50 cocinas abiertas al salón (con todos los detalles) llenas de ideas para inspirarte

Esta cocina ha ganado metros y luz al sustituir el tabique que la separaba del salón por una gran puerta corredera acristalada con cuarterones blancos. Así disfruta de conexión visual y un paso más cómodo hacia el comedor, pero se puede aislar cuando es necesario para evitar ruidos u olores.

Para la cocina se han elegido muebles blancos sin tiradores y una elegante encimera gris, y se han panelado los electrodomésticos para que su vista resultara más estética desde el salón. Además, tiene el mismo suelo de parqué que el resto de la casa para así ganar continuidad decorativa. Es un proyecto del equipo de I Loft You. Estas ideas te ayudarán a aprovechar tus armarios de cocina. 

Abrieron la cocina al resto de este apartamento para "poder cocinar con vistas al mar". De ahí el homenaje de las baldosas marroquíes del antepecho en color azul. Al hacerlo la interiorista Mireia Torruella, de Fina Brunet Interiorisme, se encontró con un handicap: la columna. Como no podía quitarla la integró en la isla y la potenció con espejos que, además, reflejan el mar. 

La isla rodea la columna y tiene mucha personalidad, con una encimera de roble que se prolonga a modo de barra de desayunos y una original lámpara que pone en toque vintage. 

Esta cocina abierta sigue la misma línea decorativa que el resto de piso, donde el color gris antracita y la madera son protagonistas. Tiene muebles en laca mate gris combinados con armarios bajos de madera y una pared de palillería de roble.

La campana encastrada en el techo pasa totalmente desapercibida. La mesa de roble de comedor se apoya en la isla de la cocina y queda enmarcada por dos originales lámparas. Es un proyecto de In56 Interiorismo. 

En realidad es una cocina con península que se apoya en la pared y tiene espacio para la zona de cocción, la de aguas y una barra de desayunos ganada al prolongar la encimera. Esta cocina americana se integra genial con la decoración, ya que los armarios blancos y los frentes de los electrodomésticos panelados se funden con las paredes y apenas se ven. 

"Para que no se viera todo tan blanco apostamos por un suelo de madera rústico. Y esa misma madera la llevamos a la encimera y las baldas de la cocina", explica la interiorista Bárbara Sindreu, autora del proyecto. 

En cocinas abiertas al salón es una buena idea tener un mueble o elemento que haga de transición entre ambos espacios. Aquí es la península de DM y madera que sirve como superficie de trabajo adicional, para guardar y de barra de desayunos. Queda abierta, ya que no tiene armarios bajos, resulta muy ligera y no empequeñece la cocina. 

La interiorista Begoña Susaeta decidió revestir las paredes de la cocina blanca con el mismo papel pintado azul del resto del piso. Así queda enmarcada y destaca más. 

Esta cocina no es muy grande, pero la altura de su techo le da amplitud. Además, han ganado una ventana y tirado un tabique para crear una barra de desayunos que incluye zona de almacenaje. 

Para potenciar la luz, las decoradoras Loreto Balbuena y Cristina Afán de Ribera han elegido muebles con cuarterones blancos, a juego con encimera y paredes. El suelo es de mosaico antiguo. 

De oscura y pequeña esta cocina ha pasado a ser luminosa y más amplia. La interiorista Marta Tobella, de Sacum, ha sido la artífice de este cambio. ¿Sus secretos para conseguirlo? Han sido dos: sustituir el tabique por una puerta corredera de cristal e incorporar la zona del lavadero. 

Con estos cambios la cocina disfruta la luz todo el día. Los muebles se han lacado con el color Lime Stone de Jotun para potenciar todavía más la claridad. Y para que el ambiente no quedara monocromo, la decoradora ha optado por introducir la madera en el suelo y la barra. 

La interiorista Belén Campos quería una cocina abierta, pero que la zona de cocción y el fregadero no se vieran desde el salón. Lo consiguió dejando parte del tabique para ocultar de las miradas de estas dos áreas. La barra es abierta y está hecha con el mismo Silestone blanco de la encimera. Queda genial con los taburetes de rafia y hierro. 

Los muebles de cocina son de material posformado en gris antracita y madera de roble. Una combinación muy actual que tiene el toque de calidez de la madera, también presente en el suelo de toda la planta. 

Una cocina moderna, pero también atemporal. Esta cocina abierta al salón presume de una elegante isla que se extiende hasta convertirse en una cómoda barra de desayunos. Los armarios blancos y sin tiradores ofrecen una visión despejada, que encuentra la calidez en la encimera de madera y la lámpara de fibras. 

En este proyecto del arquitecto Luis Martín Fabregat, la zona de trabajo de la cocina se ha planificado como centro de reuniones. Así, se alarga convirtiéndose en una barra de desayunos en la que predomina la madera, lo que ayuda a separar visualmente ambos espacios y, al mismo tiempo, dar calidez. 

