Cerrar el porche y ganar un precioso comedor

En este comedor acristalado, la decoradora Jeanette Trensig puso en práctica el concepto de abierto y conectado con la cocina. Solo parte de un tabique, imposible de derribar, se mantiene en pie y delimita cocina y comedor. La luz no falta gracias al cerramiento tipo invernadero de cristal y con perfilería de hierro negro.

La cocina antes era muy pequeña. Ahora, tras la reforma, queda comunicada con el comedor de diario por un lado y con el salón al contrario. Junto a la mesa de comedor se amplía el espacio de almacén de la cocina con un frente de muebles de suelo a techo, adosado a la pared, que integra algún electrodoméstico, cuenta con muebles y cajones y una superficie de apoyo.

El único tabique que queda entre cocina y comedor se reduce al máximo con grandes aperturas a ambos lados. Se ha mantenido solo lo que arquitectónicamente no se podía derribar: una pared central de suelo a techo y dos alerones bajos rematados con repisa de madera.

En esta imagen se aprecia la continuidad entre los ambientes de cocina y comedor. Otra clave de este efecto es el uso de la madera natural, que está muy presente tanto en el comedor como en la cocina y sirve de nexo con el exterior. Además, en la zona de la cocina la isla de trabajo está enmarcada por un pavimento tipo hidráulico.

El cerramiento de hierro galvanizado no se oxida con la humedad por lo que resulta una solución idónea que exigirá poco mantenimiento con el paso del tiempo. La originalidad del diseño es que simula un invernadero, con techo acristalado, que además amplia la vivienda y la "mete" en el jardín.

La mesa de comedor de bordes imperfectos y estructura metálica combina con un banco de idéntico diseño, ambos realizados en pino recuperado -como el mobiliario de la isla de la cocina-, y sillas de ratán. El comedor se completa con un aparador antiguo apoyado en uno de los laterales del cerramiento y con unas originales lámparas de techo, la nota deco más sofisticada.

Aquí se aprecia la sensación de apertura y continuidad que crea el cerramiento, que prolonga medio metro el techo del comedor permitiendo la entrada directa de la luz de manera cenital.

Desde el interior, al lado contrario de la cocina, la decoradora optó por crear una separación acristalada entre el salón y la cocina, también con perfilería en color negro, coordinada con el cerramiento exterior del comedor de diario. La cocina así  es un elemento de unión entre ambientes que queda integrada pero perfectamente delimitada.