No hay que tenerle miedo al color. Aunque no estés muy seguro, puedes arriesgarte porque, si al final no te convence, en un solo día puedes volver a cambiarle el color a las paredes sin gastar mucho dinero en ello.

Juega con los acentos de color

Está más que demostrado que pintar un espacio pequeño con colores claros, sobre todo blancos, hace que este se perciba más amplio. Pero también ayuda jugar con los acentos de color. Al elegir un tono vivo para una pieza o incluso una pared, provocas que la vista se fije en ello y no en las dimensiones reales del espacio, lo cual disimula la falta de metros.

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