón con el dormitorio. ¡Qué grandes ideas! La mayoría de los trampantojos decorativos clásicos son pinturas artesanales en los que predominan los claroscuros y la perspectiva. Este podría ser uno de ellos. Un delicioso motivo pintado en la pared que crea un efecto de profundidad. En realidad son dos hojas de puertas antiguas decapadas que no conducen a ningún sitio, simplemente decoran. Seguro que cada desperfecto encierra muchas historias. ¡Ayyy si las puertas hablaran! La interiorista Bárbara Plattel eligió para iluminar su office una lámpara de techo de mimbre negra que en realidad no era tal. Era una jaula de pájaros que vió en una tienda de Holanda y ella mismo convirtió en luminaria. Un trampantojo capaz de engañar nuestra percepción en un primer golpe de vista. En lugar de pájaros, ahora lo único que encierra es una bombilla. Últimamente los revestimientos son los trampantojos modernos más habituales porque juegan a confundirnos. Suelos o paredes que aparentan ser mármoles o maderas aunque en realidad son porcelánicos, vinílicos o papel pintado. Un ejemplo de ello lo tenemos en la pared del cabecero de este dormitorio decorado por Pía Capdevila. Parecen listones de madera ¿verdad? En realidad es un papel pintado muy bien conseguido. ¡Pía nos la has colado! Si quieres estar al día de todo lo que se publica en www.elmueble.com, suscríbete a nuestra newsletter.