"Esta casa tenía metros, unas vistas maravillosas al parque y una señora terraza. Pero debido a una pésima distribución de los espacios no se le sacaba partido a nada. ¡Ni a la terraza! Que no se usaba porque el acceso era incómodo", recuerda la decoradora Marta Prats. El diagnóstico estaba claro: tocaba meterle mano a la arquitectura para transformar esa casa de pueblo con una distribución anticuada en una moderna, cómoda y con una relación fluida entre los diferentes espacios y el exterior.