35 salones pequeños que no lo parecen: luminosos, con estilo y llenos de ideas geniales

El gran ventanal de pared a pared que abre el salón a la terraza de este ático no solo regala luz, sino que prolonga el estar al exterior. Además, el blanco con el que se han unificado paredes, techo, sofás y el mueble del salón, contribuye a que el espacio parezca más amplio. 

Un único espacio amplio en vez de tres microespacios. Con esta idea se ha planificado este salón abierto al comedor y a la cocina. ¿El resultado? Un salón que, aun siendo pequeño, parece mucho más amplio porque la visión es nítida hasta la cocina. De hecho, se ha aprovechado el mobiliario para separar las diferentes zonas: la trasera del sofá y los muebles de la cocina. 

La interiorista Pia Capdevila nos muestra su nuevo proyecto: un piso de 60 m² en Barcelona que, con sus reformas, ha ganado en luminosidad, estilo y espacio. ¡Te encantará!

Luz y más luz. Tanto el estilo mediterráneo como el nórdico adoran la luz, sobre todo natural. No encontrarás muchas cortinas tupidas que obstaculicen los rayos de sol en los salones pequeños de El Mueble. 

En salones pequeños priorizar es básico, porque es probable que todo lo que quieres no te vaya a caber. Aquí, por ejemplo, se ha optado por un gran sofá chaise longue, que además se transforma en cama extra, y se ha completado con piezas bajas y versátiles. 

El color no tiene por qué estar reñido con los espacios pequeños. Y este salón es buena prueba de ello, donde las paredes se han pintado de un sereno azul. ¿La clave? La luz de la que disfruta de este salón y el hecho de pintar los techos en blanco, que por el contraste, parecen aún más altos de lo que realmente son, ampliando visualmente el espacio. 

En este salón se ha optado por pocas piezas pero escogidas, como el personalísimo sofá chéster de color gris antracita o la mesita auxiliar de porcelana tipo tibor de un verde mente, de rabiosa actualidad esta primavera. Y, por supuesto, la composición de fotos en blanco y negro que hizo la propietaria que decoran con mucho estilo la pared del sofá. 

Este salón es pequeño, pero se ha decorado sin complejos y con mucho estilo. Para empezar, la decoradora Mireia Torruella revistió toda la pared del salón de listones de madera, lo que le da personalidad y un extra de calidez a un apartamento de verano.

El decorador Pepe Llaudet supo optimizar al máximo el espacio de este salón, que lo organizó en dos ambientes separados por el mueble bajo de la tele. Por un lado, la zona de estar, con un sofá chaise longue y, por el otro, un coqueto rincón de lectura. Y diseñó piezas versátiles, como la consola metálica arrimada en el sofá que, además de servir de repisa y para ocultar los dos taburetes, es una prolongación de la mesa del comedor, cuando se necesita. 

Simetría y orden son un tándem básico en decoración. Y es que la simetría contribuye a que una estancia se vea más ordenada y el orden contribuye a ampliar el espacio. Y es una de las claves de este salón, donde el sofá se ha flanqueado por dos mesillas, lámparas y butacas gemelas. 

Este salón se ha planificado con una completísima tertulia, con dos sofás en "L" y cerrada con dos butacas ligeras, que además no suponen un obstáculo para la salida a la terraza. El hecho de no recargar el estar con muebles pesados contribuye a que el espacio respire.

La clave de este salón es el gran ventanal que lo abre al porche y al jardín, que lo prolonga visualmente haciendo que parezca más grande de lo que realmente es. De hecho se ha optado por un solo sofá arrimado a la pared para que no obstaculice el paso, y se ha completado con dos butacas, que flexibilizan la tertulia. 

Este salón es tan completo como ligero y pequeñito. Y esto no es casual, porque la decoradora Miriam Barrio se alió, en primer lugar, con el color, unificando paredes, mobiliario y tapicerías en blanco. Además, eligió piezas ligeras, como los sofás de patas vistas y poco voluminosos. Y jugó estratégicamente con los espejos, con los que revistió la trasera de la librería, lo que multiplica aún más la sensación de espacio. 

