"Hicimos una propuesta arriesgada, a los dueños les gustó, y pensamos en una personalidad diferente para cada habitación", nos explica la interiorista Miriam Barrio sobre este piso.

Y nos da otra pista: "El color no se suele usar tanto en ambientes clásicos como el de este piso, se suele pintar más con blanco, pero nos gustaba la idea de buscar colores poco usuales". Así fue como se decidieron por rosa, azul petróleo, verde... y por supuesto blanco para el salón.

La cocina es azul y abierta, super actual. "Las cocinas abiertas funcionan muy bien en los pisos modernos, porque están pensados para recibir de una manera relajada, estar a gusto con tus amigos, con espacio y cómodos. El contraste del azul con el salón en blanco marca el espacio, pero también hay un buen contraste de estilos", concluye Míriam.

En este piso aprendemos varias cosas: a no temer al dorado (sobre todo en detalles), a atreverte con el color, y a que el contraste entre clásico y moderno ¡funciona!

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