Esta es la casa rústica definitiva: con elementos recuperados y una marcada influencia provenzal

"Antes la casa era como una cueva, de montaña oscura, y fue increíble poder cambiarla conservando su esencia. Porque ¡para mi marido eran tan importantes los recuerdos!, que no deseábamos que pareciera “otra” casa", nos cuenta la propietaria. Y es que esta increíble casa se encuentra cercana a los Picos de Europa. 

"Esta es una casa que para nosotros ha representado muchas emociones. Era el hogar de los abuelos del mejor amigo de mi marido cuando eran chavales, y allí pasaban verano, fines de semana y vacaciones. Sobre todo de adolescentes, cuando podían ir solos. ¡Sus recuerdos son buenísimos! Tanto, que cuando salió a la venta, se la quiso quedar", nos cuenta Esther, la propietaria de esta casa. Y añade: "Por suerte, nos topamos con los Hermanos Vega Díaz para la obra y Loli Lavín, que colaboró con la decoración". 

"Es normal que le tuvieran cariño a esta casa, es una de las más antiguas del pueblo, es muy sobria, sin pretensiones. Está en la misma montaña, en los Picos de Europa. ¡Y lo tiene todo! Piedra, techos bajos y unas maderas fantásticas que hemos recuperado", nos explica Luciano, de Hermanos Vega Díaz. En el recibidor, se instaló un suelo hidráulico con estampado geométrico de color blanco y verde para aligerar el ambiente. Y los techos de madera se pintaron de blanco para hacerlo más luminoso.   

"Ganamos mucho abriendo los ventanales a las vistas, tan majestuosas. Y Esther insistió con la inspiración de una casa provenzal, así que todas las fachadas están hechas con revoco al natural, de arenas y pigmentos como las provenzales, y las carpinterías y maderas están pintadas de un tono de la Provenza", nos cuenta Luciano. 

El salón y el comedor están juntos pero separados. Y es que la chimenea está abierta a ambos lados, de manera que por un lado ambienta el estar y, por el otro, el comedor. El uso de piezas recuperadas también ha sido una máxima en esta casa de campo: "A mí me gusta que hayamos recuperado y restaurado muchos muebles originales de la casa, como los baúles. Loli Lavigne los ha restaurado, igual que los sofás antiguos, todos retapizados", explica Esther.

El otro lado de la chimenea da al comedor, decorado con una mezcla de estilos que lo convierten en un espacio acogedor y con personalidad. Y es que las modernas sillas Panton contrastan con los suelos de barro, los techos de madera blanqueada y la mesa de madera. 

"También ha sido bonito poner muebles de herencia de mi familia, como la lámpara de mi abuela, que la tratamos con tanto cuidado como si fuera la Reina de Inglaterra", narra emocionada la propietaria. Y es que la lámpara se ha colgado en un rincón del comedor a modo decorativo (los techos eran tan bajos que no podía utilizarse de la manera más convencional). 

El pasillo que da acceso a las habitaciones ha mantenido en completo su esencia original, aunque potenciando la luz. Para eso, se pintaron los techos de blanco y se protegió el suelo con una alfombra de lana de los mismos tonos aguamarina con los que se ha pintado la carpintería de la casa. 

Uno de los motivos del éxito de esta reforma es la increíble recuperación de materiales que se ha realizado a cargo de los Hermanos Vega Díaz. Un ejemplo son los suelos de madera que hay en todo el piso superior. 

Como buena casa de pueblo, esta vivienda cuenta con varias habitaciones. Este es uno de los dormitorios infantiles, en el que se ha mantenido la misma estética que en el pasillo: suelos de madera y techos pintados de blanco. Para conseguir ese aspecto provenzal que tanto gusta a la propietaria, se eligió una ropa de cama de un rosa lavado muy femenino. 

Dividido en tres zonas, el dormitorio principal cuenta con una zona de descanso, el vestidor hecho con armarios a medida y un escritorio de madera maciza. Al igual que en el resto de la casa, se percibe esa esencia provenzal gracias a la combinación de piezas antiguas y acabados en blanco. 

Desde la cama se puede disfrutar de las increíbles vistas de los Picos de Europa. Y el azul aguamarina de la carpintería se ha llevado también a detalles textiles, como los cojines, y algún detalle decorativo. El cabecero tapizado y el pie de cama en capitoné suben el nivel y dan un aire clásico. 

Otro de los pluses del dormitorio principal es el acceso a la terraza, donde se puede disfrutar de la esencia más pura de la montaña. 

Con un sencillo, aunque atractivo, papel pintado a modo de cabecero, este dormitorio está decorado con la misma estética del dormitorio infantil, con tonos beige y rosas empolvados, haciéndolo extra acogedor y gustoso. 

También los cabeceros de este dormitorio son recuperados. Y, puesto que son de madera oscura, la ropa de cama se ha elegido de tonos claros, que suavizan su efecto.  

También con una estética provenzal y muy de campo, el baño se ha decorado con un mueble a medida que va de pared a pared con los toalleros en el frontal.