Sácale más partido a tu armario

Txell Huguet

Redactora de El Mueble especializada en decoración y orden

Actualizado a 24 de septiembre de 2021, 12:50

No necesitas un vestidor enorme. Ni un armario gigantesco. Más importante que tener un ropero grande, es disponerlo justo donde lo necesitas, planificar su distribución a medida de tu ropa y tus especiales hábitos de orden. ¿Empezamos?

Ubica bien el armario

El sueño de tener un vestidor puede lograrse tanto reservando toda una estancia a la ropa como colocando una cabina o un armario con astucia. Se trata de ponerle un poco de imaginación y, sobre todo, de planificar la ubicación del armario desde el principio. ¡Piensa dónde debes vestirte! (y no tiene por qué ser en el dormitorio). De hecho, si vives en pareja es mejor separar el ropero de donde se duerme, para respetar el descanso del otro. Eso sí, cada opción (armario, cabina o vestidor) exige un lugar de distintas dimensiones. ¿Con cuál te quedas tú?

Si eliges un armario tradicional...

Necesitarás un espacio con un fondo de 0,60 m. Si el modelo es exento y de medidas fijas (desde 1.500 €), el ancho oscila entre 1 y 1,60 m, y el alto de 1,50 a 2,10 m. Pero si es modular (de 1.800 a 6.000€) se ajusta al lugar creando muros a medida que pueden ir de pared a pared y de suelo a techo (hasta 3 m). Para favorecer el descanso, lo último es separar el armario de donde se duerme, ubicándolo de espaldas a la cama para que funcione como cabecero y cree un vestidor detrás. También puedes comprarlo en módulos en "L" o "U", que crean un espacio propio; o si tienes un gran pasillo, colócalo allí, siempre que permita un paso de 0,90 m.

¿Te gusta más una cabina?

Cuando hay más fondo (de 0,90 a 1,40 m), se puede apostar por una cabina o un armario transitable (a partir de 2.000€). Si no es transparente, desde fuera parece un ropero. Eso sí, al abrir la puerta se descubre una pequeña estancia con módulos abiertos compuestos por barras, estantes y cajoneras. Como un vestidor, pero en mini. A partir de 1,30 m, las cabinas te dan la opción de proyectar un espacio de transición entre el dormitorio y el baño.

¡Quiero un vestidor!

Convertir toda una estancia en armario es ideal para crear un contenedor comodín donde disponer, además de la ropa, los zapatos, los bolsos y hasta el equipo de plancha y la ropa blanca. La idea consiste en equipar las paredes con barras y estantes, y solo algunas cajoneras para que todo esté a la vista y sea más fácil buscar y guardar las prendas (aunque más difícil preservarlas del polvo). Para lograrlo, precisas unos 4 m2 (lo ideal son 7-10 m²) y la reforma oscilará entre 2.500 y 6.000€ (incluso 10.000 €).

Medidas básicas

Fondo. Respeta 0,55-0,60 m interiores (0,58-0,68 con puertas) para la ropa colgada, y 0,30-0,35 m interiores para la doblada. Y frente al armario deja un espacio de 0,75-0,80 m (mejor 1,10-1,20 m) para poder circular y vestirte.

Ancho. Como mínimo, necesitas 1,5 m de ancho para cada persona. A partir de 3 m, es práctico que dividas el armario en dos mitades (ella y él). Y si hay más de 4 m (mejor 5 m), puedes clasificar la ropa por verano e invierno para no tener ropa en cajas.

Alto. Es útil contar con un armario de 2,50 m de alto, para crear un doble colgador (la barra superior siempre puede ser telescópica). Lo más práctico es disponer en las alturas cómodas (0,65-1,50 m) la ropa de mayor uso.

Materiales para el armario

Además de imponer un look determinado, cada material exige unos cuidados y atenciones que conviene tener en cuenta. La madera es cálida, noble y transformable, pero cara y requiere protección cada 1 o 5 años (con cera, pintura o barniz). La melamina es lavable y un 75% más barata pero es menos ecológica, no es reparable y, si los cantos no son postformados, tienden a levantarse. El vidrio crea transparencia pero exige una limpieza continua y una protección extra frente a los golpes. El pladur se funde en el espacio pero crea estructuras fijas y poco flexibles. Y el aluminio y el acero son ligeros y vanguardistas pero se rayan con facilidad y las manos dejan huella.

Para la estructura

Si buscas armarios integrados, puedes recurrir al pladur para proyectar fondos y laterales que se funden con la propia arquitectura y pueden acabarse a la carta (desde pintura hasta cerámica). Para crear muebles más cálidos, lo ideal es la madera o el aglomerado chapado o laminado. Y para impulsar cabinas aéreas, usa perfiles de acero o aluminio con frentes de cristal (transparente o al ácido).

Para los interiores

Como quedan ocultos, los interiores de armarios y cabinas suelen elegirse de melamina. Cuestan un 50% menos que la madera y siempre se puede optar por una imitación de abedul o cerezo para recrear entornos gratos. La única precaución es asegurar unos niveles bajos de formaldehído (presente en los contrachapado), sobre todo si hay personas en casa con problemas de asma. En los vestidores, como todo está a la vista, se impone la madera barnizada o lacada para resolver el equipamiento. Claro que la tendencia invita a combinar fondos de madera con accesorios de acero y hasta módulos de plástico reciclado y reciclable de colores ácidos.

Para las puertas

Las puertas más demandadas son las lacadas (220€/m²), porque permiten que el armario se funda en la pared y desaparezca visualmente consiguiendo una estancia "sin muebles". También tienen gran éxito las de vidrio, sobre todo si es traslúcido, arenado o con color porque, aunque oculta el interior, rebaja el impacto visual de un frente ciego y filtra la luz instalada en el interior. Eso sí, se trata de puertas delicadas y que exigen, para que no se descantillen, que estén enmarcadas (en perfiles de madera, aluminio o acero), lo que representa un sobrecoste de unos 200 €.

