Cómo elegir el color de las puertas de interior

Una mano de pintura en las puertas de interior es capaz de cambiar las vibraciones que desprende una casa. Pasará de un aspecto viejuno y pasado de moda a ser un hogar en tendencia, luminoso y con personalidad. Además, la inversión a realizar es muy inferior a cambiarlas por otras nuevas. Te ayudamos a elegir el mejor color para tus puertas de interior.

Antes de decidirte, analiza cuánta luz natural recibe tu casa, si quieres que sea más luminosa y cómo es tu decoración. Si el estilo de tu casa tiene matices modernos, tu color es uno neutro. El blanco ilumina y encaja en cualquier estancia y con cualquier estilo decorativo. Beige, gris claro o hasta negro son alternativas elegantes y que combinan fácilmente. Darles un toque con un tono más vivo y vibrante siempre es una opción.

Si eliges el mismo color en todo –paredes, puertas y suelos–, aumentará la sensación de continuidad. Por ejemplo, como en la imagen, con todo en blanco. En cambio, si las paredes son blancas y los suelos también son de un color neutro –o madera clara–, puedes pintar las puertas de un color oscuro. Crearás un contraste muy interesante. Y cuando el suelo es oscuro, lo mejor pintar las puertas de un neutro. Estas son todas las claves para combinar el color de paredes, puertas y suelos.

Si te decides a renovar tus viejas puertas con una mano de pintura, lo más recomendable es que aproveches también a actualizar y pintar los rodapiés. Para unas puertas pintadas de un tono neutro, elige el mismo color para el rodapié. Si eliges otros colores, píntalos de blanco, como en la imagen.

Sí, quedarán mucho más actuales y traerán tu casa al siglo XXI. Es habitual ver puertas de interior color nogal, roble o sapelly. Para modernizarlas –ellas y a tu hogar–, pintarlas es una alternativa económica y que cambiará por completo el aspecto de toda la decoración. 

Ante todo, asegúrate de elegir una opción atemporal y de la que no te canses rápidamente. Para eso, los tonos neutros son siempre una alternativa muy válida y con mucho poder decorativo. Si, por el contrario, te decides por una tonalidad más vibrante, asegúrate de que haya luz natural para que tu casa no parezca más pequeña. 

Las puertas blancas –en cualquiera de sus muchísimas variantes– siguen siendo las más demandadas: ceden el protagonismo al resto de los detalles sin perder visibilidad. Otros neutros, como el crema o gris suave, también han ganado relevancia y se emplean mucho en ambientes de estilo clásico con resultados estupendos.  

Quedan bien sea cual sea el color de las paredes y el estilo de tu casa. Si las paredes también son blancas, aumentará la sensación de espacio y la luminosidad. Pero también son ideales si las paredes son de un gris intenso, creando un contraste elegante y que no pasa de moda. Sin duda, las puertas de interior blancas son una alternativa atemporal y una apuesta segura.

Un color frío en una tonalidad clara, como un gris –como en la imagen– o un aguamarina –como has visto antes–, es una opción luminosa, elegante y con personalidad. Y más si eliges un blanco radiante para las paredes. El contraste está garantizado.

Una alternativa solo para hogares valientes y con carácter. Las puertas negras son seña de identidad y una manera de sorprender a cualquiera que visite tu casa. Perfectas para dar un toque moderno a ambientes clásicos.

Aunque lo más habitual es pintar las puertas de blanco u otro neutro, no te cortes si quieres darles color. Como en esta galería conectada, en la que se ha pintado hasta el techo de un intenso verde que dota al espacio de unidad pero sin restar luminosidad gracias a las enormes ventanas. 

Es lo más recomendable. Pintarlas distintas es una opción muy valiente y que requerirá una elección de tonos que combinen entre sí o que sean diferentes matices de un mismo color. Aun así, es mejor pintar todas las puertas igual: incrementará la sensación de unidad y continuidad. 

Para dar una imagen de continuidad en las zonas comunes de tu casa, pinta todas las puertas del mismo color. Salón, comedor, cocina y pasillos con el mismo acabado. Pero, en la habitación de tus hijos, puedes concederte alguna que otra licencia más. Pinta la cara interior de un color vistoso, como el azul cielo de la imagen. Bonito, ¿verdad?

La madera es atemporal, elegante y muy cálida. Por eso, si tus puertas son de madera maciza, nuestra recomendación es que las lijes y apliques una capa de cera para devolverles su antiguo esplendor. Aunque pintarlas siempre es una opción, con una puerta como la de la imagen, ¿quién no querría presumir de esa belleza al natural? 

Pintar las puertas es el mejor momento para cambiar los pomos y manillas de las puertas. Aprovecha para tapar con masilla agujeros y arreglar golpes –si los tiene–. Hay muchísimos modelos y con mogollón de acabados para poner el toque decorativo y actual que echas en falta. Cambia las manillas y presume de puertas nuevas.

Lo cierto es que es una de las reformas más baratas. Si lo haces tú mismo, cuesta unos 20 € cada puerta, más el material (rodillos, cubetas, cinta de pintor, etc.). Después, la paciencia y el tiempo que le quieras dedicar. En cambio, la opción profesional es lacarlas. Una alternativa más cara (desde 80 € por puerta). Aunque el resultado será más uniforme y duradero. Infórmate de cuánto cuesta pintar las puertas.