Vivir en un piso pequeño, no tiene por qué ser sinónimo de hogar incómodo o poco funcional. De hecho, la evolución en el mundo del interiorismo nos ha abierto las puertas a vivir en hogares de reducidas dimensiones, pero adaptados a todas las comodidades que podamos requerir (incluso mucho más). Así, la arquitecta Julia Coy, nos lo explica con claridad en uno de sus vídeos en TikTok partiendo de la base de uno de sus proyectos, donde afirma que la distribución es la clave.
Según la profesional, cuando se trata de encajar un salón, un comedor, una cocina y tres dormitorios en una vivienda de 75 metros cuadrados, por ejemplo, el primer paso es eliminar al máximo los pasillos y el distribuidor. En este tipo de pisos, el pasillo es el gran enemigo del espacio útil. Es una zona de tránsito que solo sirve para conectar, pero que no aporta nada a nivel de vida. "Por eso, siempre que sea posible, hay que intentar reducirlo o eliminarlo", explica Julia.
Eliminar pasillos y abrir espacios: el secreto del aprovechamiento
Su propuesta pasa por diseñar distribuciones más abiertas, donde el espacio fluya y cada metro se aproveche para vivir, no para caminar entre estancias. En el piso que nos muestra, la arquitecta plantea unir el salón y la cocina en un mismo espacio diáfano. Este recurso no solo permite ganar metros visuales, sino que también genera una mayor sensación de amplitud y luminosidad. Además, recomienda orientar las vistas hacia la fachada exterior siempre que sea posible, para potenciar la entrada de luz natural y crear un ambiente más agradable.
Organizar la zona de día y noche, otra clave importante

@juliacoyarquitectura
Otro punto que conviene revisar es la distribución de la zona de día y la zona de noche. Según explica, es fundamental respetar las bajantes del edificio, que condicionan la ubicación de los baños y la cocina, así como prestar atención a las vigas descolgadas, que pueden integrarse en la distribución si se tratan de forma inteligente.
En este caso, la arquitecta diseña un pequeño pasillo, pero lo integra con la misma materialidad que la cocina, de manera que queda visualmente oculto y no interrumpe la continuidad del espacio. Así, el tránsito se convierte casi en un rincón decorativo más que en un pasillo al uso.
Dormitorio principal con almacenaje y baño semiabierto

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Sumado a este reto, se encontraba el diseñar un dormitorio principal con la máxima capacidad de almacenaje posible. De nuevo, la arquitecta resuelve este desafío, creando dos bandas de armario a ambos lados de la estancia, aprovechando cada centímetro y garantizando espacio suficiente para guardar ropa y otros enseres.
Además, propone unir parcialmente el dormitorio y el baño, creando una conexión semiabierta que permite que ambos espacios respiren como uno solo, aumentando la sensación de amplitud. La separación entre ambos ambientes se resuelve con un mueble tipo zapatero, que actúa como elemento divisor y de apoyo al mismo tiempo. Este tipo de distribución responde a una tendencia cada vez más popular: eliminar tabiques innecesarios y apostar por espacios conectados, multifuncionales y bien iluminados.
En definitiva, Julia Coy demuestra que vivir en un piso pequeño no significa vivir en un espacio limitado. Con soluciones bien pensadas, materiales continuos y una distribución eficiente, es posible crear hogares que parezcan mucho más grandes de lo que marcan los planos. Y, sobre todo, hogares que se disfrutan desde cada metro cuadrado.
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