74 súper salones que necesitas copiar hoy mismo

Cuando se tiene una maravilla de techo en el salón, como este con molduras y rosetones clásicos, el mobiliario ha de ser sencillo y moderno para contrarrestar. La interiorista Sandra Vergara lo ha equipado con dos sofás blancos enfrentados, una mesa de madera y dos pufs en gris.

Si tu salón tiene unas vistas bonitas, ¡aprovéchalas con grandes ventanales! Eso sí, instala unos estores claritos que tamicen la luz. Y si su planta es larga y estrecha, coloca dos sofás en L, como hizo aquí la decoradora Asun Antó. Madera y fibra aportan calidez. 

Sí, ya sabemos que los salones nórdicos están de moda pero tú quieres ir más allá y darle tu toque especial. Apuesta por un espacio neutro decorado con una estantería abierta, cómodos sofás, mesas de madera y plantas. Asún Antó además ha enriquecido este con molduras en las paredes y un cuadro XL que llama la atención.

Blancos y grises son la mejor paleta de colores para pintar salones. La interiorista Elena Eyre los ha elegido en este salón decorado con una elegante boiserie. Las librerías, antes de madera oscura, han ganado luz y profundidad gracias a los diferentes tonos de gris, color que se ha convertido en hilo conductor del salón.

La columna negra de la izquierda marca la distribución de este salón con estanterías de obra a ambos lados de la chimenea. Marta Prats colocó dos sofás blancos en forma de L, una amplia mesa de madera y una butaca en tono caldera, a juego con los cojines.

¿Te encanta recibir en casa a tus amigas y pasaros toda la tarde charlando? Necesitarás entonces un par de sofás amplios en el salón que puedan servir también de elemento separador del comedor. Remata la zona de asientos con un par de butacas de diseño moderno, como estas elegidas por Lucía Mariñas.

Si decides poner dos sofás en el salón, recuerda que la mesa de centro debe ser lo suficientemente amplia para que todos lleguen a ella. En este espacio, Mercedes Pérez rinde tributo a los tonos neutros y a los pequeños detalles, como la lámpara de pie y las dobles cortinas.

¿Sueñas con tener una chimenea, aunque sea solo decorativa? ¿O que el salón se encuentre a pie de jardín? Toma nota de este proyecto porque hace realidad ambos deseos. ¡En su deco no pueden faltar plantas ni piezas vintage!

¿Se puede decorar un salón en clave rústica y darle un puntito industrial y british a la vez? Sí, y aquí tienes la prueba. La interiorista Cuca Arraut proyectó este salón con chimenea en color forja oscuro, la revistió de madera y empapeló la pared de la estantería con papel de cuadros. Original, ¿no te parece?

Los salones largos crean una desagradable sensación de tubo. Si es tu caso, evítalo dividiendo el espacio en dos ambientes. La interiorista Olivia Reina proyectó este doble salón, uno dedicado a tertulias y otro a descanso y relax. Ambos con piezas decorativas similares para darles continuidad.

Para los cinéfilos empedernidos que disfrutan viendo sus series favoritas, Bárbara Sindreu ha creado este salón minimalista donde el sofá blanco dispuesto en L es el gran protagonista. Se bajan los estores ¡y estamos en el cine! Un trío de mesitas cubo muy modernas sirven de apoyo. 

Si tienes la inmensa suerte de divisar el mar desde tu salón ¡que nada te lo tape!  Instala una cristalera de pared a pared y coloca dos o tres sofás para disfrutar de las vistas, como ha hecho aquí la interiorista Cristina del Valle. ¿Y qué pasa con los que están de espaldas al mar? Dispón un espejo enfrente para que lo vean reflejado.

¿Quieres que tu salón sea espectacular? Llénalo de luz y ya tendrás mucho ganado. Crearás un ambiente súper acogedor, si aplicas esta fórmula: sofás en tonos neutros, piezas de madera, fibra natural y presencia de plantas. En este, abierto al comedor, el extra de confort lo ponen los textiles en verde y mostaza.

Si los techos de tu salón son altos y quieres bajarlos para darles protagonismo, fíjate en lo que hizo Begoña Susaeta en este proyecto: creó una cuadrícula de falso techo con Pladur con la que el espacio ganó en personalidad. La decoración en blanco y madera lo ilumina todo.

Te gustan los salones blancos, luminosos pero en cuestión de deco sueñas con darle un punto de sofisticación al mobiliario sin restarle funcionalidad. ¡Fácil! Elige el sofá en un tono intenso, como este azul eléctrico que han elegido Asun Antó y Clara Infiesta. Además, han aprovechado el gran ventanal para poner un banco mirador.

¿Cómo te imaginas tu salón en la casa de campo? Con vigas de madera, una chimenea, un sofá cómodo, vistas a la montaña y ese olor a leña que todo lo invade. Laia y Marina Reguant han actualizado este con una mesa de centro partida en dos para acercarla allí donde se necesite: al sofá, a las butacas, al banco... 

