Casas urbanas

Una casa familiar en las afueras de la ciudad

Carolina González Miranda

Periodista especializada en decoración. Directora adjunta de El Mueble

Actualizado a 18 de enero de 2022, 10:27

Forma parte de una urbanización en las afueras de Barcelona, pero podría situarse en una buena urbanización de la ciudad en la que vivís vosotras, sea la misma Barcelona o Ciudad Real. Ya comprendéis lo que os quiero decir con eso. Una casa con mucha tranquilidad, un bonito jardín, una arquitectura muy funcional y la garantía de formar parte de una comunidad de familias parecidas a la nuestra. Además, con una decoración muy personal y acogedora, pensada para hacer la vida cómoda y agradable a toda la familia. Que cómo se ha conseguido, me preguntáis. Pues ahora mismo paso a contarlo.

Primero de todo se puso una especial atención en vestir la casa, o sea, en cuidar muchísimo la decoración de ventanas y cristaleras, siempre con dobles cortinas. A la vista, en las fotos, tenemos el resultado: en el salón, se combinó unos estores de lino blanco con caídas de rayas también de lino. En los dormitorios las interioristas se decidieron por dobles estores, unos más transparentes junto al cristal y unos segundos más tupidos y decorativos. ¿Qué se consiguió con eso? Pues arropar la casa entera como se arropa una cama, dándole calor y privacidad, y de paso poniendo en manos de los dueños la posibilidad de regular la entrada de la luz.

Muy vestida. Muy cálida. Creo que estos dos adjetivos le vienen como anillo al dedo a la casa. Vestida por los tejidos de las ventanas, pero también por ese magnífico suelo de roble que le da empaque y categoría. Y por algunas piezas muy escogidas del mobiliario que insisten en esa línea decorativa urbana y con toques refinados: la pareja de butacas afrancesadas, por ejemplo, la chaise longue junto a la librería, la rutilante lámpara de lágrimas de cristal del comedor. Muy cálida también porque gracias al abundante y hasta rumboso uso de los tejidos, a las amplias tablas de roble del suelo, al tono oliva pálido de las paredes y el techo, a un mobiliario en el que conviven sabiamente lo rústico (como la mesa de centro) y lo clásico (como las sillas del comedor), se consigue una atmósfera acogedora y refinadamente familiar. Un buenísimo ejemplo para todas las que tenéis casa en las afueras, rodeada de paz y de campo, y deseáis, al mismo tiempo, mantener una decoración de evocación urbana.

Una última cosa: fijaos en la distribución del salón. Os puede atraer en un primer momento más o menos, pero no me negaréis que es práctica a más no poder. Se organiza en torno a la televisión (que hace el papel de la tradicional chimenea) sin remilgo alguno. Y eso me parece una buenísima solución, porque en muchas familias la tele es el centro de la vida diaria, al menos durante algunas horas del día. En este caso está claro que así es y os diré: el resultado no está nada mal. Una solución clara, directa y sin complejos a tener muy en cuenta.

¿Os gusta que la televisión se sitúe en el salón? Contádnoslo en los Comentarios de este artículo.

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