Inspírate con esta cocina rústica que recupera lo mejor del pasado. ¿Lo mejor? ¡Es de IKEA!

La cocina de esta casa segoviana, reformada por el interiorista Pablo González, tiene todas las comodidades de una cocina actual pero con el encanto rústico de la cocinas de siempre. Sus paredes de piedra y su suelo de mosaico recuperado te arropan. Y sobre la isla la colección de sartenes de bronce te invita a cocinar durante horas sobre su encimera de mármol macael, que también es como las de antes.

La casa conserva todo su encanto tradicional, pero con un lavado de cara que la ha hecho más luminosa. Y la cocina, con sus muebles antiguos, sus vigas y su luz, es la mejor de las bienvenidas. 

El banco antiguo de madera, con cojines de lino y de tela de saco, da todavía más calidez y encanto a esta estancia.

Una alacena de madera es un tesoro tanto por dentro como por fuera. Y esta vive una segunda juventud gracias a sus puertas ligeramente decapadas y al papel pintado de cuadros de su trasera. Dentro hay sitio para todo: tarros decorativos antiguos arriba; copas y soperas debajo; y tazas y platos en las baldas más accesibles.

El tabique que cerraba la cocina ha desaparecido y ahora hay sitio para la gran isla que es el corazón de la cocina (y de la casa).

No hay mejor plan con niños que una tarde de repostería. Hacer dulces es una manera muy golosa de que se inicien en la cocina y, de paso, entretenerlos durante horas cuando fuera hace mal tiempo.

A los niños les encantará estrenar delantal (este es de Zara Home) y mancharse las manos haciendo la masa de las galletas, cortando formas con los moldes y decorándolas. Para hacer unas galletas solo necesitas: mantequilla, huevos, azúcar y harina.

A los niños les encanta el chocolate en todas sus versiones. Así que puedes fundir un poco de chocolate al baño maría para decorar las galletas. Hazlo sobre una rejilla y espera a que se enfríe.