Los salones espectaculares no tienen porqué ser rimbombantes. Y este es un buen ejemplo de ello. Rubén de Matea lo ha equipado con tres sofás blancos idénticos, separados por mesitas auxiliares, y una mesa de madera maciza que le da calidez. ¡Ojo al detalle! Un cuadro XL que comparte los mismos tonos que los textiles.

Si vives en un piso unifamiliar y quieres disfrutar del salón todo el año, sustituye las paredes por amplias cristaleras. Fue lo que hizo Gabriela Conde en el salón comedor de esta masía. Lo decoró con un trío cromático acogedor y fresco: camel, verde y teja. ¿Te has fijado en la impresionante lámpara de araña? ¡Ideal!

Para que nada obstaculice la entrada de luz natural en tu salón, equípalo con mobiliario bajo. En este espacio con vistas al jardín se han elegido con acierto un sofá de respaldo bajo y un mueble de pequeña altura. Además, se han respetado elementos estructurales, como vigas y arcos, que lo hacen único y diferente.

En este fantástico salón decorado por Natalia Zubizarreta no sabes muy bien dónde mirar antes, si arriba o abajo, porque dos son los elementos que captan la atención. Uno las molduras decorativas del techo, que siempre impresionan, y otro la fantástica mesa de centro de madera con bandejas incorporadas. ¡Nos encanta!

Si sueñas con un salón de estilo clásico, este te va a enamorar. La interiorista Aurora Monasterio lo ha proyectado con una chimenea, grandes librerías y, por supuesto no podían faltar, dos sofás Chester de cuero marrón. El espejo, la mesa de centro con sobre de mármol, los cuadros y los tonos neutros lo actualizan.

¿Y si tu salón es clásico, puedes modernizarlo? ¡Pues claro! En este de la imagen la interiorista Paz de Tord lo actualizó con un par de sofás en gris oscuro, a juego con las butacas de autor. Y los acompañó con un par de mesitas nido en madera y una planta XL. Solo los dobles estores revelan su pasado. ¡Espectacular!

Las magníficas vistas al mar y las vigas y el suelo de pizarra recuperados hacen de este salón un espacio particular. Las arquitectas Rosa Viñets e Irma Aleu lo decoraron de forma sobria con un par de sofás blancos, dos butacas y una mesa de centro. Así, no les quitan protagonismo.

Que tu salón de al mar y a la montaña es todo un privilegio. Si sueñas con un espacio así, toma nota de cómo lo decoró Natalia Zubizarreta. Apostó por el blanco, un sofá frente al ventanal que hace disfrutar de ambas vistas —según se esté sentado o tumbado—, una mesa de estructura ligera y suelo de madera.

Unos estores tamizan la intensa luz que entra por el precioso mirador de este salón. La interiorista Begoña Susaeta lo ha amueblado con dos sofás entrentados: un Chester en blanco que, ya de por sí, acapara todas las miradas y otro tapizado en beis. Las molduras decorativas y los taburetes en capitoné no tienen desperdicio.

Apostar por un color más "fuerte" dota de carácter y personalidad al salón. No es necesario pintar todas las paredes, puedes empezar por una. 

Dos grandes sofás enfrentados y separados por una mesa de centro invitan a compartir conversaciones alrededor de la chimenea.

Ubicado en la galería, este salón de corte clásico se ve salpicado por tonos rosas que aportan frescura, alegría y vitalidad al estar.

Un salón en el que apetece desconectar y disfrutar de lo natural. Es el resultado de la combinación de materiales, como las telas de lino y las alfombras de fibras, bañadas por la luz que entra por las ventanas.

En este salón alargado entra mucha luz natural. El sofá está situado frente a la chimenea y deja una zona de paso hacia el exterior.

Un salón en blanco es una apuesta segura para dar una sensación de luminosidad y amplitud al espacio. Para que no quede aséptico y frío combínalo con un color. Por ejemplo, el mostaza, que también ayuda a expandir la luminosidad.

Las alfombras son accesorios perfectos que no solo abrigan los suelos (en este caso de microcemento) sino que delimitan el espacio del estar.

La elegancia de este salón va a juego con su precioso sofá, en capitoné y de cuero marrón: un clásico entre los clásicos, el chéster.

Un gran sofá esquinero es el protagonista del salón. Para compensar el peso del sofá, los demás muebles son mucho más pequeños y bajitos.

La luz natural entra por los elegantes arcos de este salón en el que predominan los colores neutros.

Lo que tienen los clásicos es que nunca pasan de moda. Sobre todo, si encima están actualizados. Las molduras de la pared y la chimenea, junto con las cortinas vaporosas, casan a la perfección con los sofás grises y los pufs.

Los tonos crudos ofrecen siempre un ambiente natural y sereno al salón. Dinamízalo con textiles subidos de tonos o una pieza llamativa, como aquí la butaca de cuero. 

Este gran salón no esconde su esencia campestre. Al contrario, se alía con texturas y materiales distintos para salir reforzado. El detalle: la lámpara de techo que reina en el estar.

Sale el sol y el salón "crece". Y es que todos los elementos del estar se distribuyeron para que al abrir la puerta del jardín, este se convierta en una extensión del salón. 

