Ana Utrilla, respecto al beige: "En verano nunca pasa de moda porque es como el buen pan: sencillo, pero imprescindible"

El color mostaza lleva años colándose en las tendencias veraniegas. ¡Es un acierto a la hora de decorar!  Según la interiorista Ana Utrilla, "el mostaza tiene algo muy especial: aporta calidez, pero sin gritar. Es como ese toque de sol que entra por la ventana a media tarde. Funciona muy bien en pequeños acentos: cojines, jarrones, arte en las paredes… incluso en textiles naturales como lino o algodón lavado. Si lo equilibras con bases neutras como el arena o el blanco roto, nunca recarga, solo suma personalidad". 

"Las rayas son ese estampado atemporal que te lleva directamente a una casa junto al mar", dice Ana. "Para que se vean elegantes y no demasiado temáticas, hay que jugar con la escala. Rayas más finas o desdibujadas en tonos empolvados funcionan genial. Y si las combinas con materiales como madera lavada o fibras naturales, el efecto es fresco pero sofisticado", añade. Lo vemos en este salón con los sofás y las butacas en blanco y azul y calentadas por los detalles de fibras y en madera clara.

El azul es otra de esas tonalidades directamente relacionadas con el verano. Vuelve temporada tras temporada. Pero es fácil caer en estereotipos marineros. "El azul es pura serenidad. Pero para huir del tópico “náutico”, me gusta trabajar con gamas más suaves como el azul humo, índigo o azul verdoso. Aportan profundidad sin ser evidentes. También funciona muy bien combinado con tonos tierra o verde salvia. El resultado es un espacio relajante y elegante, con alma", dice la interiorista. 

Otro de los estampados que queda genial en verano –dentro y fuera de casa– son los cuadros vichy. Para aplicarlos con sutileza y no saturar la decoración, "el truco está en el formato y el contexto. Un vichy pequeño en tonos apagados —como gris, terracota o verde seco— puede ser muy chic. Me encanta verlo en cojines, servilletas de lino o pantallas de lámpara. Si se integra en una paleta más neutra, aporta ese aire alegre sin caer en lo naíf", explica Ana. 

El verde oliva y el salvia se ha vuelto clave en ambientes naturales y serenos. Según Utrilla, "son colores profundamente versátiles. El salvia tiene esa capacidad de calmar sin apagar, mientras que el oliva añade madurez. Funcionan genial en cocinas, dormitorios o zonas de estar, especialmente cuando se combinan con madera clara, textiles naturales y detalles en negro mate o latón envejecido. Aportan equilibrio y mucha conexión con la naturaleza".

El coral es un color que reaparece cada año con matices diferentes. Para la interiorista, este color "es alegría en estado puro, pero hay que usarlo con medida. En cojines, cuadros o
cerámica esmaltada puede levantar toda una estancia neutra. Me gusta combinarlo con
tonos piedra o gris perla, porque se equilibran sin restar protagonismo. También funciona de
maravilla con fibras naturales o acentos en terracota". En este salón lo vemos presente en las fundas de los cojines y el plaid, combinado con un sofá en gris suave y calentado con las fibras y la madera. ¡Un acierto!

Las flores grandes y estampados naturales son siendo un clásico estival, pero si se usa demasiado puede resultar excesivo. De hecho, Ana recomienda "usarlo con equilibrio para que no pase de moda. Me gusta introducir estos estampados en un solo elemento: una butaca tapizada, un cuadro XL o incluso un papel pintado en una zona concreta. Y si los colores son empolvados o con fondo blanco roto, se sienten más atemporales. Lo importante es que el estampado no “grite” por todo el espacio". 

El color arena o beige claro es como un fondo de armario en la decoración veraniega. Es un color veraniego, que puede resultar aburrido si no se combina correctamente. Para Ana, este color "es como el buen pan: sencillo, pero imprescindible. El color arena funciona como un lienzo que permite jugar con texturas y matices. La clave está ahí: en la textura. Lino, yute, madera al natural… Todo lo que sume relieve hace que el beige cobre vida. Añadir toques de color (coral, verde, azul humo) también le da chispa sin restar serenidad".

Los estampados étnicos o bohemios con toques cálidos nunca se van del todo tampoco en verano. Para integrarlos con equilibrio y estilo en verano, "menos, es más",  dice la interiorista. Y recomienda: "Un solo tapiz, una alfombra o una manta con ese toque bohemio puede transformar un rincón sin saturar. Me gusta combinarlos con elementos más sobrios: muebles de líneas depuradas, paredes claras, piezas artesanales… Así el resultado tiene alma, pero también coherencia".