Una casita en Menorca pequeña y con encanto llena de ideas para aprovechar el espacio // CON PLANO

En el porche, Genoveva puso un banco corrido. "Lo teníamos claro. El banco de obra era obligatorio, las puestas de sol sentados allí valen un potosí. En verano —nos cuenta— colocamos delante la mesa de madera que hay en la cocina, sacamos sillas de dentro, y ¡ya tenemos comedor exterior!"

Uno de los puntos fuertes de la casa era su fachada. Decidieron conservar la típica arquitectura menorquina para integrarla en el entorno: blanco para los muros y verde en puertas exteriores y contraventanas de teca e iroco. ¡Genial!

Entre la chimenea y la terraza se creó un mini escritorio con vistas al Mediterráneo que aprovecha un espacio antes vacío. "Nos pareció que una mesa de trabajo con esa ventana al mar podía ser un lugar especial. Y la verdad es que nos ha dado momentos muy gratos", comenta Genoveva.

Un sofá de obra en L salva la esquina del salón. Todo en blanco, como las paredes, cuenta con asientos cómodos con cojines a rayas azules. Delante del sofá, se colocó una mesa de madera reciclada sobre una alfombra de fibra que da frescura y calidez, al mismo tiempo. El suelo es una baldosa cerámica antideslizante "perfecta cuando la playa forma parte del día a día", comenta Genoveva.

Como Genoveva disfruta tanto de la cocina junto a su familia y amigos, prescindieron de uno de los dormitorios y le dieron más espacio. Semiabierta al salón y con el mar de fondo, nunca había sido tan placentero preparar las comidas de verano. Y cómodo. "La cocina tiene forma de U para facilitar el movimiento. Cómo no, cuenta con muebles de obra blancos. Solo hay puertas de madera en dos armarios bajos para la despensa y los productos de limpieza", explica la propietaria.

El dormitorio principal es cómodo y tan práctico como las paredes y el techo, revestidos de aislante. La cama se ha vestido en tres colores: blanco, beige y azul "por su proximidad al mar". Todo ¡muy Mediterráneo! "Para los textiles de la casa elegimos lino por su comodidad", apunta la dueña.

Unas mesitas redondas hacen de mesillas de noche y unas lámparas de fibra cuelgan del techo a ambos lados de la cama.

En el dormitorio hay un mueble de obra más. Un armario blanco que va de pared a pared, decorativo y cómodo, con huecos y barras para colgar. "Cuando eres ordenado ––explica Genoveva— no supone un esfuerzo que los armarios de la casa no tengan puertas, ¡más bien todo lo contrario! Son un gran lienzo en blanco que nos permite controlar en cada momento lo que hay y, además, actúan como un elemento decorativo". ¡Cómo se nota que es la casa de una experta en orden!

La casa tiene 2 dormitorios y 2 baños completos. En el exterior, el porche acoge un comedor de verano, en un pequeño jardín con vistas al mar. Al prescindir de una habitación, la cocina es ahora más grande y queda abierta al salón, con espacio para una mesa de comedor.