Maite Pérez, experta en Feng Shui: “Colocar el sofá frente a la puerta principal puede generarte incomodidad sin que lo sepas”

En Feng Shui, todo lo que ocurre cerca de la puerta tiene impacto directo sobre cómo nos sentimos. Es el punto de entrada de la energía vital. Si el sofá está colocado justo enfrente, el chi llega con fuerza y se estanca o rebota, como si invadiera tu espacio de forma demasiado directa. “Es como estar en modo vigilancia constante”, nos dice Maite. “El cuerpo no descansa igual porque, aunque no lo sepas, estás pendiente del entorno”.

El lugar ideal para el sofá no es cualquiera. “Lo ideal es que tenga un respaldo sólido, como una pared, y que desde ahí se vea la puerta, pero sin estar directamente alineado con ella”. Esta posición se llama “posición de poder” y es básica para sentir seguridad, control y estabilidad. Si no ves la puerta desde el sofá, inconscientemente te sentirás más vulnerable. Y si estás justo frente a ella, te sentirás invadida.

Hay distribuciones que, aunque parezcan modernas, son energéticamente inestables. Por ejemplo, colocar el sofá flotando en medio del salón, sin ningún apoyo detrás. “Evita sofás sin respaldo o colocados en medio del espacio sin anclaje”, recomienda Maite. Si no puedes colocarlo junto a una pared, un biombo, una consola o incluso una gran planta trasera pueden hacer de “respaldo energético”.

Un sofá colocado justo debajo de una ventana también puede generar desequilibrio, sobre todo si no hay cortinas, estores o elementos que aporten protección. “Sentarte de espaldas a una ventana sin respaldo físico genera una sensación similar a la de estar expuesto”, explica Maite. La clave está en crear sensación de cobijo y contención, y eso se consigue con algo tan sencillo como una cortina tupida, un estor de lino o una planta que tamice la luz.

Colocar una alfombra bajo el sofá y la zona de estar es algo más que una cuestión decorativa. “Las alfombras ayudan a anclar la energía y delimitan un espacio propio dentro del salón”, dice Maite. Además, aportan sensación de acogida, ayudan a frenar la velocidad del chi y refuerzan esa idea de zona segura y cálida donde relajarse. Escoge tonos neutros, naturales o con un toque de color suave.

No solo importa dónde está el sofá, sino cómo está. Un sofá viejo, con los cojines aplastados o con el tapizado desgastado puede estar transmitiendo un mensaje de abandono. “En Feng Shui, todo lo que está descuidado afecta también al estado emocional”, nos recuerda Maite. Así que conviene renovar los cojines, limpiar bien el textil o incluso plantearse retapizar. Sentarte en un lugar que se ve y se siente cuidado tiene un impacto directo en cómo te encuentras tú.

“Basta con girar un sofá o colocar una planta para transformar la energía de toda la casa”, concluye Maite. No se trata de tirar tabiques ni hacer grandes reformas, sino de tener en cuenta cómo circula la energía y qué sensaciones transmite tu espacio. Y en ese equilibrio invisible está la verdadera belleza.