6 errores que estás cometiendo con el alcohol isopropílico y no sabías (aunque sea un excelente aliado para limpiar)

A la hora de limpiar nuestra casa, contamos con muchos productos, algunos para cada rincón o material de nuestro mobiliario. Sin embargo, no siempre tenemos en cuenta ciertos riesgos que pueden tener si no conocemos bien todos sus efectos. Un ejemplo de ello es el alcohol isopropílico, que a pesar de ser un excelente aliado en la limpieza, debemos tener un especial cuidado a la hora de utilizarlo.

Y es que, al tratarse de un desinfectante inteligente que funciona como un germinicida, acabando así con todas las bacterias o virus que podamos tener en casa, cuenta con ciertas propiedades químicas que bajo ningún concepto podemos mezclar con otros productos o sustancias. Para que puedas usarlo con seguridad y tengas el resultado deseado en casa, te enseñamos qué cosas debes evitar hacer con él. ¡Apunta!

SÚPER CONSEJOS

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1. No mezclar con lejía

La lejía y el alcohol es una combinación que nunca va a salir bien. Y es que el alcohol isopropílico contiene etanol e isopropilo. Al mezclarse con lejía, crea cloroformo, que es un compuesto tóxico del que se puede respirar tóxicos y corrosivos. La inhalación de este compuesto, puede provocarnos problemas en el sistema nervioso central, el hígado, los riñones y otros efectos como irritación en la piel, afectar a los pulmones, ojos y, a modo más leve, náuseas y mareos. ¡Cuidado!

2. Siempre lejos del fuego

Si vas a usar alcohol isopropílico, evita hacerlo cuando haya llamas cerca o estés fumando. Tienes que recordar que el alcohol es altamente inflamable. Por ello, si tienes velas encendidas, una chimenea, cualquier aparato o artículo que contenga llamas, intenta apagarlo antes de limpiar con alcohol.

3. No utilizar en sitios sin ventilación

El alcohol isopropílico se evapora rápidamente y a su vez genera vapores altamente dañinos. Por ello, cuando limpies tu casa con alcohol, asegúrate de abrir las ventanas y mantener el área lo más bien ventilada posible hasta que el olor del alcohol se haya disuelto por completo. 

4. Evita limpiar ciertas superficies 

Al tratarse de un desinfectante bastante poderoso y eficaz, sobre todo cuando se trata de mostradores, recibidores, inodoros y demás conjunto del baño que está repleto de bacterias, algunas superficies no reciben tan bien ser limpiadas con alcohol isopropílico. Entre ellas, encontramos las superficies pintadas, lacadas o barnizadas, ya que puede licuarlos, causando daños importantes a tus muebles u otras superficies de su hogar. 

También resultará dañino para ciertas telas, ya que a pesar de ser un excelente tratamiento para manchas en algunas de ellas, eliminando toda evidencia de manchas difíciles como tinta, pasto, grasa o savia, es mejor evitar los materiales delicados o sintéticos como el acetato, el rayón, la lana y la seda.

5. No es un aliado para heridas o afecciones en la piel

Para ciertas heridas pequeñas o para desinfectar agujas, el alcohol isopropílico puede ser un gran aliado. Sin embargo, usar grandes cantidades de alcohol isopropílico o cubrir una gran área de la piel puede causar daños graves. Por ejemplo, debemos evitar utilizarlo para limpiar heridas u otras lesiones más graves, ya que puede retrasar la curación y provocar aún más irritación de la piel. ¡Y más importante aún! No lo utilices en piel quemada, seca o irritada (ni tampoco como desinfectante de manos).

6. Prohibido ingerir

Aunque parece una obviedad, algunos productos de primeros auxilios, como el peróxido de hidrógeno, son seguros en pequeñas cantidades internamente. Pero este no es el caso del alcohol isopropílico, que incluso en pequeñas cantidades, puede ser muy tóxico para nosotros. Y por supuesto, como cualquier otro producto de limpieza, mantenga el alcohol fuera del alcance de los niños y nunca ponga alcohol isopropílico en un vaso u otro recipiente que pueda confundirse fácilmente con agua.