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1.

Lluvia de rosas

 Un rosal a modo de enredadera, mira qué efecto produce. Bestial. Estas son rosas Sanateur La Follette.

2.

Bajo un árbol

¿Qué hay de más gustoso? Mesa y sillas, de Merc&Cia. Silla de hierro y mantel, de India & Pacific. 

3.

Da libertad

Si las plantas crecen a sus anchas, el efecto es más salvaje pero a la vez más acogedor. Y si tienes una alberca, como aquí, multiplicarás la sensación. Paisajismo por Jesús Ibáñez.

4.

La buganvilla nunca falla

 Da color y crece tanto como para, en poco tiempo, ofrecer paredes vestidas y cielos de flores fucsias. 

5.

Un comedor de verano

Bajo un cenador recuperado con una mesa de herencia familiar, sillas de Adaleya y lámpara de techo tipo farol, en Blanc de Provence. 

6.

Un jardín privado

Con distintas macetas, pero todas de materiales naturales. Diseñado por el paisajista Eduardo Borés. 

7.

Junto a la fuente

El borboteo relaja y en un espacio tan pequeño como este, crea un rincón 100% de calma. Mesa y sillas, de Coton et Bois. De Elena Jiménez. 

8.

Romántico y oculto

Un edredón a flores y unos cuantos cojines pueden conseguir que un banco perdido acabe siendo un rincón inolvidable. 

9.

Con romántico aire decadente

Arbustos de distintas alturas, paredes de piedra desconchadas, muebles de hierro y suelo de piedras de río mezcladas con hojas. La combinación es mágica. Mesa y sillas de hierro, en Beardsley. De Antonio Pérez Mani.

10.

Qué simple y qué bonito

 Un tablón recuperado puede convertirse en un banco lleno de color con una colchoneta de Filocolore, cojines de La Maison y manta de crochet, de Vaya Tela. 

11.

En este oasis...

nadie te molesta En un patio interior, cama francesa de hierro y butaca, de Carina Casanova. Puf, en Els Encants. 

12.

Bajo un cielo verde

Las glicinas consiguen espacios tan escondidos como este, proyectado por la paisajista Francesca Mineo. Las sillas son de hierro forjado. Mantel amarillo de Calma House y cojín, de La Maison.

13.

Mezcla de materiales

 Crea rincones personales como el de este jardín que pertenece a un antiguo granero. Las tumbonas son de madera y los pufs, de tela y fibras. 

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Un receso en el camino

Sobre un suelo de piedras pequeñas, un conjunto de forja blanca queda perfecto. Los textiles le dan comodidad y envolverlo con plantas de distintos tamaños y flores de diferentes colores, le aporta encanto campestre. 

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Enrédate

Una enredadera en una fachada genera sensación de cobijo en el exterior más sencillo. Mesa y sillas de El Corte Inglés. Manta de Lexington. De Carolina Verdugo.  

¿Qué? ¿También los oyes? ¿Oyes los pájaros? Entonces te ha pasado lo que a nosotros. Que la imagen que abre este artículo te ha transportado directamente a un rincón mágico, íntimo, escondido... un paraíso delicioso que solo conocen unos pocos. Y no tiene por qué encontrarse en la Polinesia o en las Seychelles. De hecho, puedes llegar a encontrarlo muy cerca de ti...

El abrazo verde

Los paraísos tienen algo en común: naturaleza. Pueden tener forma de pequeño espacio rodeado de árboles de grandes troncos y ramas bajas. O incluso de rincón de terraza cubierto por una marquesina cubierta con enredadera.

Es decir, conseguir un trocito de intimidad en el exterior, requiere de plantas. Según el espacio de que dispongas, tendrás más o menos opciones. Aquí, una pequeña selección de algunos "verdes" perfectos.

  • De mucha hoja: helechos, hiedra, anturio, castaño de guinea...
  • Para vestir cubiertas: jazmín, buganvilla, glicina...
  • Árboles que dan buenas sombras: acacias, ficus, robles...

Toma asiento

Un paraíso íntimo siempre tiene un lugar donde sentarte o estirarte y desconectar del resto del mundo. Los más encantadores huyen de mobiliario actual. Las piezas de forja, las mesitas de sobre de mármol y pie de hierro o los bancos de madera recuperada, son las piezas que mejor encajan.

Y para darles más confort, no pueden faltar los cojines o los plaids de algodón. Una fórmula sencilla para dar color y personalidad a tu rincón.

Deja que envejezca bien

El paso del tiempo, lejos de ser un problema, es un aliado de estos espacios. Permite que la hierba crezca, que las plantas busquen su espacio, que la madera se desgaste (si hay elementos metálicos, protégelos de la humedad)... No hasta que sea una selva infranqueable, pero sí para que adquieran ese punto "decadente" que les aporta romanticismo.

Dónde no existe...

¡Créalo! En tu terraza o balcón puedes diseñar un rincón encantador. Necesitas que te "recoja". Coloca plantas de distintas alturas para darle movimiento y profundidad. Si puede ser, mejor en macetas que en jardineras alineadas, que dificultarán poner unas delante de otras para generar esa sensación de profundidad.

¡Ah! Y elige bien las macetas. Todo lo que decore tu rincón, debe tener encanto. Huye del plástico. Opta por los materiales naturales: barro, piedra, madera... Incluso macetas metálicas tipo retro quedarán perfectas.

Escoge plantas de distintos verdes, que cojan volumen y tengan alturas diversas. Te darán frondosidad

Be water my friend...

El sonido del agua relaja. Cierras los ojos y la sensación es prácticamente la misma para todo el mundo. En un nanosegundo ese borboteo se lleva consigo todos los agobios que has ido acumulando a lo largo del día.

Una pequeña alberca, una fuente, una acequia... Puedes crear un rincón todavía más encantador si tienes la opción de hacerlo junto ellos.

No te olvides de las luciérnagas

Nooooo... no te estamos diciendo que te dediques una noche a cazarlas para dejarlas ir en tu paraíso particular. Busca su chispeo luminoso con un gran farolillo o un conjunto de pequeñas luces.

Como lámpara, colgados de ramas, creando un camino, iluminando un pequeño jardín, formando una composición decorativa en el centro de la mesa... Las opciones son muchas y el efecto, siempre es ¡de foto!

Y aquí lo dejamos... ahora te toca a ti mezclar todas estas ideas y la inspiración de las fotos de nuestra galería y que de ello salga tu paraíso particular. A por él.