Crear el hábito de que cuando se acaba la temporada hay que seleccionar qué se puede quedar en casa y qué no, no es una mala idea. Primero porque así no acumulas cosas innecesarias y segundo porque ganas espacio. ¿Por qué guardar algo que el verano siguiente ya no usarás?
No se trata de comprar cosas con la filosofía de "usar y tirar". Sin embargo, muchos objetos pueden ir directos al punto de reciclaje más cercano debido al uso que se ha hecho de ellos durante los meses de verano.
Aprender a tirar y tomar conciencia de todo lo que tienes, de aquello que compras por impulso (y que por lo tanto podrías ahorrarte) y de todo lo que sobra, es importante. El verano se "presta" a darnos algún capricho por las vacaciones, nuestro estado de relax, cosas que no cuestan demasiado… pero cuando acaba, no guardes por guardar.