Esta cocina abierta al salón y al comedor pasa completamente desapercibida. Para restarle protagonismo, se pegó contra la pared. La isla –que además tiene ruedas– sirve para delimitar y separar la zona con el comedor, efecto que se ve potenciado con los listones de madera y plantas que camuflan la campana desde el salón. Una opción genial si quieres reformar la cocina. 

Si te fijas en la imagen anterior, verás que desde el salón, la cocina se percibe como limpia y sin ruido visual. En cambio, al acceder a la estancia vemos que los estantes quedan abiertos, creando un divertido juego de colores que combina con el blanco. 

Si hay algo de lo que presume esta cocina es de la cantidad de luz que recibe. Y es que este bajo ha recuperado su luminosidad. Aun así, se ha utilizado la isla como separación entre el comedor y la cocina, pero también se ha diseñado el resto del espacio en torno a ella. 

Para conseguir armonizar la presencia de la cocina junto al comedor, Pía Capdevila, responsable de este proyecto, eligió papel pintado para el revestimiento. El antepecho se ha protegido con el mismo material de la encimera. 

Esta cocina se concibió como espacio para compartir, por eso la mesa de comedor se ha concebido con tanta presencia que casi casi eclipsa el mobiliario de la cocina. Sin armarios altos, se han elegido unos sencillos muebles blancos y la encimera con acabado gris, en consonancia con la lámpara que corona la mesa. 

Para conseguir un resultado más personal, el antepecho de la cocina se revistió con unas baldosas artesanales, que además aportan también un punto de color.

Al abrir un vano en la pared para comunicar la cocina con el salón-comedor, la ventaja es que dispones de otra pared para distribuir los muebles. 

Y corredera. Y, aunque puede cerrarse para evitar los malos olores en la cocina, el cerramiento elegido es una sencilla pared de cristal. Una solución que ofrece las ventajas de ambos sistemas sin renunciar al estilo. 

Y, aunque el mobiliario es cien por cien blanco, se han utilizado los adornos como las lámparas de techo y los objetos sobre la isla para llevar un punto de color y, al mismo tiempo, un toque más personal en una cocina moderna y blanca tan atemporal.

En esta cocina, proyecto de la decoradora Asun Antó, se eligió un discreto mobiliario, en blanco y sin tiradores. Se prescindió incluso de los armarios altos en favor de estantes, en los que colocaron varias plantas para caldear el ambiente. 

Para restarle frialdad, Antó añadió elementos de madera por doquier. Desde los adornos hasta los taburetes. Incluso las macetas son marrones, creando un cálido y acogedor contraste. 

Al eliminar la presencia de armarios altos y con el objetivo de darle un toque divertido a la cocina, se colocaron dos hileras de azulejos hidráulicos en la pared del fondo. 

En un extremo de la planta de la cocina se ubica el comedor, totalmente integrado. En esta zona, los muebles adosados a la pared completan la decoración del comedor -a modo de aparador con baldas- y encajan con el diseño de la cocina. 

En esta cocina la isla se prolonga en una barra baja de comidas, perfecta para sillas o taburetes. La altura de una barra en línea con la encimera es 92 cm. Más alta, la barra se coloca a 106 cm y una baja, a 75 cm. 

Un cerramiento interior de cristal es una solución diez para integrar la cocina en el salón-comedor e independizarla cuando necesites. 

La encimera se prolonga para crear una barra de desayunos y comidas rápidas, muy práctica para no tener que usar siempre el comedor. ¿Te has fijado en el revestimiento de la pared? 

Tirar las paredes de esta cocina hace que toda la habitación parezca más grande. El suelo de estampado geométrico delimita el espacio de trabajo. 

Los muebles se distribuyen en forma de U y así la cocina queda delimitada aunque integrada en el comedor y salón al mismo tiempo. La luz natural que entra por la ventana llega a todo el espacio. 

Uno de los frentes de la cocina divide a modo de península el comedor y la cocina. Además, este se aprovecha para instalar el radiador en un lugar visualmente discreto. 

Cuando la cocina se abre al salón hay que cuidar especialmente la elección del mobiliario para que no desentone. El negro es arriesgado, pero el resultado es elegante y actual. 

Es un recurso que funciona cuando la cocina se abre al salón: colocar la mesa de comedor como elemento de transición entre uno y otro ambiente. 

Esta cocina con barra se abre por completo al salón. Una isla con barra y taburetes delimita los espacios. Un cerramiento con puertas de madera y cristal marca la zona de la despensa. 

Integrar la cocina en el salón siempre concede metros. En este caso un muro separa la cocina del recibidor y se aprovecha para adosar un office ligero en una zona de paso. 

Así se consigue que la continuidad visual entre el salón y la cocina sea mayor. El uso de dos acabados en los muebles hace que la isla resulte menos pesada -en blanco- y el frente del fondo -en madera oscura- da profundidad. 

Un frente acristalado con puerta corredera integra la cocina en el salón, pero permite aislarla para evitar, por ejemplo, el olor y humo mientras se cocina. Otro acierto: adosar una mesa a la isla con placa a modo de office. 