No nos cansaremos de repetir que el orden en casa es un gran aliado de los espacios pequeños, como el desorden es uno de sus grandes enemigos. Y nada mejor para prevenir el desorden que planificar de antemano espacio para guardar. Y esto es lo que hizo aquí la decoradora Marta Prats, que diseño una librería de pared a pared completada con armarios y, a juego, un mueble del televisor con cajones para tenerlo todo oculto. 

En este salón la decoradora Pia Capdevila ha optado por piezas que ocupan muy poco –como las baldas que aprovechan la altura del techo sin recargar– y aportan personalidad, como las mesas de centro con un sobre tipo bandeja y el original mueble escritorio que, en poco espacio, habilita un rincón de despacho.

Suprimir el pasillo y anexionar ese espacio al salón, como se ha hecho aquí, no solo suma metros reales sino también sensación de amplitud. Aquí, además, se ha optado por una decoración simétrica, con dos butacas, mesitas auxiliares y lámparas gemelas, lo que refuerza la sensación de orden. 

Apostar por el blanco es un acierto en salones pequeños, porque no solo ayuda a multiplicar la luz, sino que amplía visualmente el espacio. Para que el conjunto se vea más acogedor apuesta por un blanco roto –con pigmentos amarillos en vez de azules– y complementa el conjunto con piezas o detalles de fibras o de madera natural, como se ha hecho aquí. 

Los muebles polivalentes son un gran aliado en salones pequeños, porque reúnes en una sola pieza varias funciones. Aquí, el sofá se transforma en una cama doble cuando se necesita y la mesa de centro ofrece espacio interior para guardar. 

Cuando tienes un ventanal como este, ¡lo mínimo es sacarle partido! Aquí se ha planificado un banco a medida que sirve de sofá y de mirador, lo que permite disfrutar de más espacio libre en el estar, que se ha decorado con las piezas básicas.

En este salón se ha priorizado dar amplitud al espacio y evitar recargarlo. Por ello se ha optado por un sofá, en blanco, que delimita el salón con el recibidor, y se ha completado con dos mesas redondas muy ligeras, una butaca poco voluminosa y un mueble bajo lacado en blanco. ¿El resultado? Un salón amplio, incluso siendo pequeñito. 

Este salón está pensado para poder transformarse según las necesidades. Así, la butaca de plaza y media puede servir de asiento para los peques o de cómodo sillón de relax para los adultos. El puff, que al ser redondo resulta más ligero, puede servir de reposapiés o de asiento extra y las mesas de centro pueden juntarse para tener una grande o separarse. Y, con un cojín, también puede convertirse en un asiento improvisado. 

Un gran sofá rinconero, un conjunto de mesas de centro tipo nido y una ligera butaca metálica y de cuerda bastan para completar este salón, que al estar abierto al recibidor y carecer, además, de muebles altos, se ve despejado y visualmente más amplio. 

Este salón parece más de exterior que uno convencional, por la gran claraboya que inunda de luz el espacio y por el mobiliario, de obra y revestido de microcemento, incluso los sofás. 

La decoradora y estilista de El Mueble Sol van Dorssen optó por un tono suave piedra para dar calidez a este salón y, a la vez, decorarlo sin recargarlo visualmente. Lo llevó a las cortinas y las tapicerías, con la única nota de contraste de los puffs, de un color mostaza de moda, y para el mobiliario se alió con las maderas de tonos naturales.

Una mesa de centro de cristal, un sofá tapizado en blanco, dos butacas gemelas de líneas redondeadas y respaldo bajo y una estilizada mesa auxiliar con la estructura metálica. Todo en este salón está pensado para que, siendo muy decorativo, resulte ligero, lo que contribuye a agrandar visualmente el espacio. 

