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1. UN RECIBIDOR DESANGELADO

1. UN RECIBIDOR DESANGELADO

Una planta o un ramo de flores de temporada, una foto divertida o que te dé buenos recuerdos, o ese jarrón que encontraste en el rastro y que tanto te gusta. No es necesario que llenes el recibidor, basta con que le des visibilidad a un par de cosas que te hagan sentir bien. Aquí, consola y espejo de Maisons du Monde.

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2. Un color de paredes inadecuado

Basta con una capa de pintura nueva. El color es un gran modulador de las emociones, por lo que a la hora de decidirte por el nuevo tono para el salón, tenlo en cuenta. Si no quieres arriesgarte, apuesta por el blanco –nunca falla– o por tonalidades muy suaves del gris o de los piedra.

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3. Cortinas "comeluz"

Si tus cortinas bloquean la entrada de luz, deshazte ya de ellas, y renuévalas por muy poco dinero. Cada vez son más las firmas de decoración que venden cortinas ya confeccionadas a precios muy competitivos. Aquí te ayudamos a elegir bien las cortinas.

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4. Un salón impersonal

salón pared con cuadros

Si las paredes de tu salón siguen desnudas como el primer día, ¡ponle remedio ya! La pared del sofá suele ser la mejor opción. En cualquier caso, antes de ponerte a agujerear la pared, te recomendamos que hagas una prueba en el suelo con la composición de cuadros que te guste. Es una manera de ver el efecto que tendrá el conjunto una vez colgado.

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5. Un sofá pelado

¡Nada que unos cojines o un plaid no puedan arreglar! Si no quieres ni quedarte corto ni pasarte, ten en mente esta fórmula: coloca un cojín más de las plazas que tiene tu sofá. Es decir, si tu sofá es de 3 plazas, opta por cuatro cojines. Ni más ni menos. Acertarás seguro. Sofás, en Lares Decoración.

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6. Papeles y más papeles

 Si trabajas en casa es probable que los papeles, libretas y material variado de oficina colonicen los rincones más insospechados, creando un clima de constante desorden. Si no quieres que las montañas de documentos coman tu espacio vital, busca soluciones para mantener el orden que se ajusten a tus necesidades. Un book con cajones, un armarito, bandejas clasificadoras... ¡Y adiós al caos! Diseño de Cristina Gamiz.

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7. Toallas con efecto peeling

 Si las toallas de tu baño han dejado de ser mullidas y gustosas para convertirse en algo áspero y rígido –y ni los truquillos de la abuela para devolverles su suavidad original funcionan–, no lo dudes: ha llegado el momento de cambiarlas. ¡Y no hay nostalgia que valga! Tu cutis te lo agradecerá.

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8. Vajilla desparejada

 No te importaba, pero ahora te molesta. Y mucho. ¿Te has cansado de tener una vajilla hecha de retales? ¡Renovarse o morir! Hoy en día, estrenar vajilla es muy fácil ya que puedes contar con un juego de 18 platos por menos de 20 €.

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9. Una cama poco apetecible

 ¿Tu cama no clama "acurrúcate conmigo" con solo poner un pie en el dormitorio? Como ocurre con el sofá, si no quieres que la cama se vea rígida y demasiado mazacote, conviene suavizarla con cojines de diferentes formas y tamaños, plaids y mantas a pie de cama dispuestos de manera informal... 

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10. Ropa "robaespacio"

 Todos hemos sufrido del síndrome "ropa robaespacio" y aunque nos pese, llega un momento que debemos decir basta. De hecho, los expertos del orden sostienen que si no te has puesto una prenda en el último año, no merece la pena seguir guardándola. A menos que tenga un valor sentimental especial... Aprende a tirar y ordenar de verdad ¡y gana felicidad!

Según el hygge, la felicidad está en las pequeñas cosas. ¿Será que la infelicidad también? Un sofá poco acogedor, un color de las paredes equivocado, unas cortinas "come luz"... Hay (pequeñas) cosas que podrían impedir que estuvieras plenamente a gusto en tu casa. Soluciónalas en un abrir y cerrar de ojos, y disfruta de tu hogar como mereces.