¿Iluminar o decorar? Es lo primero que debes preguntarte antes de elegir una lámpara de pie. Y es que no es lo mismo elegirla como activo decorativo con una función sobre todo ornamental que como elemento funcional. ¿Ambos conceptos pueden ir de la mano? ¡Por supuesto! Una lámpara, por muy bello "florero" que sea, no dejará de ser una lámpara. Pero no le pidas que te ilumine como es debido las páginas del libro que estás leyendo. Porque es probable que no haya sido diseñada para este fin.
Lámparas con vocación escultórica
El diseño se impone a la funcionalidad. Son lámparas perfectas como apoyo lumínico, ya que suelen ofrecer una agradable luz ambiental. Son decorativas por sí solas y pueden complementar la decoración de una estancia o marcarse un solo para ser las grandes protagonistas.
Las hay XL, como la Arco de los años 60, que destaca por su brazo extralargo en forma de parábola y su pantalla semicircular. Pero también las hay más discretas, como la icónica lámpara Gräshoppa, diseñada en los 40's y cuyo diseño es eternamente joven. ¿Qué tienen en común? Que en ambos casos son imán de las miradas del espacio que iluminan. Incluso apagadas.
Las pantallas de base ancha ofrecen una luz más difusa y ambiental; las de base estrecha, más focalizada, siendo idóneas para leer
Para leer
Si vas a usarla como apoyo del rincón de lectura, elígela con criterio. En este sentido, es básico que el brazo sea dirigible y el cabezal flexible, para poder orientar la pantalla según tus necesidades. Y si además el pie es regulable en altura mucho mejor.
En cualquier caso, se recomienda que la pantalla quede a una altura de unos 150 cm respecto el suelo. Si eliges la pantalla con la base estrecha, el haz de luz será más focalizado en el libro, ofreciendo una luz más puntual. En cambio, si la eliges con la base ancha, la luz se dispersará más, siendo una opción más indicada si buscas una iluminación ambiental.
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