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En el hueco de la puerta

Cualquier espacio es bueno para guardar tus libros preferidos. Y si no, inspírate en esta idea: se ha aprovechado el hueco libre entre la puerta y el techo para habilitar tres estantes muy capaces a modo de original librería.

2.

Una librería baja

¿No quieres (o no puedes) dedicar toda una pared del salón a librería? Inspírate en esta idea: la decoradora Pía Capdevila ha aprovechado el espacio libre bajo la ventana con una librería en "L" de DM blanco y con trasera de madera.

3.

De hierro y madera

Esta librería, diseño de Pepe Llaudet, aprovecha el espacio bajo la gran ventana que comunica con la cocina. De hierro, las baldas de madera suavizan su estética industrial. Se han elegido de roble a juego con el resto de muebles del comedor.

4.

¡No sin mis libros!

Si eres de los que no puedes acostarse sin devorar algunas páginas de un libro, esta idea es perfecta para ti. Las tradicionales mesillas de noche se han reemplazado por dos mini estanterías simétricas diseño de Carpintería Juan Merino.

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Una librería clásica

Con una zona de armarios, una pequeña balda extraíble para dejar los libros y una parte acristalada con baldas, esta librería de Becara es  completa y decorativa por sí sola. Al ser gris, destaca en un distribuidor dominado por un luminoso beige. 

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¿Librería o armario?

¡Ambos! Es una manera original y decorativa de guardar tus libros. Además, es muy práctico porque basta con cerrar el mueble para que los libros "desaparezcan" de la vista y el conjunto del salón se vea más ordenado. Armario, similar en Antic Centre.

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Un baño de lectura

¿Acaso hay placer más relajante que combinar un baño con tu lectura preferida? Esto es lo que debieron pensar los propietarios de este baño que aprovecharon la bañera exenta para "forrarla" con una estructura que integra baldas para tener a mano los libros.

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A modo de hornacinas

La decoradora Carolina Juanes ha aprovechado el espacio entre el desnivel del techo y la pared con tres mini librerías a modo de hornacina. De la misma madera de las paredes, se integran en la decoración y permiten llegar a los libros desde la cama. 

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Una pieza con carácter

La decoración casi minimalista de este salón precisaba de una pieza especial que vistiera por sí sola toda una pared. Y esta original estantería de hierro negro y con un diseño de escalera es perfecta. Está a la venta en Cráquel.

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Ahora me ves, ahora no ves

Esta librería de hierro con dos módulos simétricos es tan discreta que prácticamente pasa desapercibida. Integrada en un entrante de la pared, sirve de apoyo extra para la zona de estudio. Es un diseño de Jeanette Trensig.

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A medida en el office

¿El hueco entre la alacena y la ventana? ¡Perfecto para habilitar una librería donde tener a mano tus manuales de cocina. Aquí, para que fuera más ligera y se integrara mejor en el espacio decorado con papel pintado, se ha prescindido de trasera.

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Una columna de libros

Es una opción discreta –los libros ocultan la estructura de la librería–, que apenas ocupa espacio y lo mejor de todo, es sorprendentemente capaz. Un diseño de unos 200 cm de altura puede albergar más de 70 libros en horizontal.

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Para exhibir tu colección

 Hay volúmenes que con su presencia pueden vestir una pared como si de una obra de arte se tratara. Solo necesitas unas pocas baldas, como aquí. Elígelas a juego con la pared para que todo el protagonismo recaiga en los libros.

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¿Me cuentas un cuento?

Si tienes peques, es probable que este sea el ritual de cada noche. Para tener sus cuentos preferidos siempre a mano la decoradora Laura Ehlis ha habilitado en la estructura de las camas unas baldas. Así, pueden guardar los cuentos ellas mismas sin salir de la cama.

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Exenta y versátil

Y decorativa Y es que su diseño de baldas asimétrico le imprime un aire informal. Junto al diván, es perfecta para tener al alcance de la mano y sin tener quelevantarse los libros. Lacada en blanco, se integra como un guante a la decoración.

No te engañes. Eso de tener los libros amontonados en columnas colonizando cada rincón libre de casa solo queda bien en las pelis. En la vida real es poco práctico y un auténtico caos. Así que si los libros empiezan a comerse tu espacio vital, quizás ha llegado el momento de poner orden y reservarles un sitio. Solo para ellos.

¿Que no tienes espacio para tanta lectura? Quizás valdría la pena hacer un inventario de tu colección de libros y seleccionar los que realmente quieres conservar. Siempre puedes regalar los que te sobran a amigos. Si existen las reuniones de tupperware o de crochet, ¿por qué no instaurar una con tus colegas más bibliófilos? También puedes donarlos (hay ONGs que recogen libros) o incluso sacarte unos dinerillos extras vendiéndolos en mercadillos o en tiendas especializadas.

Una vez te hayas quedado con los ejemplares que realmente quieres conservar, piensa cómo te gustaría guardarlos. ¿A la vista? Una librería o unas baldas serán tu mejor opción. Aunque tengas poco espacio, seguro que puedes arañar unos centímetros por aquí y otros por allá...