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La casa que abraza

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"Imagínate acurrucada en el sofá mientras nieva fuera...Pues esa es la sensación que buscábamos", dice la interiorista Bárbara Aurell, de Espacio en Blanco, sobre la transformación de esta cabaña con vocación de refugio en los Pirineos.

2.

Vigas vistas

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El esqueleto original de esta casa en Baqueira es de madera: "Estaba muy apagada y queríamos que volviera a tener luz, que pareciera viva de nuevo. Así que la pulimos para sacarle todo lo mejor de dentro", añade la interiorista.

Sofás retapizados y butaca Mozart de Flexform. Mesas de Catalina House. Alfombra de Cotlin Barcelona y cortinas con tela de Güell-Lamadrid.

3.

Un toque escandinavo

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Al contrario de lo que suele hacerse en muchas reformas, las vigas se mantuvieron originales y no pintadas de blanco. Sin embargo, nos confiesa la interiorista, las entrevigas sí se cubrieron del color de moda para dar más luz sin renunciar a la esencia de la madera.

Sofás de Flexform. Vajillero de Taller de las Indias y lámpara de pie de Santa & Cole, en Avanluce. Mesa auxiliar de Lifra Contract. Candelabros y jarrones, de Muy Mucho.

4.

Cocina abierta

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La cocina es nueva, pero se mantuvo su estructura original, con su barra multiusos que hace de separación con el comedor. Y le dieron un look rústico pero de campo, con unas baldosas cerámicas artesanales en el antepecho de un llamativo azul verdoso.

En la cocina, muebles a medida. Azulejos de Via Cerámica. Tabla de Muy Mucho y trapo de Catalina House. En la mesa, pastelero de madera de Catalina House.

5.

Toques de color

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Si nos fijamos bien en el comedor, el audaz color de los azulejos de la cocina hace juego con la lámpara que hay sobre la mesa y con el evocador cuadro que hay detrás.

Mesa de India & Pacific y sillas de Roda. Textil a modo de mantel de Calma House y lámpara de HK Living, en Avanluce. Boles de Muji y tetera de Habitat.

6.

Papel continuo

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Tanto en el dormitorio infantil como en el principal "comparten el mismo papel vinílico de espiga con efecto textil, pero en dos colores diferentes, y la moqueta de sisal. Esto crea una atmósfera más acogedora y envolvente", comenta Aurell

Papel de Vescom. Fundas nórdicas y mantas de Zara Home. Cuadro y cojín de ski de Cottage Little House. El de oso es de H&M Home.

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Habitación con vistas

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En el dormitorio principal, la lana y la butaca tapizada a cuadros dan un toque inglés, mientras que las lamas de madera de paredes y techo se restauraron y pintaron de blanco.

Papel de Vescom y cabecero con tela de Güell-Lamadrid. Mesita de Taller de las Indias. Ropa de cama de La Maison.

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Cálida madera

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En el mismo dormitorio, los armarios que abren paso al baño no solo se pintaron de blanco. "Además, decidimos cambiar los pomos por unos de cerámica y los herrajes por estos de hierro para preservar ese look de cabaña", prosigue la interiorista.

Armarios originales de la casa restaurados y esmaltados. Butaca de Casual Solutions.

9.

Madera y cerámica

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Las mismas baldosas de la cocina, pero en un blanco empolvado, se usaron en los dos baños. Y, para que no resultaran fríos con tanta cerámica, eligieron una estructura de madera, con el lavamanos encima como un sencillo mueble de campo.

Mueble de Roca. Azulejos de Via Cerámica. En la bañera, puente de madera de Ikea. Alfombra de Zara Home y toallas de Calma House.

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Baño: práctico y fotogénico

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¿Lo mejor? Que si amas esta cabaña de ensueño, puedes alquilarla, ya que la gestiona Feel Free Rentals.

Mueble de Roca, reloj de Muji. Toallas de Calma House y aplique de Anglepoise, en Avanluce. Crema de manos de Meraki.

Tras años sin ir, los propietarios de esta casa en el Pirineo le dieron otra oportunidad. Apagada, cerrada, muy cargada de maderas oscuras y con una mala mezcla setentera. Así era esta casa familiar en Baqueira antes de que la interiorista Bárbara Aurell, de Espacio en Blanco, la transformara en esta acogedora cabaña con vocación de refugio, cuyo alquiler gestiona Feel Free Rentals.

¿El mantra? Modernizar e iluminar, pero manteniendo su esencia. Por eso Bárbara Aurell empezó por recuperar todo lo que pudo de la casa, como la gran chimenea del salón y, por supuesto, la madera. "Nos parecía bonito en una casa de montaña respetar la madera original. A veces, queremos modernizar tanto las cosas que acaban perdiendo la esencia", explica la interiorista.

Conservaron hasta donde fue posible, pero también añadieron toques de tendencia, siempre en sintonía con la esencia de una casa de montaña por ejemplo, en la cocina, donde los azulejos ponen la nota cromática. "Nos gustó la idea de hacer un guiño de color divertido. Y aunque las baldosas son modernas, su estética artesanal nos permitía preservar esta esencia rústica de la casa", concluye Aurell.