Una casa rústica de ensueño inspirada en el elegante estilo provenzal en Extremadura

La directora creativa y estilista de lifestyle Marieta Yanguas junto a su hermana, la interiorista Marta Yanguas, y la madre de ambas, la pintora Marta Gómez de la Serna. Cada una de ellas ha participado con su sensibilidad y arte en la reforma de esta casa tan poética.

Porque la belleza de esta finca en Tiétar, además de evidente, es emocional, porque guarda una historia preciosa. “La idea era hacer una casa nueva en el secadero, pero cambiamos de planes, y finalmente reformamos la casa original y la ampliamos”, cuenta Marieta.

Todas ellas coinciden en tildar de “fundamental” al porche rústico: “Hicimos bancos de obra muy grandes y los cubrimos con colchonetas con la idea de que se puedan hacer reuniones, los atardeceres son preciosos”, confiesan las tres. El techo es de troncos, puro encanto campestre.

En techo del salón se instalaron los mismos troncos que en el techo del porche, solo que al encontrarse en el interior decidieron pintarlos de blanco para integrarlos mejor. En la pared, el ya mítico y viral papel pintado de Leroy Merlin.

“Buscábamos un aire rústico y acogedor”, explica Marieta sobre las decisiones decorativas tomadas al respecto del interior, “por eso el suelo es de madera color avellana y las paredes, gris piedra”.

Aunque el color al que se van los ojos es el provenzal azul grisáceo de la cerrajería y de los muebles de la cocina, un azul que ya hemos visto en las contraventanas del porche.

En la cocina, varias tendencias que nos encantan: el antepecho con un precioso alicatado blanco, papel pintado en la parte superior y a campana extractora camuflada en una obra que imita una chimenea antigua.

El mismo azul de la cocina está presente en las puertas de los dormitorios infantiles (como el de la fotografía), que son antiguas, compradas en el Rastro de Madrid y recuperadas. 

En el momento de decorar los dormitorios, les dieron carácter con papel pintado, “solo enmarcando las camas, para que no agobie”, matizan. En un dormitorio es azul y en otro, rosa. “Nos gusta mezclar colores y texturas”, añade Marieta.