¿Alguna vez te has preguntado si eres ese vecino que todos evitan en el ascensor? La convivencia, ya sea en edificios o en viviendas adosadas, puede ser un campo minado de pequeñas molestias que, sin darnos cuenta, convertimos en grandes conflictos. Y es que hay comportamientos que, aunque parezcan inofensivos, pueden generar tensiones duraderas con quienes viven encima, debajo o al lado de tu vivienda. A continuación, te contamos cuáles son las cosas que más molestan a tus vecinos.

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El ruido en general

El ruido es la principal fuente de conflictos en bloques de pisos. Los tacones resonando a las tres de la madrugada, la música alta durante las cenas, conversaciones en el balcón hasta altas horas, o el televisor con volumen excesivo son algunas de las quejas más frecuentes. En edificios donde las paredes y suelos comparten estructura, cualquier sonido se amplifica y puede convertirse en una auténtica tortura para los vecinos de arriba, abajo o al lado.

Para evitar ser ''ese vecino ruidoso'', es fundamental establecer horarios de silencio voluntarios más amplios que los obligatorios de la comunidad. Evita usar tacones o zapatos duros en casa, especialmente por las noches, y considera poner alfombras o tapetes para amortiguar el ruido de pasos. Si tienes prevista una celebración, avisa con antelación a los vecinos más cercanos: un simple gesto que puede ahorrarte muchos problemas.

Problemas con la basura

Estrechamente relacionado con el ruido como fuente de molestias, está la gestión inadecuada de la basura en las comunidades de vecinos. Dejar bolsas en el rellano durante días, no usar correctamente los contenedores del edificio, o peor aún, abandonar trastos viejos en zonas comunes como escaleras o trasteros son comportamientos que no solo generan molestias visuales, sino también posibles problemas de higiene y olores que afectan a toda la escalera.

La solución pasa por respetar los horarios de recogida de basura de tu comunidad y nunca dejar residuos en zonas comunes. Si tu edificio cuenta con contenedores específicos en el garaje o patio, úsalos correctamente y evita dejar bolsas fuera de ellos. En cuanto a los trastos grandes, estos deben llevarse al punto limpio correspondiente, nunca abandonarse en el trastero comunitario donde pueden generar conflictos con el resto de vecinos.

Mujer tirando la basura

La gestión de la basura es crucial para una buena convivencia

iStock

Obras y reformas en pisos

Otro factor que puede alterar significativamente la paz del edificio son las reformas en pisos, que pueden convertirse en una auténtica pesadilla para toda la escalera. El ruido incesante de taladros, martillos y maquinaria, junto con el polvo y los materiales ocupando zonas comunes, generan molestias que pueden extenderse durante semanas o incluso meses.

Antes de comenzar cualquier reforma, resulta imprescindible consultar las normas de tu comunidad sobre horarios permitidos para obras y comunicar a tus vecinos más cercanos el calendario previsto de trabajos. Respetar escrupulosamente los horarios de descanso, mantener limpias las escaleras y ascensor, y considerar contratar profesionales que minimicen el impacto acústico son medidas que tus vecinos agradecerán enormemente.

Mascotas en edificios

Las mascotas, por su parte, presentan desafíos específicos en la convivencia de bloques de pisos. Los ladridos que resuenan por toda la escalera, los olores persistentes en rellanos y ascensores, o los inevitables ''accidentes'' no recogidos en zonas comunes se convierten en fuentes habituales de conflicto entre vecinos que aman a los animales y quienes prefieren la tranquilidad.

Si tienes mascota, la clave está en educarla para minimizar ladridos excesivos, especialmente durante las horas de descanso nocturno. Además, limpia inmediatamente cualquier ''accidente'' en zonas comunes y respeta las normas de la comunidad sobre el uso del ascensor con animales. Un transportín puede resultar muy útil para trayectos cortos, evitando situaciones incómodas con vecinos que puedan tener fobias o alergias.

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Los ladridos en horas de descanso son una gran fuente de molestia 

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Terrazas y balcones descuidados

Finalmente, aunque pueda parecer menos importante, el estado de las terrazas y los balcones también influye en las relaciones vecinales. En edificios residenciales, estos espacios visibles desde la calle forman parte de la imagen del conjunto, y un balcón convertido en una especie de almacén caótico, con ropa tendida permanentemente o plantas muertas, puede afectar no solo a la estética del edificio, sino también al ambiente general entre vecinos.

Si tienes terraza o balcón, procura mantenerlos ordenados y evita acumular objetos que puedan resultar antiestéticos desde el exterior. Para tender la ropa, respeta las normas de la comunidad sobre horarios y ubicación establecidos. Y si no dispones de tiempo para cuidar plantas, es preferible optar por especies que requieran poco mantenimiento o elementos decorativos que no se deterioren con el paso del tiempo.

En definitiva, una convivencia exitosa requiere consideración mutua y respeto por los espacios que todos compartimos. Pequeños gestos como mantener limpias las zonas comunes, respetar los horarios de silencio establecidos y ser cordial en el ascensor pueden transformar completamente el ambiente del edificio, creando una atmósfera de respeto y armonía.

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