Cómo lograr una decoración de estilo nórdico: 20 claves para conseguirlo

¿Cuál es el secreto de su éxito? Sus propias características: ¿acaso la claridad, los materiales naturales y una atmósfera acogedora pueden pasar alguna vez de moda? Descubrimos algunas de las claves de este estilo decorativo que tiene su origen en los países del norte de Europa –Noruega, Suecia, Finlandia y Dinamarca– a principios del s. XX. Su objetivo era (y es) combatir la falta de luz natural y lograr hogares más confortables y acogedores donde refugiarse durante los largos y severos inviernos escandinavos.

El estilo nórdico es uno de los más populares del mundo. Prodece de los países nórdicos, en concreto de Dinamarca, Finlandia y Noruega, y se basa en el uso de elementos prácticos y funcionales a la hora de amueblar la casa. También busca ambientes cálidos y luminosos, algo normal si piensas que, en esos países, los días son más cortos que aquí. Y esto lo consiguen con el uso del color blanco como base y las maderas claras para dar calidez. 

Una de las máximas del estilo nórdico es la funcionalidad. Y es que, hay que tener en cuenta que este estilo nace en unos países en los que la gente pasa mucho tiempo en casa, por lo que la decoración presume de ser práctica y cálida, pero también tranquila, donde los espacios ordenados, limpios y funcionales mandan. 

Para decorar tu casa con estilo nórdico, tendrás que empezar por prescindir de todos los muebles que no tienen un uso. Lo superfluo debe ir fuera. Después, elige colores que multipliquen la luz (algo muy importante en espacios nórdicos) para las tapicerías y las piezas grandes, como el sofá; mientras que los muebles pueden ser de madera. Pero elígelos de roble o fresno, maderas claras pero de calidad. Conseguirás un salón nórdico de manera sencilla y con un resultado fresco, cálido y acogedor.

La madera es la que manda en el estilo nórdico, pero de tonalidades claras para que, al mismo tiempo que conceden calidez, ayuden a que el espacio se vea luminoso. Y, por supuesto, los suelos también son de madera. Otros materiales como la piedra o la cerámica. 

El estilo nórdico hace uso también de piezas con cierto aspecto retro para dar personalidad a los ambientes. Y es que este estilo es el padre de grandes diseñadores como Hans J. Wegner, Alvar Aalto, Arne Jacobsen o Verner Panton. Y, de hecho, cada vez es más común ver cómo este estilo nórdico recupera grandes piezas del diseño, como las sillas Eames (de Charles y Ray Eames), el taburete nº 60 (de Alvar Aalto) o la silla Wishbone (de Hans J. Wegner). 

El blanco y el gris claro son los colores favoritos del estilo nórdico, ¡Y sin miedo a que sean fríos! Y es que, como la madera es el material principal de estos ambientes, encuentra en estas tonalidades neutras la combinación perfecta para que cada estancia sea luminosa, acogedora y cálida. 

Teniendo en cuenta que el estilo nórdico tiene algo de minimalista es necesario añadir ciertos elementos que aporten calidez y movimiento. Así, el uso de diferentes texturas es básico. Puedes incluir en la decoración mantas de pelo largo, que además aportarán un ambiente más cálido, pero también fibras, que tienen esa virtud de dotar de calidez y frescura al mismo tiempo. 

A los nórdicos les encanta pasar tiempo en familia y con amigos. Por eso sus cocinas han de ser también cálidas y luminosas. Así, las cocinas blancas con toques de madera –en la encimera, por ejemplo–, son la mejor opción. Incluso puedes permitirte el lujo de elegir unas lámparas blancas, que sumarán luminosidad y estilo. Para darle color, siempre puedes añadir algún elemento en mostaza, que dará calidez sin perder luz. Inspírate con estas cocinas nórdicas y lleva su frescura a la tuya. 