El blanco de los muebles ayuda a dar luminosidad al salón para contrarrestar los tonos más oscuros de la madera y también para aligerar el peso visual de los sofás y las butacas. 

La combinación del trío cromático que forman el beis, el blanco y el tostado aporta calidez a este luminoso salón.

La proximidad a la terraza y la apuesta por los mismos elementos decorativos hacen que visualmente salón y comedor estén conectados.

También es posible tener un gran salón aprovechando cada centímetro gracias a los muebles a medida.

La distribución del salón es una de las claves del éxito si quieres disfrutar del estar. Para sacar el máximo rendimiento a un salón en forma de L existen distintas opciones, como colocar sofás esquineros.

Una mesa de centro XXL es la protagonista de este luminoso salón que se ha distribuido a modo de mirador. 

Las molduras y rosetones decorativos adornan el techo del salón y los tonos color frambuesa rompen con la hegemonía del blanco aportando alegría y vitalidad. 

Este salón donde el gran protagonista es el color blanco (incluso en el techo con vigas) parece que sea un invernadero donde se puede contemplar todo el jardín desde sus cristales con cuarterones.

Materiales de siempre, como la piedra, el barro y el ladrillo se combinan en este salón abovedado.

Con aires victorianos, este salón se ha adaptado a la vida campestre sin perder una gota de su clasicismo.

El gris es un color neutro que aporta mucha luminosidad, sobre todo si puede absorber luz natural directa. Además, ofrece siempre un look sofisticado y atemporal.

Tener un gran salón no implica tener muchos muebles. Al contrario, aquí el "menos es más" es una buena estrategia de decoración para que el estar no se vea abigarrado. 

Hay veces en que pequeños detalles convierten el salón en único, como las butacas de este espacio y el árbol, que no solo decora un rincón muerto sino que aporta alegría y vitalidad al estar. 

La inmensa luz exterior baña el salón que está justo al lado de la piscina. Los accesorios decorativos, como los cojines, van a juego con el azul del agua y crean, así, una armonía visual fresca y veraniega.

La mezcla de estilos y la combinación de distintos elementos mobiliarios consiguen dar un ambiente suave y sereno a este salón blanco.

Las molduras del techo aportan carácter a este salón donde los tonos neutros se combinan con alegres notas de turquesa.

No es difícil imaginarse a Jane Austen releyendo alguno de sus libros en este salón abierto al jardín.

Un gran cuadro en la pared es el protagonista de este salón de tones ocres y con vigas de madera a la vista.

Con unas vistas privilegiadas al jardín (y a la piscina), este salón con muebles de líneas rectas rebosa luminosidad.

Los muebles de líneas rectas son los protagonistas de este salón, aportando un aire minimalista y sencillo. La calidez de la madera de las mesas y algunos accesorios decorativos con líneas curvas, como el puf o las pantallas de las lámparas, contrarrestan la agresividad de las formas suavizándolas.

Recupera algún mueble antiguo y conviértelo en el protagonista del salón, como por ejemplo esta mesa tocinera que luce así de guapa en el centro. 

Mires por donde mires, el mar (y la luz) se cuela por todos los rincones de este salón marinero.

El ventanal del salón es como una gran pantalla que ofrece las mejores vistas. ¡Ni la mejor peli puede ofrecer semejantes paisajes!

Para crear una zona de estar completa, puedes optar por pufs o butacas que "cierren" y delimiten el espacio.

Pinta el salón de blanco y disfruta de la luz de la montaña. Combina con algunos elementos de madera natural, como las vigas o la mesa de centro, para no perder el espíritu rústico y ganar calidez.

Fresco, rústico y alegre. Este trío cromático forman un buen equipo. Y no tiene porqué traer siempre reminiscencias marineras.

Elegante y sofisticado, este salón ha ganado luminosidad gracias a las vigas blancas. Las butacas tapizadas cierran el espacio delimitando la zona del estar.

Como si de su fiel reflejo se tratase, este salón de corte clásico tiene todas las piezas duplicadas creando una perfecta simetría.

La sofisticación del gris, la suavidad del terciopelo, la chimenea hipnótica y la sensualidad del rojo convierten este salón con dos chésters enfrentados en irresistible.

Los grandes ventanales en forma de arco y la amplitud de espacio hacen posible que en el salón se puedan crear distintos ambientes. 

Las tonalidades empolvadas y dulces de la Provenza reinan en el ambiente de este salón bañado por la luz natural que entra desde la ventana. 

¡Y de cualquier estación! Los grandes ventanales de cristal ofrecen una panorámica del paisaje que invita a disfrutarlo en cualquier época del año. 

¿Por qué no? El blanco es pureza, luz y elegancia. Combínalo con algunas piezas en negro y ¡acierto seguro!

La gran chimenea que alberga este salón es la protagonista. Frente a ella, dos butacas de piel están flanqueadas por los sofás.

La distribución de este gran salón permite disfrutar de él y crear distintas zonas: ya sea en el rincón de lectura junto a la ventana, tomando notas en el escritorio o recostado en el sofá. Todo en un entorno realmente cálido, gracias a la madera.