Un murete delimita la cocina del comedor pero al mismo tiempo se aprovecha para instalar la grifería de la zona del fregadero en el lado de la cocina y es el respaldo de un banco que completa los asientos en el comedor. 

Los muebles de la cocina se organizan en forma de L adosados a las paredes y para que la composición resulte ligera se combinan módulos cerrados con puertas y estantes. 

Que aprovechan el espacio. La escalera por la que se accede a la segunda planta de esta casa se integra en la cocina perfectamente, aprovechando la zona bajo los escalones con muebles a medida. 

Ganar metros y comodidad para moverse por una cocina pequeña con más libertad. Prescindir de paredes cuando los ambientes son pequeños es la mejor solución. Salón, comedor y cocina se suceden. 

Para que la continuidad entre el salón y la cocina sea total. Solo un acristalamiento sobre un murete delimita zonas sin entorpecer la vista.

Están pero no se ven. De esta manera el resultado es más estético. En esta cocina el frente de trabajo se completa con una zona de muebles altos y una mesa tocinera a modo de office improvisado en la pared que queda libre.

La cocina se distribuye en dos frentes paralelos, uno con fregadero y otro con placa de cocción. A este último se adosa una mini barra de desayunos a medida, realizada en madera. Toda la cocina combina madera, blanco y negro. 

La cocina se distribuye en dos frentes paralelos, uno con fregadero y otro con placa de cocción. A este último se adosa una mini barra de desayunos a medida, realizada en madera. Toda la cocina combina madera, blanco y negro. 

Así es como se ve la cocina desde el salón-comedor de esta casa. Las paredes con cristales permiten una visión completa tanto desde dentro de la cocina como desde fuera. 

Una mezcla de acabados muy cálida para el mobiliario de cocina, perfecta para las que se integran en el salón. El blanco es el acompañante perfecto de las cocinas de madera.

Esta cocina es muy ligera. Las ventanas llenan de luz todo el ambiente y permiten disfrutar de las vistas mientras se cocina. 

Cuando la cocina se abre al salón-comedor merece la pena invertir en una potente y silenciosa campana extractora para evitar humos y olores al cocinar. 

Y además es un color neutro que se adapta bien a cualquier estilo decorativo que tenga el salón. El pilar sirve aquí para organizar la distribución. 

La isla de la cocina prolonga la encimera a modo de barra volada y se orienta hacia la ventana para disfrutar de las vistas. Cuando planifiques la zona de la barra, tenlo en cuenta. 

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Al abrir la cocina al salón, aunque el mobiliario de esta sea de líneas rectas y muy funcional, incorpora algún elemento  que cree unidad estética como lámparas o taburetes. 

En esta casa se abrieron dos vanos con puertas correderas que comunican la cocina con el comedor y el salón y la parte superior del tabique se sustituyó por un fijo de cristal que deja que la luz se reparta. Así, en el centro, se apoya una maxi isla de muebles con la zona de cocción y el fregadero.

En esta cocina un frente al fondo a modo de despensa y en el que se integran algunos electrodomésticos completa la zona de lavado y cocción, instaladas en la isla.

Para poner una nota diferente, la encimera en color negro contrasta con el acabado suave de las paredes y de los frentes de los muebles de la cocina. 

Tanto en el suelo como en las paredes. Es un recurso que funciona para integrar en la decoración la cocina cuando esta se abre al salón-comedor. 

Esta cocina en blanco y madera queda delimitada por el mobiliario y con una zona de desayunos y comidas rápidas. En el centro, un mueble auxiliar a modo de isla concede más superficie de trabajo. 

Más ligera. Todo el mobiliario es de líneas sencillas en color blanco. La decoradora Asun Antó diseñó la cocina con módulos adosados a las paredes, una isla central y una barra alta junto a la pared en el mismo material que la encimera. 

Que la cocina se abra a la zona de comedor es práctico porque evita paseos demasiado largos a la hora de preparar una comida en casa. 

Si quieres que el tu cocina sea clásica, apuesta por frentes con molduras y vitrinas con puertas de cristal. Es solo una decisión estética que no resta funcionalidad. 

La cocina se ubica en una zona de paso pero gana espacio al tirar la pared que la delimita. De esta manera es posible instalar un frente de almacenaje en el pasillo. 

Es una distribución que facilita el trabajo en la cocina. Ten en cuenta que el espacio central debe tener al menos un metro para trabajar cómodamente y abrir puertas y cajones. 

Esta cocina se abre al comedor y el mobiliario delimita su espacio. En forma de U, uno de los frentes se convierte en un aparador en la zona de comedor con muebles que abren hacia ese lado.

Esta cocina pertenece a Beatriz Rodríguez en Leó, ganadora del concurso "Las mejores cocinas de las lectoras". Es vivida, abierta y muy acogedora. Nos encantan las puertas correderas de cristal que dejan pasar la luz.