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3 salones rústicos: de la montaña a la playa
3 salones rústicos: de la montaña a la playa.
El Mueble
3 salones rústicos: de la montaña a la playa
¿En la montaña o en la playa? ¿Dónde queda mejor un salón rústico? Mira este vídeo y convéncete: ¡lo rústico queda bien siempre, sea donde sea!
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Sofás a medida de Miki Beumala. Mesas de centro de Taller de las Indias. Chimenea recuperada de Mercantic y espejo de Antrazita.
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Piedra, chimenea y lana: combinación ganadora
Este salón rústico es uno de nuestros favoritos: mantiene detalles originales, como la pared de piedra, con restos ennegrecidos del horno de leña que han preservado, aunque inutilizado. La nueva chimenea, de anticuario, está enfrente, y es de madera cubierta con hierro por dentro. Los cojines y la butaca de lana 100% crean un ambiente rústico incomparable.
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Sofás de Home Spirit. Cojines de La Maison, Teixidors y Margarita Ventura.
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Blanco y gris para un salón rústico moderno
Este dúo cromático es el gran acierto de este asombroso salo´n, portada de uno de nuestros números más exitosos. El blanco da ligereza a un chalet forrado de madera y el gris, calidez y descaro a una caban~a alpina y actual. Obra de Isabelle Mattera.
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Sofás, cortinas y mesa de centro, de Cado. Alacena, de Becara, decapada por Jeanette Trensig. Cuadro en la repisa de Little House. Banqueta de Flamant.
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Madera, madera, madera
En este salón, la mayor parte del esfuerzo durante la reforma se dedicó a trabajar la madera. “Todo estaba cubierto de un pino tan tratado que resultaba oscuro, pesado, así que lijamos y barnizamos el techo, pero dejamos alrededor de la chimenea vigas claritas verticales y horizontales decapadas en blanco roto”, nos cuenta Jeanette Trensig, de Cado Interiors, autora de la reforma y la decoración. ¿Nuestro favorito? La banqueta con patas de cornamenta de reno y tapizada con tartán.
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Sofás de IKEA. Mesa auxiliar y cojines de terciopelo de Rue Vintage 74. El de cuadros es de Maisons du Monde y el de rayas de Sacum.
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Un salón rústico con un toque de color
Este salón pertenece a una casa segoviana, cuyo propietario ha restaurado y redecorado con piezas de rastros y mercadillos. ¿Su principal encanto? Las vigas altas, la pared de piedra original, y esa mezcla genial de muebles de madera, contraventanas originales y un sofá y unos cojines llenos de textura.
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Sofás de La Maison, mesa de centro y puff de Sacum. Cojines de rayas de Materia, de flores de Sacum y lisos de Filocolore. La lámpara de pie es de Ikea y la de sobremesa de Biosca & Botey. Chimenea de Pio y papel pintado de cuadros de Gancedo.
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Una pared con papel pintado de cuadros
Este salón es "un poco rústico, sí, pero luminoso, y con un toque campestre y otro industrial, y con un punto inglés...", nos explica la interiorista Cuca Arraut, que ha acertado de lleno con esta mezcla de estilos y con el papel pintado de cuadros. Tiene un toque british que revisa los clásicos ¡que siempre funcionan!
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Sofás de Flexform. Vajillero de Taller de las Indias y lámpara de pie de Santa & Cole, en Avanluce. Mesa auxiliar de Lifra Contract. Candelabros y jarrones, de Muy Mucho.
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El toque del gris para iluminar
Este salón tiene todo lo que imaginamos cuando pensamos en una casita en la montaña: vigas y escalera de madera, un sofá cómodo, una gran mesa de centro, cojines calentitos y una iluminación muy cálida. Las vigas se mantuvieron originales y no pintadas de blanco, como se lleva ahora. Sin embargo, las entrevigas sí se cubrieron del color de moda para dar más luz sin renunciar a la esencia de la madera. El sofá gris da un toque nórdico que ilumina.
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Sofa´s de Joker y mesas de centro disen~o de las interioristas. Mesa auxiliar de Brucs. Todo, en Marina&Co. Butacas de Crearte con lino de Gu¨ell- Lamadrid, igual que los estores.
