Antes y después: 11 muebles antiguos restaurados con mucho estilo

Cuando Germán vio esta alacena tipo tirolés lo tuvo claro: la quería y sabía qué hacer con ella. ¡Descubre cómo quedó a continuación!

El estado general no era malo, salvo por dos patas que habían sido roídas por unos perros y tuvieron que reconstruir. Para su gusto se trataba del típico mueble de pino con un estilo tirolés desfasado pero de buena construcción.

Así que lo lijaron, echaron tapaporos, lo pintaron con pintura a la tiza en color gris invernal, y dejaron la encimera en madera. Finalmente barnizaron en mate transparente, y cambiaron los tiradores de puertas y cajones.

A pesar de que a simple vista esta cómoda no decía mucho, la pareja sabía que podía tener un gran potencial. La estructura en madera estaba bien, pero el chapado de cajones y tapa estaban más deteriorados. ¿Qué crees que hicieron con ella?

Rasparon el barniz y encolaron las partes de chapado aprovechables. También tuvieron que cambiar la tapa, que decidieron dejar en madera con un tinte tono cerezo. El resto lo pintaron con un tono verde oliva que contrastaron con el amarillo del stencil. Limpiaron los tiradores y este es el resultado.

Los propietarios de este mueble de los años 70 totalmente desactualizado querían deshacerse de él, pero Laura y Germán le dieron una segunda oportunidad.

Para concebir esta obra de arte deco, retiraron todo el barniz. Como el interior del mueble estaba forrado en corcho, también lo quitaron. Por otro lado, la tapa estaba bastante deteriorada, así que tuvieron que chaparla de nuevo.

A continuación, utilizaron un blanco antiguo para pintarla con un ligero decapado, y en la trasera colocaron una tela con motivos botánicos, dándole un aspecto muy romántico. ¡Hay transformaciones con pintura a la tiza y otras técnicas de restauración que son increíbles!

Esta alacena de principios del siglo XX procedía de un convento del centro de Madrid. Tenía varias capas de pintura, añadidas una encima de otra, y la madera estaba agrietada en varias partes, como la trasera. ¡Ni siquiera funcionaban las cerraduras!

Empezaron decapando con pistola de calor y lijaron hasta llegar a la madera. Sustituyeron la trasera por listones de madera para darle un aire más actual, y cambiaron algunas molduras irrecuperables. Pudieron recuperar las cerraduras originales, ya que antes no funcionaban porque también las habían pintado.

Tenían claro que querían seguir manteniendo la esencia, así que optaron por la tela de gallinero. El interior y la encimera se tiñeron, obteniendo un tono roble oscuro. Por último, pintaron con un color mostaza de @bettypaint, dejando el contraste en madera, y dieron varias capas de barniz transparente mate.

Este aparador, perdido en tiempo y en estilo, fue otro de los muebles que adquirieron sabiendo que tendría potencial, pero lo aparcaron un tiempo hasta que les llegó la inspiración. ¡Seguro que no te esperas el cambio!

Para hacerlo más mid century le cambiaron las patas por una estilo Bambi más altas. Quitaron los cristales y dejaron hueco de estantería, mucho más actual. Habían visto alguna vez una plantilla de @royalstencils que les encantaba y querían utilizar, así que hicieron la combinación de tonos en madera y beige. Los tiradores originales se mantuvieron. Al final, ¡el resultado gustó tanto que solo duró 24 horas en su taller!

Esta vitrina era uno de esos muebles que hay que ver con mirada transformadora, ya que esconden mucho potencial. ¿Te imaginas lo que habrá tras la pintura y el barniz?

La pareja eliminó el barniz y la pintura roja que envejecía y afeaba el mueble. También querían líneas más rectas, así que decidieron quitarle el frontón.

Además, algunas puertas se encontraban desencajadas y desencoladas, por lo que tuvieron que ajustarlas. Culminaron el proceso con una pintura en color verde elaborada por ellos mismos, y un barniz mate incoloro. ¿Verdad que ha quedado estupendo?

Este aparador de los años 70, desfasado y sin mucho que ofrecer dentro de la decoración actual, estuvo un tiempo dando vueltas por el taller hasta que al fin encontraron la inspiración y... ¡el resultado fue todo un éxito!

Como Laura es muy fan del estilo tropical, decidieron darle ese toque al aparador. Empezaron quitando el tapizado tipo capitoné, lijaron todo el mueble para eliminar el barniz antiguo, y lo pintaron con pintura la tiza en color blanco envejecido con un ligero decapado. Por último, tapizaron las puertas con un estampado tropical, aportando luz y frescura.

Esta vitrina típica de las casas de los abuelos en los años 60 y 70, con estructura de madera de haya y chapado, había pasado desapercibida... hasta ahora.

Para darle un toque de elegancia y sofisticación a este mueble obsoleto, Laura y Germán retiraron todo el barniz, quitaron las molduras de las puertas, ajustaron estas últimas y limpiaron los tiradores.

Decidieron decorarla en un tono azul oscuro utilizando pintura chalk paint, y añadir un tapizado amarillo con un estampado discreto. ¡Ahora sí que podría ser el centro de atención de cualquier estancia!

Los propietarios de este escritorio hecho polvo habían decidido tirarlo porque se encontraba muy deteriorado. Tenía la tapa rota y estaba muy arqueado, ya que el bastidor de la tapa contaba con varias tablas partidas, y los cajones no encajaban.

Su restauración fue un acto de fe. Quitaron la tapa, que posteriormente sustituyeron por otra nueva. También cambiaron las tablas partidas. Una vez que volvió a adquirir rectitud trabajaron en los cajones para que encajaran bien. Dejaron la tapa en madera y el resto lo pintaron en un verde aguado para que se viera la veta de la madera.

Este aparador típico de los años 60 y 70, llegó al taller en buenas condiciones, excepto por dos patas rotas que tuvieron que reconstruir.

El proceso fue similar a lo que suelen hacer con otros muebles: quitaron el barniz antiguo, lijaron y dieron un tratamiento preventivo antixilófagos. Posteriormente, añadieron tapaporos y pintaron en azul intenso, salvo la tapa que dejaron en madera.

Después tocó una capa de barniz transparente mate, y entelaron el interior de las puertas y cajones a juego con la vitrina que te mostramos en la cuarta foto.

Laura y Germán encontraron esta alacena con pintura para aburrir y bastante deteriorada: faltaban tiradores, las cerraduras no funcionaban y las puertas no encajaban. ¡Un caos!

El resultado fue consecuencia de un encargo que les hicieron, así que se pusieron manos a la obra y llevaron a cabo todos los arreglos correspondientes, como poner tiradores y cerraduras nuevas. Después, quitaron toda la pintura antigua, añadieron una capa en color verde oliva y dejaron otras partes con la tonalidad natural del roble. El último paso fue cambiar los cristales por unos transparentes a petición del cliente y... ¡listo!