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1.

Un toque de pintura

Casa Celia Crego

Si algo tenía claro la interiorista Celia Crego es que este ático en As Pontes necesitaba ser mucho más luminoso de cómo era anteriormente. Por ello, mantuvo las ventanas originales de Velux y las laminó, al igual que el techo abuhardillado, con un blanco satinado.

Sofás de propiedad con tapicería de Visual. Cojines y puf de Acevedo. Manta de Zara Home. Mesa de centro de Orquídea y espejo de Foimpex.

2.

Más diáfano

Casa Celia Crego

Asimismo, el otro reto principal fue que este coqueto piso pareciera más grande de lo que en realidad es. Tirando abajo un tabique que había en la cocina se ha conseguido crear un espacio totalmente diáfano.

Sobre la mesa de centro, cuencos y floreros de Sareka. En la mesa auxiliar redonda junto al sofá, de Adaleya, hay un farol de El Corte Inglés. La alfombra es de KP. 

3.

Como nuevo

Casa Celia Crego

De hecho, el comedor antes no existía. Gracias a ese tabique eliminado se ha podido integrarlo junto al salón y la cocina. ¡Sus propietarios están encantados!

Encima de la mesa extensible y las sillas, ambas de Orquídea, hay una lámpara de techo de Acevedo. Bandeja de Zara Home. Jarrón, vajilla y copas de Acevedo. Servilletas de Lino y Algodón.

4.

Acogedora y cálida

Casa Celia Crego

El suelo de roble da uniformidad y aporta muchísima calidez a toda la casa. Aunque el sistema de iluminación se ha mimado hasta el más mínimo detalle, si por algo destaca este ático es por la luz natural de la que puede presumir durante todo el año.

En la isla, cuencos, platos y tablas de cocina de Sareka. Trapos y servilletas de flores de Lino y Algodón.

5.

Ideal para desayunar

Casa Celia Crego

La isla también es nueva, ya que antes sus dueños no disponían del espacio suficiente para tenerla. Lo que sí que se ha mantenido son los muebles bajos de la cocina, aunque la interiorista los ha pintado de blanco para darles un nuevo acabado.

La cocina ha sido diseñada por la propia Celia Crego. Sobre la isla, lámparas de Avecedo, del mismo modo que todas las cestas.

6.

Cabe de todo

Casa Celia Crego

Las paredes de la casa cuentan con un papel pintado en tono piedra, salvo la zona de aguas, que fue pintada en el mismo tono. Además, sus dueños soñaban con disfrutar de más rincones de almacenaje en la cocina. ¿Verdad que en ese sentido Celia ha hecho un gran trabajo?

Encima la balda, cuadros de propiedad y apliques de Almar. Grifo de Tres Grifería. Campana y placa de inducción de Miele.

7.

Marcando la diferencia

Casa Celia Crego

En la habitación infantil, en vez del papel pintado que se puede observar en el resto del piso, la interiorista se decantó por uno en tonos pastel con divertidos dibujos de bicicletas. Encaja a la perfección con el cabecero de lino de la cama y la cálida personalidad de la casa.

Ropa de cama y manta de Zara Home. Escritorio diseñado por Celia Crego con flexo de Acevedo. Papel pintado de Caselio. Mesita de noche de propiedad con florero de Sareka, al igual que los cojines.

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Todo a la vista

Casa Celia Crego

En el baño no se ha pretendido ocultar nada. Todo lo contrario. Al ser pequeño no se ha querido sobrecargarlo con elementos superfluos. La clásica moldura del techo, sin duda, contrasta con la encimera de teca.

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El plano

Casa Celia Crego

Pese a las limitaciones con las que Celia partía inicialmente al tratarse de un piso de 80 metros cuadrados, nos confiesa que si viéramos el antes y el después nos quedaríamos de piedra. "Quienes lo han visto han quedado asombrados porque, aunque pecaba de poco espacioso y oscuro, ahora es completamente diferente", afirma.

De pecar de oscuro y con muy poco almacenaje a presumir de todo lo contrario. El antes y el después de este ático buhardilla de 80 metros cuadrados en As Pontes, A Coruña, lleva la firma de Celia Crego, una interiorista que prima la calidez por encima de todo. Sin ir más lejos, como no podía quitar las ventanas Velux que presiden tanto el salón como el dormitorio, decidió laminar sus bajo cubiertas con un blanco satinado que contrasta con el suelo de roble.

Lo mismo hizo con ese techo abovedado que da tanta personalidad a la vivienda. ¿Supuso un hándicap para ella? "¡Para nada! Estéticamente ha sido gratificante para mí porque da la sensación de estar en una cabañita. Como el almacenamiento lo pensé en horizontal en todas las estancias, y además no hay estanterías para no saturar el ambiente, nunca fue un problema", nos confiesa.

La falta de espacio sí jugó en su contra. De hecho, el comedor, originalmente inexistente, nació una vez tiró abajo los tabiques que mantenían cerrada la cocina. Con esos metros extras ha tenido la posibilidad de incorporar una gran isla y, sobre todo, inundar de luz natural este entorno diáfano.

Las paredes, cubiertas de un papel pintado en tono piedra (a excepción de la zona de aguas, la cual está pintada del mismo color "para que no se dañe con el tiempo"), son las que dan uniformidad al corazón de este coqueto piso. Tal como ella misma apunta, "en esta casa ningún mueble es igual, pero todos se llevan muy bien entre sí. Al encajar diversos estilos todo se enriquece. En mi trabajo predomina un gusto por lo clásico, pero siempre incorporo toques rústicos, afrancesados e industriales porque es lo que realmente me gusta".

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