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Pensado para disfrutar en familia
Este salón es perfecto para cuando la familia se reúne en torno a la. La repisa en torno a esta se convierte en asientos extras, las butacas se usan más y la mesa de centro se divide en dos para llevarla donde la necesites: "Es el elemento más especial del salón", explican las decoradoras Marina&Co, decoradoras de esta casa en el Pirineo. Nos encanta su contraste rústico y actual.
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Banco de hierro, sofá, butaca, puff y cestos, de Cado. Mesas de centro, de Mercader de Venecia. Alfombra, de Papiol.
El Mueble
Una conexión abierta
El techo y la ventana de madera junto con las paredes verde oliva crean una conexión hacia el exterior, pero además se disminuye también el efecto pasillo. El banco corrido bajo la ventana enmarca el conjunto, confiriéndole unidad.
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Sofás de El Taller de las Indias. Butaca antigua tapizada con tela de Gancedo. Cojines de Deco&Living. Manta y jarrón de Zara Home, lámpara de Becara.
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Un salón rústico que deja los muros a la vista
Las vigas y los muros de piedra originales han quedado a la vista en esta preciosa casa asturiana. Para darle un toque actual, los sofás tienen fundas de lino en un tono blanco roto, una alfombra de fibras y una mesita de centro blanca y ligera. ¿El último toque? El de la planta gigante, una Strelitzia Nicolai, que da frescura al ambiente.
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Butaca, de Crearte. Mesa de centro y lámpara de madera, de Alto Interiorismo. La de pie, de Marset. Alfombra, de BSB. Cojines y plaid, de La Maison en Maison de Vacances. El blanco, de Govou fabrics. Auxiliares, de Alto Interiorismo. Alfombra de yute, de BSB. Cuadros, de Claudia Valsells.
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Un salón rústico con toques urbanos
En este salón de una casa de montaña hay pocos detalles, pero bien elegidos. La chimenea es uno de ellos. “Nos encantan las librerías porque crean ambiente, pero aquí no teníamos dónde ponerlas, por eso aprovechamos los laterales de la chimenea con unas hornacinas para colocar cuatro libros y dar calidez a ese gran bloque blanco”, nos explican los arquitectos de Alto Interiorismo, autores de la reforma.
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Sofá, diseño de Lara Vallés. Mesas de troncos, en Mercantic. Pieles, de Ikea. Alfombra, en Gra.
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Madera, gris, plaids y alfombras
O también conocida como la combinación del éxito en esta cálida y acogedora cabaña de montaña. Y, colocado bajo los enormes ventanales, el sofá en forma de “U” se funde con el gris y el verde de los árboles.
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Sofa´s de Tapizados las Heras. Alfombra y mesa de centro traídas de Marruecos. Mesita auxiliar de Mestizo Store.
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Un salón rústico lleno de luz
Este salón rústico está lleno de luz gracias a su techo y sus vigas pintadas de blanco. Abierto al comedor, se planificó con dos sofás amplios y confortables donde poder reunirse sin estrecheces. ¿Uno de sus detalles más especiales? La mesa de centro, hecha de fibras naturales.
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Sofás, butacas y mesa de centro, diseño de Marina&Co.
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Un rústico contemporáneo
Los materiales esenciales del estilo rústico –madera, piedra y fibras naturales– se dan cita en este salón con vistas al Pirireno. Pero con una estética más actual, ligera y luminosa. Inclusive la chimenea: en vez de una tradicional chimenea de piedra con gran embocadura se ha optado por una pieza de hierro casi escultórica.
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Sofá con chaise longue, de Manuel Larraga con tela de Andrew Martin, como las butacas, de Crearte. Mesa de centro, de Chehoma. Lámpara de pie, en Carmen Caubet.
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Abuhardillado y con grandes ventanales
La clave de este salón está en la luz que entra por el enorme ventanal, con vistas al Pirineo, y el juego que crea la combinación de cortinas y estores. Esta solución convierte a la luz natural en protagonista. El contrapunto lo crean el par de butacas y los pequeños detalles en rojos y tonos rosados.
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Sofás y alfombra, de M&P Archidesign. Mesa de centro y butaca, diseño de Jean Pierre Martel.
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¿Techos bajos? ¡Que viva el blanco!