Tipos de puertas

Abatibles. Son las más económicas y habituales. Pero incómodas, porque para abrirse necesitan un espacio delante del armario. Sólo se aconseja en espacios grandes o con poca obertura (0,40-0,50 m).

Correderas. Cuestan un 10% más que las batientes, pero pueden colocarse en espacios mínimos, incluso cuando las mesitas están pegadas al armario. Su desventaja es que sólo ofrecen una vista parcial del interior.

Plegables. Al plegarse como las páginas de un libro dejan todo el interior a la vista. Pero cuestan un 20% más que las tradicionales y no permiten colocar módulos extraíbles o barras hidraúlicas en los extremos.

El interior del armario

Para duplicar la capacidad interior del armario y encontrar de forma fácil y rápida la ropa es esencial una compartimentación a medida. Más que llenar el interior de barras, estantes y cajones sofisticados, se trata de planificar un almacenamiento que se adapte a tu vestuario y a tus hábitos de orden, y que, con pequeños cambios, te sea útil a lo largo de toda la vida. La clave es apostar por interiores flexibles. Pueden tener laterales perforados (tipo cremallera) o fondos de perfiles horizontales (como el modelo Gliss 5th de Molteni). Lo esencial es que la estructura te permita mover, añadir o quitar elementos para crear secciones según el vestuario de cada momento.

Secciones a medida

Se impone clasificar la ropa por prendas (camisas, faldas...) y asignar a cada tipo un compartimento del largo y hasta el ancho (según el nº de piezas) adecuado. Para abrigos y vestidos largos, se necesitan huecos de 1,40 a 1,60 m de alto, y con unos 12 cm de anchura para cada pieza. Para camisas y chaquetas mejor de 1 y 1,10 m de largo y 6-10 cm por unidad. Y para los pantalones estirados, las faldas largas y los vestidos cortos 1,20 m de altura y 5 cm de margen. Y la misma distancia para faldas cortas y pantalones doblados (en pantaloneros extraíbles) pero solo 1 m de altura.

Barras

Las barras son muy prácticas para tener a mano, y en un espacio mínimo, tanto abrigos y chaquetas como camisas, faldas, pantalones, cinturones y corbatas. En una barra de 1 m, caben 18 camisas, o 10 chaquetas o 20 pantalones. Claro que para que se conserven bien hay que elegir la percha adecuada: de madera y moldeadas para que los abrigos no se deformen; antideslizantes para que las camisas no se caigan; de pinzas para mantener los pantalones y faldas estirados, y tipo corbateras para disponer corbatas y cinturones sin doblar (al enrollarse se deforman).

Estantes

Los estantes son ideales para los jerséis, pero también para las camisas si las guardas dobladas y planchadas. Eso sí, para que estén a la vista, sitúalos a una altura cómoda a los ojos (0,65-1,20 m). Para los jerséis, crea compartimentos de solo 0,20-0,22 m de alto para apilar, pero sin que se desbaraten, de 3 piezas gruesas a 5 finas. Y para las camisas, instala estantes extraíbles de 8-10 cm de alto para ubicar solo una pieza y evitar que se arrugue. Y en ambos casos de solo 0,30-0-36 cm de ancho (y hasta de fondo). Los estantes de 0,60 cm de profundidad resérvalos para los bolsos (separados por laterales) o las cajas con ropa de otras temporadas.

Cajones

Los cajones resultan imprescindibles para almacenar la ropa interior (10 cm de alto) y, si te arreglas en el vestidor, para las joyas y los adornos para el pelo (5-8 cm). Pero para que sean prácticos y duraderos, asegúrate que tengan guías de calidad y de extracción total que permitan ver todo su interior. Y separadores interiores para poder a asignar en cada hueco una pieza y mantener en perfecto orden el interior. Para la ropa de casa o de deporte, como camisetas, chándales y pijamas, las cestas de rejillas son suficientes, además de más baratas y ligeras que los cajones.

Zapateros

Es mejor ponerlos fuera del ropero o, como mínimo, en un módulo independiente. Y por dos razones: para que los olores no invadan las prendas y para que el fondo del armario se ajuste a los zapatos (0,20-0,35 m) en lugar de a la ropa (0,60 m). Si eliges o diseñas zapateros con bandejas inclinadas y barras, basta un fondo de 0,20-0,22 m, y si recurres a estantes unos 0,35 m. La altura y anchura depende del espacio y del zapatero. Con barras, bastan compartimentos interiores de 0,35 m de alto, y con estantes de 0,15 m (0,35 m para botas de caña alta). En cuanto a la anchura, bastará con 0,20-0,25 m por cada par de zapatos.

Ilumina el armario

Iluminación general. Empieza por planificar una iluminación uniforme que alumbre, sin sombras, toda la superficie del armario, cerrado o abierto. Para lograrlo, instala en el techo focos de 35 vatios cada 0,50 o 0, 60 m. Son muy válidos, sobre todo, los bañadores de pared (focos de haz amplio que iluminan los muros).

Luces específicas. Para complementar, ubica luces en el interior del armario que te facilitarán la elección de la ropa. ¿Las opciones en auge? Finos tubos fluorescentes de 35 vatios bajo las baldas, pequeños plafones luminosos en los perfiles divisorios del armario y barras-lámpara.

¿Sabes ya qué armario es el tuyo? Explícanos cuál es tu armario ideal en los Comentarios de este artículo.

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