En una casa de montaña se agradece un sofá amplio y confortable, porque serán muchas las horas que se pasará en casa. Y a pesar de contar con pocos metros, es posible, como demuestra este salón, donde se ha aprovechado su planta alargada con un gran sofá rinconero muy capaz. Una butaca, que además da color, completa el estar. 

Es el trío de éxito de este salón, donde el blanco se impone en las paredes y en el sofá –la pieza más voluminosa– creando un lienzo perfecto para destacar el resto de mobiliario: una original mesa auxiliar con estantes, una estilizada mesa de centro de madera y dos butacas de aire retro que dan carácter al conjunto. 

Todo lo que tiene de pequeño este salón lo tiene de acogedor y lleno de personalidad. El techo con vigas de madera y la chimenea, que además sirve para separar el estar del comedor, dan mucha personalidad a un espacio que se ha decorado con pocas piezas para no recargarlo. 

Pocas piezas pero con personalidad. Es por lo que optó la decoradora Natalia Zubizarreta para decorar este salón, que equipó con una butaca clásica, dos puffs y un sofá moderno y una mesa de centro con mucha personalidad con el sobre tipo bandeja. 

Un aparador vintage que los propietarios han renovado con pintura, una antigua bobina de madera reconvertida en mesa de centro y una lámpara antigua se integran a la perfección en este salón ecléctico y muy personal. El blanco de las paredes y de los sofás contribuye a ello.

En este salón, la chimenea se ha completado con un mueble bajo de obra que sirve de repisa, de banco improvisado y la parte inferior se ha habilitado para guardar. Además, el blanco de las paredes aligera el conjunto. 

Sí, se puede. De hecho, aprovecha mucho más el espacio. Y al ser grande, mejor no competir llenando las paredes de cuadros. Pocos y discretos, ¡y ya lo tienes! La chaise longue del sofá, al no tener brazo, puede quedar frente a la salida de la terraza sin problema porque no obstaculiza la entrada de la luz. Además, la pieza guiará la mirada hacia el exterior, un truco muy simple, pero efectivo, para percibir el espacio más grande de lo que es. 

Los muebles ligeros y poco voluminosos y los colores suaves son grandes aliados en salones pequeños. En este salón, el sofá de respaldo bajo, las mesas de centro de fibras naturales, la estantería sin trasera y la alfombra beige contribuyen a que el espacio se vea más amplio de lo que realmente es. 

Un sofá cama o dos mesas de centro que pueden servir de auxiliares del comedor, por ejemplo, si se necesita pueden convertir a este mini salón en un espacio más cómodo y polivalente. Además, en salones pequeños aprovechar las paredes para guardar a lo alto es una solución muy útil. Un truco para que el espacio no se vea recargado es reunir el almacenaje más voluminoso en una sola pared, como se ha hecho aquí. En blanco, además, resulta más ligero.

¿Quién dice que un salón pequeño no puede ser estiloso? Este reúne un mix muy equilibrado de piezas actuales y de diseño con otras recuperadas y retro. Las paredes, la alfombra y la chaise longue, en blanco, sirven de base para destacar las piezas más especiales, ya sea por sus colores, como la butaca o por su diseño, como la gran cómoda recuperada.

Un sofá azul, una butaca negra, unas mesas de fibra... ¿El truco? En los complementos: dorado en lámparas y cuadro, para reflejar la luz que recibe (y amplía), y las plantas, que se traducen en el cerebro como "exterior" y este como "espacio". Las fibras naturales también son aliadas de los espacios pequeños: ¡son tan frescas como ligeras a la vista! 

Nos cansamos de decir que los sofás de líneas rectas son los ideales para espacios pequeños y este es curvilíneo. Sí, pero es un dos plazas y cuenta con un arrimadero blanco que aleja la pared en la que se apoya. En este espacio, el color blanco domina en comedor y cocina, mientras que los más cálidos predominan en el salón. De esta manera, los diferentes espacios se separan y con ello, ganan distancia visual.