Gracias al blanco de paredes, tapicerías e incluso de la chimenea, en este salón rústico reina la luminosidad. A veces, las maderas al natural tienden a oscurecer los espacios. Y, si los techos son bajos, esa sensación aumenta.
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Mesa de centro, de Chalet des Pins. Alfombra, en Gra.
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Velas y mantas para las tardes frías
Los atardeceres desde esta ventana tienen que ser increíbles. Pero mucho más si iluminas el salón con unas velas bajo la ventana o las mesas auxiliares. Como resultado: un ambiente muy acogedor que se ve acentuado gracias a plaids y cojines en tejidos extra suaves y agradables al tacto.
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Sofá de Fama y mesa de centro de Brucs. Cojines de Teixidors, jarrón verde de Mercader de Venecia y alfombra procedente de KP.
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Aire nórdico
Paredes en blanco, vigas con una pátina blanquecina, un parquet de un tono muy clarito, textiles naturales de texturas abrigadas, acabados decapados... Cuesta de creer que este refugio esté en los Pirineos y no en un pueblecito de Noruega.
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Sofá, butaca y mesa, de centro de Becara. Lámpara de pie, en Muebles Pardo.
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Vigas en madera y blancas
Este coqueto salón rústico gana amplitud gracias a que se decidió pintar techo y paredes de blanco. Y las vigas en madera natural incrementan, junto al suelo de barro, esa atmósfera rústica.
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Sofá, butaca y mesa, de centro de Becara. Lámpara de pie, en Muebles Pardo.
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Rústico con olor a primavera
Paredes en blanco, vigas con una pátina blanquecina, un parquet de un tono muy clarito, textiles naturales de texturas abrigadas, acabados decapados... Cuesta de creer que este refugio esté en los Pirineos y no en un pueblecito de Noruega.
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Mesas, de Cado.
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Esencia alpina
La madera y las vistas son los protagonistas de este pequeño salón que parece abrirse paso entre los abetos el exterior. Con el fin de arropar el ambiente pero sin "ahogarlo", se han combinado dos tonos de madera: uno más intenso y rojizo para la estructura de vigas y otro más suave, de roble, para el suelo, que compensa el "peso" del techo.
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Sofá, modelo Cool, de Frajumar. Mesa de centro, en Brucs. Puff, en Miv Interiores. Butaca con telas de La Maison, en PortobelloStreet.
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Con vistas a la piedra
Esencia rústica por los cuatro costados. La madera se exhibe como principal protagonista en este salón. En las vigas, el suelo y hasta en la pared. ¡Pero también en los muebles auxiliares! Y añadiendo un contrapunto más contemporáneo, el espejo sobre la chimenea y el sofá.
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Sofá, modelo Hypnos. Butaca, en A loja do gato preto. Mesa de centro, en Luderna Design.
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¿Vigas o troncos?
¡Pues las dos cosas! ¿Acaso hay mejor manera para conseguir esa calidez que da la madera que con troncos en su estado más natural? Y, para fomentar la luminosidad, no solo grandes ventanas, también ayuda el contraste de la madera con la blancura de las paredes.
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Salón rústico con chimenea de madera y techos abuhardillados de madera.
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El rústico más luminoso
Este refugio de montaña sorprende por la luminosidad de su salón sin que con ello se pierda un ápice de calidez y sensación de recogimiento. ¿Cómo se logró? La viguería de madera de pino se tiñó suavemente de blanco y para el suelo se optó por una tarima de roble claro, con barniz ultramate que da un aspecto más natural y rústico.
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Sofá, butaca y reposapiés de ratán, en Becara. Espejo, en El Trastero de Macarena.
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Equilibrada mezcla de estilos
Vigas de madera, una gran chimenea como los hogares de antaño, una butaca de ratán, cestos de mimbre nuevos y recuperados, lámparas de un anticuario holandés, mesitas auxiliares de vidrio... Y paredes en un cálido y luminoso blanco empolvado. Este salón es un mix de estilos... ¡que funciona!
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Sofás, de Miki Beumala. Cojines, en Matèria. Mesa de centro, de Merc&Cia. Chimenea, de Pia. Alfombra, en Gra.
