35 cosas que tienes en el baño y de las que deberías deshacerte cuanto antes

¿Por qué sigues utilizando a diario tus toallas más viejas o desgastadas cuando tienes juegos nuevos aún por estrenar? Aprovecha para decorar tu baño (o baños) con ellas, combinando los colores como han hecho en este espacio.

Si tu zona de ducha o tu bañera parecen un muestrario de esponjas, lo mejor es que tires las que estén más viejas y te quedes solo con las nuevas. Las esponjas deberíamos tenerlas, como mucho, durante dos meses, así que echa cuentas. 

Seguro que hace tiempo que has adquirido el hábito de rellenar los botes de jabón de manos con objeto de minimizar los residuos en casa, pero ahora toca dar un paso más allá y sustituir los recipientes de plástico por otros más sostenibles de cristal. Además, son mucho más vistosos y estilosos, y puedes rellenarlos en tiendas de productos higiénicos a granel si tienes una cerca de casa.

Ya es hora de tirar esos pequeños objetos que acumulas en los cajones: horquillas dadas de sí u oxidadas, gomas de pelo deshilachadas, etc. El komono del que habla Marie Kondo ocupa más espacio en tu mente que en tu baño.

Aunque está bien tener algún rollo a mano para cuando lo necesitas tampoco debes tener todo el papel higiénico guardado en el baño. Te ocupa mucho, la humedad no le favorece y, si queda a la vista, dará sensación de desorden. ¡Con dos o tres basta!

La alfombrilla puede ser un nido de microbios. Por eso es importante que las laves a alta temperatura y de manera frecuente. Pero eso hará que se desgaste más de lo habitual y necesites tirarla o cambiarla a menudo. Hay quienes prefieren una alfombra rígida de bambú, que acumula menos suciedad aunque no absorbe el agua.

Seguramente tienes en un cajón un secador de viaje que no funciona bien, el secador viejo por si te se estropea el nuevo, difusores rotos... Diles adiós si no lo usas y no funcionan del todo bien y libera un espacio muy valioso en el baño. Con un secador que vaya te basta. 

Presta atención a tu cepillo del pelo, si ves que le faltan cerdas o que estas están maltrechas y sucias, es hora de comprar uno nuevo. Lo mismo ocurre con los peines, en los que se acumulan cabellos y restos de los productos de styling entre las púas. Somos muy fieles a este tipo de objetos para la higiene personal cuando nos sentimos plenamente satisfechas, pero ya es hora de actualizarse.

Ahí está un bonito bote de sales de baño como un bodegón en estante del baño pero, admítelo, nunca nunca las has usado. Si casi no te das baños y nunca te acuerdas de ese bote de sales de baño que alguien te regaló o compraste lo mejor es que te deshagas de ellas de una vez. 

¿Cuántas barras de labios o eyeliners tienes que no usas desde hace años? Seguro que en algún cajón, bote o neceser encuentras reliquias de maquillaje que puedes tirar hoy mismo. Lacas de uñas, rimmels secos, cajas de coloretes de los que hay poco que aprovechar... ¡Diles adiós y verás cuánto sitio ganas en tus cajones!

A veces el gel o el champú que está a punto de acabarse se queda así, a punto de acabarse y, sin darnos cuenta, acumulamos un montón de botes a medio terminar en la zona de ducha. La norma dice que, como mucho, puedes tener dos botes abiertos a la vez. El resto acábalos de una vez. 

Un set de brochas profesional está compuesto por más de una docena de pinceles, pero tú no necesitas tantos para maquillarte. Descarta los que tengan el pelo despeinado y aquellos que no hayas usado en más de seis meses. Pero ¡cuidado! no vayas a tirar el de aplicar el antiojeras, tan indispensable como olvidado.

Si no quieres que tu jabonera se llene de restos de varios jabones lo mejor es que no empieces uno antes de acabar el anterior. Y si te queda pequeños trozos que apenas puedes alcanzar con los dedos puedes guardarlos en un tarro hasta tener suficientes y luego hacer una nueva pastilla de jabón. Solo tendrás que añadir crema y poner al baño María. 

Son nuestras mejores aliadas para mantener en orden el baño, pero no a cualquier precio. Ha llegado la hora de tirar esas cestas que no usas o cuyas fibras naturales están destrenzadas; también las cajas hinchadas por la humedad del baño. Un consejo: si usas cestas para ordenar, que sean similares y encajen en los huecos o cajones.

Las cremas faciales o corporales que no te hayas puesto en el último año has de tirarlas, ya que sus principios activos suelen caducar a los 12 meses. Mira el envase, en él aparece el tiempo útil de cada tipo de producto.

O de la ducha. La típica alfombra que tenemos en la zona de aguas para no resbalar también necesita una renovación periódica tanto por higiene como por estética. Renueva la tuya ya. 

Guardar más neceseres de los que necesitas solo te restará espacio. Olvídate de los “por si acaso”, con tener uno a mano será más que suficiente y, guardado, únicamente uno pequeño de viaje para cuando no quieres facturar la maleta. 

