Los salones protagonistas de la revista El Mueble de este mes (y los más bonitos)

Este salón pertenece a una finca en Mallorca que responde al nombre La Dolce Vita. Y es que todo en este espacio invita a disfrutar de cada instante del día, gracias a su aspecto fresco y luminoso, pero también acogedor y cálido. Y todo gracias al blanco roto de paredes y vigas. Para crear un contrapunto, la propietaria (que es diseñadora de interiores y se encargó de la reforma) apostó por las telas: grandes y clásicas alfombras combinadas con cortinas blancas y cojines de verdes y tonos tierra.

Como si de una extensión se tratara, este comedor cuenta también con una sala de estar, perfecta para continuar con las sobremesas más cómodamente. En él la gama cromática elegida por la propietaria es cálida, con cojines que van desde el caldera y el terracota a tonos mostaza, más luminosos. 

No puede faltar entre los mejores salones del número de enero de la revista El Mueble un salón rústico como este, en el que la madera es principal protagonista. Lara Vallès, interiorista de Space Stage, fue la artífice de la reforma que quiso aportar calidez (antes era un pajar con las paredes de piedra). Tiró paredes y techos y se encontró con el increíble techo original, del que se respetó la estructura original y las vigas de madera antiguas. Y, para contrarrestar la oscuridad, crearon una ventana en la cubierta, en pleno tejado, y esta es una de las claves de la reforma.  

La madera de roble claro, el lino, el algodón y el ratán de la decoración acentúan ese espíritu rústico. Pero sin renunciar a lo moderno, como demuestra la chimenea negra diseñada por el estudio. Para acentuar ese efecto, dejaron a la vista el tubo metálico y colocaron los leñeros debajo a modo decorativo. 

Este salón, protagonista de la revista El Mueble de enero, es casi como un enorme cubo de cristal que se abre al Mediterráneo. Gracias a su ubicación en esquina, el arquitecto Fernando García convirtió el espacio casi, casi en un camarote suspendido sobre el mar. Este salón, además, está abierto a la cocina y cuenta con una pequeña zona de escritorio al junto al ventanal, compuesto por una mesa y sillas de cristal, lo que camufla su presencia.  

Para contrarrestar, la gran librería de madera que ocupa toda la pared suma calidez, potenciada también por el tapizado de los sofás, en lino de color beige. En medio, el acceso al dormitorio, cuya puerta luce el mismo acabado, lo que aporta unidad y continuidad, además de ayudarla a pasar desapercibida. 

Era un piso y ahora son dos. Y, para sacar el máximo rendimiento al espacio, la interiorista Blanca Ferré, de Khaki Olive Studio, lo tuyo claro: muebles a medida. Un ejemplo es la original mesa de centro, que hizo un marmolista en Travertino y que son dos triángulos. Juntos forman un cuadrado y, por separado, dan mucho juego. También el mueble del salón es a medida. 

Puesto que el comedor y el salón comparten espacio, la interiorista buscó un modelo cuya trasera fuera decorativa, ya que quedan a la vista. El color beige y la madera es el hilo conductor, presente no solo en las tapicerías, sino también en el acabado de los muebles, como el del salón o el cubrerradiador (también a medida).

La luminosidad y la calidez fueron los hilos conductores de María Bermúdez, del estudio Quefalamaria, encargada de la reforma. Así, se abrió el salón de esta casa de tres plantas ubicada en Vitoria al recibidor. Ahora, ambas estancias están conectadas sin puertas, aunque separadas por un mueble bajo que sirve como trasera del sofá y de auxiliar para el recibidor.

Y es la máxima que se ve después en todo el piso. La madera de roble blanqueada, como has visto en el mueble de salón de la anterior imagen o en la mesa de centro de este ejemplo, es una constante en la decoración. Para darle un toque fresco, los cojines son de tonos fríos, pero suaves, con ciertos matices grisáceos, con un resultado muy elegante. 

"Una de las premisas de la reforma fue que les ayudara a ordenar", dice la interiorista Bárbara Serra, de Bäse Interiorismo. El mejor ejemplo es el mueble a medida, en madera rechapada de roble con forma de L, que bordea dos paredes del salón y el comedor (podrás ver cómo se convierte en banco para el comedor en la siguiente imagen. Y en total suma más de 11 metros y que ha equipado con decorativas cestas. 

Es una petición de la propietaria, quien quería algo que le recordara a su tierra. Ella es andaluza. Y como los tonos tierra son sus favoritos, la interiorista apostó por una pared en rojo pintada con pintura plástica y mate en el tono Pantone 484C, que llena de personalidad el salón.