En nuestro día a día, las tareas domésticas se han convertido en una obligación más, un trabajo que sí o sí, debemos realizar antes de irnos a dormir. Este hecho, para esas personas que pasan mucho tiempo fuera de casa o aquellas que no se ven capacitadas para realizarlas, supone todo un esfuerzo, sobre todo mental, porque un espacio limpio siempre se ha asociado a una vida bajo control. Pero, ¿y si el desorden no fuera un reflejo de nuestro valor como personas?
Llegar a este punto y hacer que lo entendamos, es el objetivo de la psicóloga KC Davis, experta en gestión del hogar y salud mental, que desafía esta creencia en su libro 'Cómo cuidar tu casa cuando la vida te ahoga: Un enfoque amablepara abordar la limpieza, el orden y la organización del hogar', donde plantea que los objetos y nuestras rutinas del hogar, no tienen la capacidad de juzgarnos ni de definirnos.
la limpieza diaria no va unida al fracaso personal
Davis explica con claridad que "el desorden no tiene un significado intrínseco". Este concepto, que puede parecer simple, desmonta la presión cultural que asocia la limpieza con el éxito y el desorden con el fracaso personal. Según la autora, cuando nos enfrentamos a una pila de platos en el fregadero y pensamos "Soy un fracaso", esa interpretación no proviene de los platos ni del acto de no haber limpiado. "Los platos no piensan. Los platos no juzgan. Los platos no pueden crear significado; solo las personas pueden", afirma Davis con contundencia.
La psicóloga pone el foco en que la carga emocional que atribuimos al desorden no está en los objetos en sí, sino en las expectativas sociales que hemos interiorizado. Esas expectativas nos empujan a creer que el mantenimiento del hogar es una medida de nuestro valor como personas, especialmente en culturas donde el orden se vincula a la productividad y la responsabilidad.

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El Mueble
Romper con la autocrítica y abrazar la autocompasión
Una de las enseñanzas centrales de Davis es la necesidad de alejarnos de la autocrítica innecesaria y adoptar una mirada más amable hacia nosotros mismos. Este enfoque resulta especialmente liberador para personas que atraviesan momentos de estrés, depresión o falta de tiempo, ya que les permite priorizar su bienestar emocional por encima de estándares sociales poco realistas.
El mensaje de KC Davis no busca minimizar la importancia de un espacio limpio y organizado, sino cambiar nuestra relación con las tareas del hogar. Su método, basado en la autocompasión, nos invita a comprender que el valor personal no depende de la cantidad de platos limpios ni del estado de la encimera. Su propuesta es clara: limpiar cuando se pueda, ordenar cuando tenga sentido, y entender que ninguna de estas tareas determinará quiénes somos.
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