Una casa elegante y moderna en Barcelona: cuando las buenas ideas pueden ser chic y tener mucho estilo

El sofá va a juego con los pufs en un cálido color crudo que resta frialdad a los cerramientos negros. Justo detrás, la interiorista diseñó un arrimadero. "En esa pared quise hacer algo especial, por eso la decoré con un papel pintado que le da protagonismo y profundidad. Se me ocurrió este collage de espejos, marcos dorados y algún cuadro, todos de tamaños diferentes, en una mezcla de negro y dorado", continúa Clara. 

También ganaron luz con el otro espacio singular, un mini jardín interior acristalado en medio de salón, cocina y comedor. Este deja pasar la luz y calidez que del exterior de la casa al interior. Frente a la puerta de cristal, Clara colocó una mullida alfombra y unos aparadores tipo mueble buffet en blanco con espejos y decoración encima. ¡Ofrecen espacio almacenaje a la vez que decoran! 

Volviendo al arrimadero del salón, este tiene una balda de roble que da un plus de calidez. Esta madera se va repitiendo en varios elementos a lo largo de la casa, como las mesas de centro, la mesa de comedor (que mide nada más y nada menos que 3 metros) y algunos muebles de la cocina.

La cocina, por cierto, queda semiabierta al salón, gracias a un tabique de cristal tipo murete que separa los espacios y permite que la luz pase de un lado a otro. Y ya que esta estancia se ve desde el salón, era importante que fuera decorativa. Por eso la interiorista apostó por un office con una mesa de hierro y madera y porque hubiera madera en los muebles.

De hecho, los frontales en roble se alternan con otros lacados: "el color es un tono piedra muy sutil con el que dimos tras varias mezclas de pintura", aclara la interiorista. El antepecho y la encimera son porcelánicos y de un profundo negro antracita. ¿Un detalle curioso? La encimera de la isla es de un material que permite cocinar directamente sobre ella, por eso no hay placa de cocción visible.

Seguimos caminando muy gustosamente gracias al calor radiante del suelo porcelánico hasta el cuarto de la niña. "Lo decoramos con fotos en blanco y negro de ballet, porque le encanta", nos dice Clara, que diseñó los muebles también para que aprovecharan al máximo el espacio. Están todos conectados y lacados en el color piedra, el mismo color que habíamos visto en la cocina.

La cama incluye otra cama nido y la mesa esconde debajo un arcón con mucha capacidad para guardar. Como buena estudiante, la niña necesitaba un escritorio y la interiorista se lo diseñó con un tablero imantado para organizar sus notas. La pared está forrada de un precioso papel pintado rosa empolvado, que da ese toque de dulzura e invita a poner la ropa de cama a juego.

Y si este es el santuario de la hija, la suite es el sueño de sus padres, con su cuarto de baño propio y un vestidor que tiene hasta una cómoda con cajones como isla central. Todos los muebles están hechos a medida. Esto permitió a la interiorista salvar irregularidades como el entrante en la pared de la cama que quedó tras la obra. A los problemas, ¡buenas soluciones!

"Pensamos que la mejor forma de disimularla era hacer un mueble cabecero más profundo en esta parte y también colgar un cuadro. De hecho, fueron sus colores grisáceos los que me inspiraron para la decoración", indica la interiorista. "En la pared del cabecero pusimos papel pintado en un tono gris oscuro y forramos la base de la cama en el mismo color para crear conjunto”, añade. La cama tiene almacenaje y mide 180 cm. Aquí duermen estupendamente, con la luz de las mañanas que entra por el gran ventanal. ¡Su casa soñada se ha hecho realidad!

Clara Valls estudió interiorismo en Barcelona. En su estudio, desarrolla proyectos para todo tipo de viviendas, cuidando hasta el último detalle y adecuándose a la personalidad de cada cliente, aunque apostado por la atemporalidad y el confort.