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Suelo y techo en madera en bruto
Rústico con un aire actual, así es este salón en el que suelo y techo son de madera en bruto. Sí, de esa que deja sentir sus nudos e irregularidades al simple tacto. Esta peculiar textura contrasta con el estilo más contemporáneo de los sofás y la chimenea.
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Sofá, de Frajumar. Mesa de centro, de Integra. Puffs, de Andrea House. Alfombra, de Gra.
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Una cabaña de madera
En este caso, se ha empleado pino que se ha teñido en tono castaño como guiño a las construcciones tradicionales y, a la vez, para darle un plus de calidez a un salón prácticamente acristalado. Los textiles, de texturas abrigadas, envuelven el espacio y lo hacen más acogedor si cabe.
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Butaca de Roche Bobois, espejo y alfombra, en Meridiana.
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Vivir en un antiguo molino de arroz
¿Quién lo ha visto quién lo ve? Este salón, con paredes encaladas y de piedra vista y suelo recuperado, respira una luminosa autenticidad.
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Sofá, modelo EKTORP, y cortinas, de IKEA. Mesa de centro, en Brucs. Espejo, de Maisons du Monde.
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Rompiendo tópicos
Lejos queda aquella máxima que sostenía que el estilo rústico era indicado solo para ambientes amplios. Prueba de ello es este salón, que respira una atmósfera rústica... pero renovada. Una de las claves del éxito es la elección de un gris empolvado, algo desvaído, para las paredes y las vigas, que da claridad y sensación de amplitud así como un look muy actual.
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Sofá tapizado con tela Güell Lamadrid, mesa de centro y alfombra, en Sacum. Sillas butterflyen Linum.
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Un rústico industrial
Sí, sí, rústico e industrial. La chimenea de hierro, la estructura de vigas de madera pintadas en un gris que simula el hormigón y la mesa de centro con sobre de madera y ruedas recuperadas tipo ferrocarril son el guiño industrial.
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Sofá de Gustavo Carrasco para Home Deco y mesa de centro, en India & Pacific.
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Muy acogedor
Las paredes en un suave ocre, el techo con vigas de madera y la gran chimenea con embocadura de piedra crean una atmósfera abrigada y confortable.
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Salón con paredes de piedra, chimenea, sofás beige y gran ventanal.
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Beber de la tradición
Todo lo que se ve en este salón es de nueva construcción –desde la pared de piedra hasta el techo de vigas o el suelo de barro–, pero aún así, transmite la autencidad del estilo rústico más tradicional. La elección del mobiliario, que combina piezas antiguas, de herencia familiar y compradas en mercadillos y desembalajes con otras más actuales refuerza este feeling.
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Salón rústico con piedra en la parte superior de las paredes y vigas de madera.
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Un rústico muy urbano
Las vigas recuperadas y la pared de piedra y ladrillo vista dan a este piso un aire rústico pero sin renunciar su esencia urbana. Precisamente el mobiliario, funcional y de líneas depuradas, contribuye a reforzar su naturaleza urbanita.
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Sofás, de Fama. Mesa de centro, de Brucs. Puff de rafia, de Cheloma. Alfombra, de KP. Lámpara de pie, de Maisons du Monde. Butaca Ekero, de Ikea.
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Rústico también la ciudad
En este apartamento abuhardillado se optó por ofrecer un toque rústico: la madera de techos y suelos, la piedra de la chimenea y un apetecible sofá. El punto moderno lo pone la elección de la paleta de colores: grises y amarillos.
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Salón abuhardillado de estilo rústico con sofás enfrentados blancos.
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Acogedor y luminoso
La clave del éxito de este salón es el equilibrio. Por un lado, la madera oscura de las vigas y del suelo lo hacen envolvente y acogedor, y por el otro, las paredes y los sofás en blanco lo hacen coqueto y luminoso. ¡Combinación ganadora!
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Salón con techos altos abuhardillados, pared de piedra y chimenea moderna.
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Tradición puesta al día
Quién diría que este salón era antes una antigua caballeriza. De sus orígenes rurales se consevaron las paredes de piedra y aunque el suelo es nuevo, se optó por un pavimento como los de antes, una toba, pero más clara para compensar el peso de la piedra. La gran chimenea de hierro y las baldas a juego dan un matiz industrial al conjunto.
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Sofá de Frajumar. Mesa de centro, de Dröm Living. Puff, en Matèria. Alfombra, de Benutta.
