En estas casas de montaña pequeñas se ha tirado del ingenio y de una acertada distribución para sacar el máximo partido a sus salones, gracias al espacio y a la luz. Un bien a veces escaso en las construcciones más tradicionales, donde era habitual encontrarse con salones pequeños, espacios cerrados y revestidos de maderas oscuras.

Pero la influencia del estilo escandi ha llegado también a este tipo de viviendas y sus respectivos salones. Y muchos de ellos están disfrutando ahora de una segunda juventud tras una cuidada reforma que los convierte en salones modernos, además de campestres. La apuesta por maderas más claras, una paleta cromática dominada por el blanco o los tonos neutros y una distribución de la zona de día abierta, con la cocina, el comedor y el salón integrados en un solo ambiente son algunos de los puntos en común que comparten estas casas. Todos ellos pequeñitos y todos ellos con buenas soluciones para estirar los metros.

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