¡Vaya tela!

Soy torpe en casa y estas son las 6 cosas que deberías saber antes de vivir con alguien como yo

Lo reconozco, soy una persona torpe, pero a base de repetir una y otra vez los mismos descuidos me he convertido en una auténtica 'surviver' del hogar

Mujer tropezando con la alfombra

¿Te consideras una persona torpe? Entonces, estás en el lugar adecuado.

Canva
Vajilla verde de cerámica con flores y mantel individual blanco de lino, copa de cristal verde y jarra

En nuestras manos, las vajillas son un peligro.

El Mueble
Baño pequeño con espejo redondo

Nos enganchamos muy fácilmente con los pomos de las puertas.

El Mueble

El día que me mudé a un ático abuhardillado, descubrí que tenía superpoderes. Era imposible darse tantos golpes con el techo sin acabar cayendo inconsciente al suelo. Hasta mi novio se planteó regalarme un casco de minero para transitar por las habitaciones (spoiler: le dije que no).

Poco a poco, a base de ir quedándome sin vajilla, de caer en plancha por pisar el suelo recién fregado (por mí), y de averiguar que mi smartphone es tan resistente como anuncian en publicidad, me di cuenta de que más que superpoderes, lo que tengo es una torpeza extrema. ¿Qué le voy a hacer? Es el precio que he de pagar por tener la cabeza en las nubes y vivir en una ensoñación permanente. Pero, tal y como dijo Sun Tzu: ''Conoce a tu enemigo y conócete a ti mismo''. Así que después de repetir una y otra vez los mismos desenlaces (fatales), me he decidido a hacer una recopilación de las 6 cosas que solo nos pasan en casa a las personas torpes, una especie de guía que, probablemente, no te servirá de nada si eres como yo (porque la torpeza es como Pennywise, te persigue de por vida), pero al menos te echarás unas risas.

 

1. No nos llevamos bien con los techos abuhardillados

Como ya he mencionado al comienzo, los techos abuhardillados son el enemigo de las personas torpes. Es como el agua y el aceite, simplemente, no encajan. La única parte medianamente positiva es que si el techo abuhardillado se encuentra en el dormitorio y nos damos el golpe mientras hacemos la cama, al menos caemos a una superficie blandita (y tenemos la excusa perfecta si nos pillan echando una siesta improvisada). En cualquier caso, somos carne de cañón de memes, cuando antes lo admitamos, mejor.

Dormitorio abuhardillado pintado en blanco con butaca rosa

Los dormitorios abuhardillados no son nuestro fuerte.

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2. Enganchamos el cinturón de la bata en todos los pomos

Otra cosa que solo nos pasa a las personas torpes en casa y que, por cierto, da bastante vergüenza cuando hay gente delante, es que solemos enganchar el cinturón de la bata en absolutamente TODOS los pomos de las puertas. Sabes a lo que me refiero, ¿verdad? De eso que vas a salir del baño y de repente sientes como si una fuerza gravitacional te atrapase. En ese momento, te conviertes en una especie de Neo en la Matrix de tu hogar, poniendo a prueba la ergonomía de tu espalda como nunca antes, y cuando vuelves a tu estado natural, tan solo te llevas el recuerdo de un agujero negro en el hueco donde antes se encontraba el cinturón, y una sensación de ridículo in crescendo.

 

3. Odiamos montar muebles

Ni de IKEA ni de Leroy Merlin, el montaje de muebles está terminantemente prohibido para las personas torpes, porque no hay peor tortura para nosotros que colocar y ajustar las bisagras para que las puertas queden rectas y evitar que parezcan sacadas de una escena de Alicia en el país de las maravillas.

Salón ventanas en techo

Los muebles de IKEA son monísimos, pero poco aptos para torpes.

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4. Somos como malabaristas principiantes con las vajillas

Quien dice vajillas, dice cualquier objeto frágil que tengamos entre las manos, porque es muy posible que más temprano que tarde termine en el suelo hecho añicos. Esto significa que debemos olvidarnos de gastar nuestro dinero en costosas vajillas de porcelana. Nos guste o no, estamos hechos para los platos de cartón (aunque sí vienen con tarta de cumpleaños, ni tan mal).

 

5. Necesitamos carteles de ¡CUIDADO! en el suelo mojado

Aunque lo hayamos fregado nosotros mismos, sentimos una atracción natural por el suelo mojado. No podemos evitarlo, es pasar la fregona y a los dos minutos lanzarnos a la superficie como si de una piscina olímpica se tratase. De ahí la necesidad de hacernos con un montón de carteles de ¡CUIDADO! para cercar el área. Toda precaución es poca cuando hablamos de torpeza...

Mujer con fregona

Fregar el suelo puede ser una tarea de alto riesgo.

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6. Los escalones de cocina no funcionan con nosotros

Los taburetes tipo escalón que el común de los mortales utilizan para alcanzar las zonas más altas de los armarios, no sirven para las personas torpes, y puedo dar fe de ello. En el momento en que me subo a uno de estos muebles (aunque la cosa es mucho peor con las típicas escaleras de aluminio) mis piernas comienzan a temblar como si tuviera quince años y acabara de ver a mi cantante favorito, lo que se traduce en una caída asegurada.

Rincón con taburete BEKVAM de IKEA

¡Este tipo de taburetes nos hacen tambalear!

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Aparte de estas 6 situaciones, las personas torpes nos enfrentamos a infinitas dificultades diarias, por suerte, ¡no estamos solos en nuestra batalla!