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Tu refugio en la montaña
En esta casa de montaña dan ganas de no salir. La luz entra a raudales y la atrapa la madera, que, aunque oscura, transmite muchísima calidez. Es, sin duda, para pasarse las tardes junto a la chimenea.
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Salón con pared y chimenea de piedra.
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Recuperar el pasado
En las paredes, piedra de Pals recuperada de derribos, el tradicional barro cocido en el suelo, vigas de cemento pintadas a la cal y las paredes que no tienen piedra vista se pintaron espolvoreadas a mano con esponja. Todo para dar un aspecto auténtico y tradicional a un salón que, antes de la rehabilitación, ya sumaba tres siglos de historia.
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Sofá, de Carolina de Juanes. Librería a medida, de Ventura Studio. Mesa de centro, en Batavia.
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El centro de todas las miradas
En este salón todo gira en torno a la chimenea: es el punto focal y donde, inevitablemente, se posan nuestros ojos. La piedra crea un contraste muy atractivo con el blanco de las paredes y la escalera, sin prescindir de ese sabor a monte y campo.
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Sofás diseñados por Ana Galofré y realizados por Miki Beumala con tela de Güell-Lamadrid.
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La fuerza de la pizarra
Fíjate en la combinación entre la pared de pizarra y la magnética blancura de los muebles que decoran este salón. La piedra natural es uno de los elementos más empleados en casas de campo: aísla del calor y protege del frío. ¿Quién da más?
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Salón con sofá con funda de algodón y alfombra de fibra.
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Sin perder la tradición
No hace falta mucho para respirar ese aroma a campo en esta coqueta casita de L’Empordà. ¡Y más con unos techos abovedados en ladrillo de barro como esos! En el resto, la clave está en la luminosidad y el uso de varias tonalidades de blanco.
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Sofá, de Miki Beumala. Mesa de centro y espejo, en Taller de las Indias. Butacas y alfombra, en Kave Home.
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Barro, ladrillo y piedra: el combo ganador
Este salón destaca sobre el resto por su característico techo abovedado. Después, barro, piedra y ladrillo se caldean con los textiles. El resultado es arrebatador.
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Sofás, mesa de centro y alfombra, en Dimoni Gros Interiors. Butaca, en Coton et Bois. Lámpara de techo, de Ferros D'Art Cadenas.
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Rústico en su versión más campestre
Paredes de piedra, techos y suelos de madera y una decoración muy campestre que contrasta con la lámpara de araña que cuelga del techo y la mesa de corte industrial que preside la zona de estar.
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Mesa de centro y sillas, en Brucs. Alfombra y lámpara, de pie de Ikea. Lámparas de mimbre, en Maisons du Monde.
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Dos zonas, unas vistas
Este salón rústico comparte espacio y vistas con el comedor. La oscuridad de la madera del techo contrasta con el tono elegido para el suelo, más claro y que suaviza el efecto. Los detalles industriales, como la mesa o las sillas, aportan carácter.
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Sofás, mesa de centro, mesas auxiliares, lámpara de pie y alfombra en Mujica Interiorismo.
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Rústico actualizado
Para esta pareja de urbanitas que decidió irse a vivir al campo, convertir su salón rústico en un espacio contemporáneo. La clave, la inmaculada chimenea de microcemento.
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Sofá, en Isabel Ríos.
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Pavimento de toba a dos niveles
En esta casa de montaña, el suelo funciona como elemento conductor entre el salón y el comedor, a diferentes niveles. Similar al pavimento de barro, el de toba ofrecen también un ambiente cálido y fresco al mismo tiempo.
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Sofá y mesa de centro, de Cado.
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Paredes puras
Y es que no necesita nada más. En sí misma, esta pared de piedra es de lo más decorativa. Para adornos, los de la mesa de centro.
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Puff gris, de Matèria. Alfombra, de Gra. Lámpara de sobremesa, de Sacum. Pavimento de pizarra.
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La esencia de lo natural
Los tonos tierra aportan calidez y la gran ventana corredera crea una conexión con el exterior apenas perceptible. Sobresalen las sillas, con respaldo de rejilla, y el sobre de la mesa, en madera tallada.
