No te asustes. Para llevar a cabo las cuatro ideas que te proponemos no es necesario ser un experto en manualidades ni tener un arsenal de utensilios y productos variados en casa. La fórmula del éxito es sencilla: una pizca de dedicación, un poco de paciencia por si a la primera no sale y buenas dosis de ilusión. El resto es coser y cantar. ¿Te animas?
La belleza de unas puertas antiguas
Para tener un cabecero como este la clave es dar con la pieza que dé el toque de estilo que buscas. Elígela en proporción al tamaño de tu cama y la altura del techo. Si tu dormitorio es pequeño, puedes usar unas contraventanas. ¿Cómo sujetarlas? Lo ideal es que no tengas que taladrar la pared. Puedes usar un adhesivo especial para sujetar que no precisa clavos. Basta con aplicarlo en todo el contorno de las puertas ¡y listos!
De tela, mullido y colorista
Esta tela imita el punto de cruz pero puedes conseguir un efecto similar con papel pintado. Tienes infinidad de diseños entre los que elegir. Ten en cuenta que solo forras el ancho de la cama, no toda la pared, así sale más económico. ¿Qué efecto buscas? Una tela estampada a todo color dará vitalidad a tu dormitorio y un diseño con rayas verticales elevará visualmente el techo. Piensa si necesitas color, luz o espacio y elige el modelo de tela o papel más adecuado a tus gustos y necesitas.
Paso a paso
- Dibuja los límites del cabecero. Usa una cinta de carrocero (este mide 160 x 240 cm). Cúbrelo con una guata y grápala a la pared.
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Coloca la tela cubriendo la guata. Grápala por el perímetro tensando bien la tela para que evitar que haga bolsas.
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El remate final. Clava un listón de madera del mismo tono que la pared en todo el contorno para disimular las grapas.
Artesano, hecho con crochet
Si sabes hacer punto o ganchillo puedes tener un cabecero como este. De trapillo, cuerda, lana... elige el material y el color que mejor se adapte a la decoración de tu dormitorio y a la ropa de cama. Aquí hemos usado un trapillo en tono piedra que combina a la perfección con fibras y textiles en blanco y beige.
Una celosía convertida en cabecero
Su uso original es ser un separador de exterior, pero puedes crear con él un decorativo cabecero ¡en tan solo una mañana! Todo gracias a una mano de pintura de chalk paint que ofrece un acabado a la tiza sin necesidad de decapar ni preparar con antelación la pieza.
La pintura de moda. Aquí hemos elegido un color azul para darle un toque fresco y luminoso al cabecero y un verde salvia para la mesilla. Puedes pintar y aplicar una cera o bien lijar, como aquí, para que el efecto final sea más desgastado.
Paso a paso
- Pinta la celosía con pintura a la tiza, que no necesita imprimación previa, solo que la pieza esté limpia. Antes de terminar, repasa bien todos los huecos.
- Pasa una lija cuando la pieza esté seca. Lo que consigues es que la pintura se “levante” un poco y tenga un efecto envejecido.
- Cuélgala en la pared como si fuera un cuadro. Puedes fijar unas sencillas alcayatas y aprovechar sus huecos para colgarla.