5 casas reformadas por la decoradora Natalia Zubizarreta

Conservar la identidad del piso, pero también hacer de él un hogar que fuera relajado, como la pareja de propietarios. Con esta premisa trabajó la decoradora Natalia Zubizarreta en este piso con solera que perteneció a la abuela de Amaia, la propietaria: "Cuando heredé su casa quise mantener lo máximo posible su estructura y conservar algunas piezas. Aquí está mi historia". 

Uno de los cambios más relevantes en cuanto a la estructura del piso fue la cocina, que se abrió al comedor para que disfrutara de más luz y resultara más cómoda para el día a día de una familia joven. "La idea es que fuera muy neutra, para que no tuviera protagonismo ella, sino el suelo de madera, una tarima en espiga original que Amaia luchó por conservar”. ¿Quieres ver todo el piso?

Una de las claves de este piso fue conectar visualmente el salón con el comedor y la cocina, pero sin abrirlo del todo. Gracias a la cristalera, el espacio se ve diáfano y más luminoso. ¡Acierto total!

El comedor, que sirve de separación entre la cocina y el salón, se ha decorado con  mimo con una pieza muy especial, como es la composición de espejos envejecidos que revisten la pared y sirven de apoyo de un mueble chino antiguo. 

En el dormitorio, todo empezó con el cabecero. A la propietaria le gustaban los cabeceros en capitoné y esto dio pie a la decoradora para crear una habitación más clásica que el resto de la casa. Clásica, pero ligera. Y es que las paredes se tiñeron en blanco y se tiró del estilismo y de algunas piezas escogidas para darle color, como los textiles de un suave verde agua, a juego con el espectacular sofá a pie de cama. No te pierdas ni sofá ni el resto de la casa.

Esta casa no hubiera podido ser realidad si no es porque se ha edificado sobre una antigua construcción. A primera línea de mar, las vistas te dejan sin aliento. Aunque fueron los arquitectos María García de Viedma y J. Hugo Peláez los encargados de reconstruirla, y quién hizo realidad los sueños de los propietarios fue Natalia Zubizarreta. 

Esta casa es un ir y venir de gente: familiares, amigos... Y la cocina abierta resume este carácter social: "Hicimos una cocina con distribución en 'U' con una barra precisamente para eso, por si te viene alguien a ver, le puedes poner un vino con algo de picar y no se queda como 'castigado'", explica la decoradora. 

¿Un piso de 50 m² con un salón amplio y una mesa en la cocina? ¡Es posible! La decoradora Natalia Zubizarreta lo logró eliminando el pasillo, que le comía mucho espacio al salón, y tomó prestados unos cm al estar para poder incluir el comedor en la cocina. Y para que los espacios respiraran más amplitud, nada cómo el blanco que lo tiñe todo de luz. 

Esta cocina es un lujazo. No solo por la luz que disfruta, gracias a haber anexionado un antiguo lavadero y al cerramiento acristalado que permite beneficiarse de la luz del salón, sino porque cuenta con un cómodo comedor de diario. La decoradora, para darle un punto más cálido a la cocina, revistió las paredes con un papel vinílico con textura textil. 

Los metros eran los que eran, pero Natalia supo vestirlos con mucho encanto. Optó por una discreta moldura en la pared del cabecero que viste más esa pared sin restar ni un cm útil. ¿Sabías que el mismo recurso lo usó en la zona de día? Si te lo perdiste, echa un vistazo al salón y, de paso, al resto del piso.  

Esta casa, donde la ves, tiene más de 20 años. Y su propietaria quería darle un nuevo aire, pero conservando su esencia original british, que en el salón vemos en el precioso mirador. "A la propietaria le apetecía un cambio, pero que no fuera total. Así que optamos por un clásico actualizado, de ahí la librería, de herencia, del salón, que da personalidad o la mesita junto a la ventana, que es una antigüedad", explica Natalia. 

La propietaria de esta casa es fotógrafa especializada en gastronomía. ¡Imagina cómo de importante es la cocina! Organizada en "U" ofrece mucho espacio para guardar y, a la vez, favorece la comunicación con el comedor. “Apostamos por una cocina con el ‘look de abuela’, pero funcional como las actuales. Conservamos los azulejos y la típica cenefa de frutitas se tapó con una moldura lacada en azul", recuerda Natalia.

El azul de la cocina también llega hasta el dormitorio, con el cabecero con un efecto deslavado. Para vestir más esta estancia y darle ese look clásico que la propietaria quería, la pared del cabecero se completó con unas molduras que hacen de falso panelado. ¿Con ganas de más? No te pierdas el house tour.