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Mesitas, librería y lámparas, de Becara. Butacas y banqueta, de Hanbel.
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Mezcla y vencerás
En esta antigua masía se optó por recuperar los antiguos muros de piedra y reconstruir el techo y vigas de madera. Y en el salón, sus dueños, han combinado distintos estilos para llevar su toque personal.
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Sofá y butaca, de Venta-Única. Mesa de centro, de Vicenç Torrent. Mesas auxiliares redondas, en Disseny Cerdanya.
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Mezcla de texturas
Las texturas de este salón conviven al igual que lo hacen en la naturaleza. La piedra del exterior y la madera el interior se unen en un atrevido tándem. Y crean un universo único para esa kilim, el enorme y confortable sofá y la gigante mesa de centro.
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Sofá, de tapicería Caònata con tele de Güell-Lamadrid. Mesas de centro, en Mercader de Venecia.
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Color para dar aún más calidez
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Sofás, de Ikea.
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Blancura y piezas recuperadas
En este salón de montaña se ha apostado por fomentar la luminosidad pintando las vigas del techo de blanco y eligiendo una tapicería color hueso para los sofás. La mesa recuperada y un antiguo espejo sobre la chimenea añaden el punto más personal.
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Sofá, de tapicería Caponata con tela de La Maison. Butaca y banqueta, en Merc&CIA. Mesa de centro, de Brucs. Lámpara de pie, en Cottage Little House.
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Chimenea por los dos lados
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Sofás y mesas de centro, de Thomas Carstens. Cortinas de lino, de H&M. Alfombra, de La Maison.
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Con chimenea de obra y muy luminoso
La chimenea integrada de la pared, dando la sensación de salir de ella, es el punto fuerte de este salón. Su luminosidad se ve acentuada gracias al tono beige de los sofás y el contrapunto naranja de los cojines y las flores.
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Sofás, mesa de centro, estantería y cortinas de lino, en India&Pacific. Chimenea, modelo Mila de Dae. Alfombra, en Gra Bcn.
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Sencillez y techos recuperados
Porque con la personalidad de las vigas y el techado de madera es suficiente para crear una super atmósfera cálida. La sencillez de la chimenea, de metal, y los toques de color, en la estantería y los textiles, crean el punto de inflexión.
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Sofá, diseño de Patricia Pratmarsó, tapizado con lino de Güell-Lamadrid. Butaca y velador, de India&Pacific. Lámpara de pie, de Ikea.
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Rústico modernista
En este salón de montaña predominantemente blanco no se prescinde de detalles únicos de la decoración rústica. La alfombra de piel y las mesas de centro de troncos, las vigas de madera… Un cuidado al detalle.
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Sofás y chaise longue de Maisons du Monde, mesa de centro y auxiliar de Coton et Bois.
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Contemporaneidad y fibras naturales
Un salón rústico también puede ser ligero y fresco. Mira el efecto que provocan el puff y los cestos en fibras naturales.
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Pareja de butacas tapizadas y cómoda francesa restaurada. Todo, en Il Coc.
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Abierto y vivido
Este antiguo pajar, cerca de Comillas, ahora presume de casa campo llena de vida. Un ejemplo, este salón conectado con el comedor. Y aun con el paso de los años sigue manteniendo esa rusticidad típica de las casa de esta zona cántabra.
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Sofá y mesa de centro, en India&Pacific.
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Elementos originales
No hay nada que transmita más esa sensación de rústico que los elementos originales de una vivienda de montaña. En este caso, la puerta enmarcada en piedra y la vitrina de obra de la esquina. Simplemente exquisitas.
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Buhardilla con sofás y muebles de salón.
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Buhardilla reconvertida
Para ganar una zona de estar, se transformó esta antigua zona abuhardillada en un coqueto salón con tintes rústicos. Gracias a las tonalidades claras tanto de paredes como techos, la escasa luz que se filtra por el ventanuco se multiplica.
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Sofás, en Mec Inmobiliari. Mesa de centro, de Merc&Cia. Butaca y lámpara de pie, en Deco&Co.
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Los colores del monte
El tono arenoso de los caminos, el gris parduzco de la pizarra y las esporádicas, aunque frondosas, matas de lavanda. En este salón rústico se respira mucho campo, de ese de trigo y azada.