Las escobillas del baño no son eternas (ni mucho menos) así que si ya no recuerdas la última vez que la cambiaste es que ha llegado el momento de comprar otra. 

Las cajas en las que venían tus productos de maquillaje son inservibles, porque seguro que ya los tienes guardados en el neceser, así que a la basura con ellas.

No esperes a que las cerdas del cepillo de dientes estén totalmente debilitadas y desgastadas para cambiarlo. Los odontólogos recomiendan hacerlo cada tres meses para que evitar infecciones en la boca debido a los hongos y bacterias que se acumulan en las cerdas. Un consejo para evitar la acumulación bacteriana: aclarara y sacude enérgicamente el cepillo después de cada uso.

Si tienes niños sabrás que la hora del baño es un momento especial en el que les gusta interactuar con juguetes, pero una vez terminado el juego es aconsejable que los guardes en cestas o el armario para que no estén a la vista.

En muchos lugares de trabajo ya están colocando carteles que dicen que el baño no es el lugar indicado para leer, ni siquiera en la intimidad de tu casa. Así que saca todas las revistas de este espacio, tira las antiguas y coloca las que todavía estén de actualidad en el revistero del salón.

No acumules 20 frascos de perfume casi terminados. El contacto de la fragancia con el aire que queda dentro del envase hace que su composición pierda calidad e incluso que se estropee (es cuando cambia de textura y de color). De hecho, deberías guardarlos fuera del baño, ya que lo recomendable es tenerlos en un lugar seco (también alejados de la luz solar).

El peligro de sufrir una infección aumenta cuanto más usada está una cuchilla, por ello no debes reutilizarla demasiadas veces. ¡Y mucho menos si se ve vieja u oxidada por el contacto con el agua! Por cierto, la bañera o la ducha no son los lugares más indicados para tenerla. Una vez termines de utilizarla, seca el cabezal y guárdala en un cajón debidamente cerrada con su tapa de plástico de seguridad.

Lo sabemos, a veces en las distancias cortas es cuando se ven mejor las cosas a la hora de maquillarte o afeitarte, pero eso no significa que debas tener ese arsenal de espejos de mano en el mueble bajolavabo. Quédate con el que realmente usas y es más cómodo y, el resto, sácalo de allí. 

Las muestras de cosméticos son para que cuando llegues a casa las pruebes y, si te gusta el producto, lo compres. No para que las acumules en los cajones y cestas por si algún día las necesitas. Además, es probable que si tienen más de un año estén estropeadas. 

La manicura requiere de un material muy preciso y sensible al uso. Ya sean de cartón, de cristal o acolchadas, una vez las limas estén desgastadas oblígate a tirarlas, para luego no encontrarte trozos viejos metidos por los cajones. Respecto a las tijeras, si no son afilables es preferible que compres unas nuevas.

Lo mismo sucede con las amenities de los hoteles. Son para que las utilices durante tu estancia, no para que vuelvas cargando con ellas en la maleta. Será suficiente con tener guardados un bote de gel y otro de champú por si te duchas en el gimnasio.

O que nunca usas porque tu larga melena se ha convertido en un pixie. Si no funciona bien deshazte de ella y si no la usas, no la tengas ahí encima con todos sus accesorios, guárdala en un armario (si crees que la volverás a usar) o dásela a alguien que sí que lo haga. 

Tampoco los medicamentos han de estar en el baño. Aprovecha este consejo para, además de sacarlos de este espacio húmedo y perjudicial para su conservación por los cambios de temperatura, revisar las fechas de caducidad y bajar al punto de reciclaje de tu farmacia todos aquellos que esté caducados o te hayan sobrado de un tratamiento.

Si aún no has cambiado todas las bombillas de tu casa, probablemente las del baño sean las grandes olvidadas. Por eso, deberías revisar de qué tipo son y, si aún mantienes algunas de las incandescentes en esta estancia, cámbialas por otras led. Además de gastar más, las incandescentes producen calor. 

Y que, además, solo acumula polvo y más polvo. Ya lo tengas en una bandejita sobre la encimera o en un estante, lo mejor es que lo tires o lo sustituyas por otro nuevo que huela bien. 

La cortina de la ducha suele enmohecerse en su parte inferior. Para que esto no pase, lávala con frecuencia en la lavadora (tal vez tengas que frotar antes bien). Puedes cambiarla o plantearte instalar una mampara, una solución mucho más higiénica y decorativa. 

Estaban bien en tu época de estudiante, pero ahora ya ha llegado el momento de hacerte de unos accesorios de baño resistentes, decorativos y bonitos. De resina, madera o, incluso, de mármol son muy decorativos. 

Muchas veces, al comprar líquido para las lentillas, llevan incluido un nuevo estuche. Deshazte de todos menos de dos o tres, para tener un repuesto por si los pierdes. ¡Pero no los guardes todos!