Sí, sí, pregunta y verás. Esto le ocurrió a la dueña de esta casa. Tenía un piso grande, en Madrid, y tomó la decisión: ¿por qué no partirlo en dos pisos pequeños y crear una casa para su hija y otra para ella? Tú en tu casa y yo en la mía. Cercanas, pero cada una con sus metros cuadrados, ¿no es fantástico?
Así, de un gran piso, esta madre independizada pasó a vivir en un pequeño apartamento, de forma irregular y solo 65 m2. Su objetivo: “Convertirlo en un hogar acogedor y alegre, cómodo para vivir sola y para recibir invitados”. Sin hijos que te controlen, faltaría añadir.
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