Son las máximas del estilo nórdico. Y es que, en zonas en las que los días son tan cortos, es necesario contar con todos los recursos que te puede ofrecer la decoración. Por eso las paredes blancas son una máxima, pero también la madera. En este dormitorio se han combinado ambos elementos para conseguir sendos objetivos. 

Es la razón de ser del estilo nórdico: multiplicar la claridad a toda costa, por lo que quedan terminantemente prohibidas las telas tupidas en cortinas. De hecho, es habitual ver desnudos los ventanales de las casas de estos países. Los tonos oscuros en suelos, paredes y muebles, es decir, en superficies grandes, tampoco son habituales. 

Presente en paredes, muebles, complementos, e incluso en el suelo, el estilo nórdico hace uso (y abuso) de él en su tono más cálido. Es habitual que convivan con él el beige y el gris. Los toques de color se añaden mediante los complementos, los textiles, las lámparas o incluso los cuadros. Una de las combinaciones estrella de la decoración estilo nórdico es el contraste entre blanco (el color dominante) y negro (el secundario), como se aprecia en esta cocina. 

Omnipresente no solo en suelos, paredes y muebles, sino también en todo tipo de complementos, desde portavelas hasta accesorios de mesa. Las variedades más habituales vuelven a ser las claras, como el haya o el abedul. Recordemos: todo va orientado a atraer la luz en casa y a crear espacios más acogedores y envolventes.

 Sencillos y de líneas rectas y depuradas, combinadas con suaves curvas y líneas orgánicas. De ahí que este estilo tenga puntos de conexión con el minimalismo. El objetivo es lograr un ambiente diáfano y espacioso, sin artificios innecesarios que rompan la armonía lograda. Lo práctico se impone a lo estético. Pocas piezas pero con sentido. Este salón comedor, pese a la librería de pared a pared, el completo sofá y la gran mesa no se ve recargado. 

Aunque la madera suele ser el material estrella del estilo nórdico, es habitual combinarla con otros con el fin de crear un espacio más personal y vivido. ¿Por qué no incorporar toques de estilo industrial o algún mueble vintage? En este comedor, las sillas Eames Plastic Chair de color verde suave, un clásico del diseño, se han combinado con una mesa de color blanco y una gran lámpara de fibras.

Lo natural se impone en la decoración de estilo nórdico, y los textiles no son una excepción. El lino, la lana y el algodón nunca faltan en las casas escandinavas, aunque también aparecen las pieles en plaids y cojines, sobre todo durante los meses de riguroso invierno. Lo importante es envolverse de texturas naturales, abrigadas y gustosas que nos hagan sentir a gusto. 

 Aunque las decoraciones nórdicas tienden a ser muy sobrias, nunca faltan los estampados para dar un toque alegre y atrevido. Los motivos geométricos, sobre todo los rombos (como el de la imagen, de Km Family) y los rectángulos, se imponen. Combinados con colores poco saturados, como la gama de los pastel, es habitual encontrarlos en cojines, accesorios e incluso en paredes, como en este dormitorio infantil.

 Un leitmotiv en las decoraciones nórdicas son las referencias naturales y animales: desde ciervos en cuadros o en cabezas de peluche para decorar las paredes de la habitación de los peques, hasta accesorios confeccionados con ramas, piñas... Y, por supuesto, no pueden faltar ni las plantas ni los ramos. 

Al estilo nórdico le gusta la filosofía DIY. Un plaid de crochet, una manta de patchwork, mesas de madera recuperada, muebles restaurados, piezas decorativas hechas con troncos, amigurumis... Además, lo artesanal es tendencia. Estas cajas, pintadas en tres tonos pastel, dan un toque personal y original al pasillo. El suelo en blanco y las piezas recuperadas completan un conjunto de influencia nórdica.

Lo personal invade las casas nórdicas, creando ambientes más acogedores y vividos. Fotos familiares o de viajes, una colección personal, una composición de láminas o cuadros... ¿Y lo que nunca puede faltar? ¡Velas! Regalan un plus de calidez y crean una atmósfera más envolvente y con un matiz mágico.