Casas de lectoras: la casa blanquita y nórdica de 205 m2 de Belén en un pueblo de Toledo

"Soy lectora de El Mueble desde que tengo uso de razón, mi madre las ha coleccionado toda la vida, siempre había al menos una de vuestras revistas en el salón, en la cocina, en la terraza... Mi madre ha sido y es una enamorada de la arquitectura y la decoración, y ese cariño por la revista lo he mamado desde siempre". Belén Aldaya vive en esta casa, situada en un pueblecito de menos de 4000 habitantes al norte de Toledo, a diez minutos del centro.

"La estancia que considero más especial es sin duda el salón/comedor. Refleja por completo mi estilo, es acogedor, funcional, bonito, amplio, sencillo pero con personalidad. Nos encanta pasar tiempo ahí. Actualmente está tal y como había soñado", confiesa Belén.

"La historia de mi casa podría titularse 'El destino quiso que fuese nuestra'
Un día, mientras estábamos en la terraza de una casa que alquilábamos, nos quedamos mirando unos chalets a los que nunca habíamos prestado atención en los 5 años que llevábamos viviendo aquí. Empezamos a preguntarnos si estarían vendidos, alquilados, cómo serían por dentro... Y esa misma tarde mi marido empezó a investigar y descubrió que estaban todos a la venta. Hablamos con la inmobiliaria y literalmente escogimos a dedo el que más nos gustó, ya que hacía tiempo que queríamos comprar y teníamos un dinerillo ahorrado, pudimos tomar la decisión en poco tiempo. Lo tenía todo", cuenta nuestra fiel lectora.

"La casa tiene 295 m² construidos, que están divididos entre la planta baja, la primera planta y el sótano. La parcela tiene 305 m² y de patio nos quedan 205 m².
En la planta baja tenemos el salón/comedor con la cocina americana, una habitación que uso como despensa y un pequeño aseo. En la primera planta tenemos tres habitaciones y dos baños", explica Belén.

"Y el sótano, que es diáfano, lo usamos como zona de diversión, ahí está el mini gimnasio, la portería de los niños y la canasta de baloncesto, una zona de juegos, lo que en un futuro será una habitación de invitados, y lo más importante; nuestra sala de cine. Una enorme pared blanca es la pantalla y un proyector pegado al techo hacen los fines de semana nuestro mejor ratito en familia", añade.

"Lo único que hemos hecho con obra en la casa es, que el mismo día, a la media hora de recibir las llaves del chalet, tiramos la pared que separaba la cocina del comedor y la hicimos abierta. La mejor decisión que pudimos tomar, sin duda alguna. Aunque no sea reforma como tal, también le hicimos un make over a la escalera, anteriormente era de granito gris, y con un poco de pintura, suelo vinílico y mucha maña la dejamos como está actualmente", detalla la protagonista de este artículo.

Las fibras y la madera son las protagonistas del dormitorio de Belén y su marido.

Y no podía faltar una foto del jardín y la piscina...

¡Dan ganas de darse un chapuzón!