Los mejores jardines de El Mueble con buganvillas

Las buganvillas son una opción muy habitual para cubrir pérgolas y disfrutar así de una cubierta verde que, en verano, se tiñe de color. Una cosa a su favor es que es una trepadora de crecimiento relativamente rápido: con buenos cuidados puede llegar a crecer cada año, de media, medio metro. 

Decorar la fachada de casa con una buganvilla es un clásico que nunca falla, porque cuando florece llena de color el exterior. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la buganvilla solo florece durante la primavera y el verano. Eso se debe a su origen, ya que es una trepadora tropical, que procede de Brasil. Sin embargo, con los cuidados adecuados y en climas no muy fríos, existe la posibilidad de poder disfrutar de sus flores durante todo el año. 

Este porche no sería el mismo sin las buganvillas que lo resguardan del sol y, a la vez, lo colorean, creando una estampa bucólica y relajante. Sin embargo, es importante tener en cuenta que posee abundantes espinas que, a su vez, provocan urticaria. Por lo que conviene evitar plantarla si hay niños o animales domésticos en casa. 

Las buganvillas no solo son un gran aliado para cubrir fachadas, sino que al ser un arbusto, pueden servir también para regalar intimidad, a modo de seto, como aquí. Con el plus que regalan color durante los meses de floración. 

En jardines con gran dominio de verde, como aquí, la buganvilla dará un toque de color muy atractivo regalando alegría y vitalidad al exterior gracias a su frondosa y abundante floración. 

Aunque el fucsia es el color al que más nos tiene acostumbrada la buganvilla, esta trepadora presenta múltiples colores, desde el naranja, el rojo o el amarillo hasta el blanco. Aquí, por ejemplo, se han combinado dos buganvillas de dos tonalidades diferentes.  

Las buganvillas son un clásico de los porches y jardines mediterráneos, porque llenan de color y alegría fachadas y pérgolas. Pero, ojo, porque con el paso del tiempo la buganvilla acaba formando un tronco, como se aprecia en este porche en el que esta trepadora da sombra y color. 

Puedes servirte de una buganvilla para crear un punto de interés en el jardín. Aquí, por ejemplo, la buganvilla enmarca un rincón con mucho encanto. Ha bastado un pequeño banco metálico para disfrutar de una zona de relax tan auténtica como natural. 

El mar al fondo, las buganvillas en flor y una apetecible sombra donde disfrutar de las vistas y del fresco. ¡Qué más se puede pedir! Y es que este porche es la estampa del verano. ¿Sabías que lo que llamamos flores de la buganvilla son, en realidad brácteas? Las flores son mucho más pequeñas y blancas y están protegidas por estas coloristas brácteas, que son las que hacen tan llamativa la buganvilla.  

Sí, es posible plantar una buganvilla en una maceta. Incluso cultivarla en el interior de casa. Sin embargo, deberás podarla de manera periódica, pues de no hacerlo su crecimiento podría detenerse o incluso llegar a morir. 

¿Por qué nos gusta tapizar las fachadas con plantas? No se trata solo de colorear las paredes, sino de hacerlas menos "duras" y convertirlas en un elemento más del paisaje, sobre todo si contamos con un jardín, como aquí, donde los arcos del porche se han vestido con frondosas buganvillas. 

Las trepadoras dan mucho juego a la hora de crear composiciones en el exterior. No solo para vestir fachadas o pérgolas, sino también para tapizar parterres o incluso crear pasos de verde, como aquí, donde la buganvilla simula un pequeño puente, creando un rincón con mucho encanto.  

Aunque la buganvilla tiene fama de ser una planta delicada, nada más allá de la realidad. De ahí que se la considere un arbusto rústico. Al no precisar muchos cuidados, es perfecto para jardines donde se busca un look muy silvestre y "natural". 

La buganvilla es una trepadora rústica, porque necesita poca agua y pocas necesidades de suelo rico en nutrientes. Pero su principal enemigo es el frío y las heladas. Por lo que en invierno, en climas muy fríos, es mejor protegerla con una manta térmica. Solo así te asegurarás que sobreviva el invierno y puedas disfrutar de sus colores en verano, como en este comedor de exterior. 

En este jardín se ha optado por crear una cubierta verde para resguardarse del sol en verano sin necesidad de instalar una pérgola. Se ha logrado con cuatro buganvillas que, al trepar, se han ido uniendo creando este toldo en flor tan llamativo. 

¡Qué bien le sienta a una fachada de piedra el fucsia de la buganvilla! ¿Sabías que una buganvilla puede crecer hasta 10 metros? Tenlo en cuenta a la hora de buscarle una ubicación en el jardín. 

Este porche está pensado para disfrutarlo sin tener en cuenta las estaciones. La clave es su cerramiento acristalado, que resguarda el estar del viento y la lluvia. La buganvilla que preside el jardín ofrece una nota de color y alegría durante los meses de veraniego, mientras que en invierno, al perder las hojas, ofrece una visión despejada del jardín. 

Plantar la buganvilla directamente en el jardín, como aquí, es una opción idónea si quieres que crezca en altura, pudiendo alcanzar entre los 8 y los 10 metros. 

Las buganvillas son arbustos, por lo que además de trepar para tapizar las fachada pueden cultivarse en forma de matorral, dejando que sus tallos cubran taludes o pendientes o incluso formando un seto recortado como en este jardín. 

Las buganvillas no solo decoran el exterior, sino también el interior. Y es que cuando cuentas con un gran ventanal al jardín, como en este dormitorio con salida directa al exterior, el paisaje entra en casa. Y una buganvilla dará color y alegría. 

Las buganvillas son una muy buena opción para confeccionar una cubierta vegetal de una pérgola, porque si bien durante los meses de calor son muy frondosas gracias a su colorista y abundante floración, durante los meses más fríos pierden las hojas, por lo que puedes disfrutar del sol cuando más se agradece y de sombra cuando el calor aprieta.

Lo hemos mencionado, las buganvillas no son plantas delicadas. Pero para crecer necesitan, sí o sí, mucha luz. Por eso conviene buscarles una ubicación con una buena orientación donde pueda empacharse de sol. Si es así, crecerá sin apenas mantenimiento, como en este jardín tan mediterráneo como de carácter agreste. 

Las buganvillas son plantas leñosas que, además de tapizar las fachadas, pueden decorar el exterior a modo de "arbolitos", como aquí, porque pueden ser disciplinadas en montantes que acaben teniendo una forma de árbol. 

En los porches queda muy decorativo y da mucho encanto enmarcarlos con plantas trepadoras, como se ha hecho aquí con dos buganvillas. A medida que crezcan darán un efecto de cascada en flor muy atractivo y agradable. 

A la hora de plantar la buganvilla es importante tener clara su ubicación, porque sus raíces son delicadas y no toleran bien ser trasplantadas. Tenlo en cuenta con previsión de su crecimiento. Aquí, por ejemplo, se han plantado para crecer en la fachada pero sin restar luz al interior de la casa, porque no invade los grandes ventanales al jardín. 

Aunque las buganvillas son un arbusto trepador, conviene fijar las ramas con alambres durante el crecimiento si queremos que se sostenga en vertical, como en este porche donde se busca que la buganvilla cubra el techo de la pérgola desde el interior.  

Hiedra y buganvilla son las dos trepadoras que visten de verde y fucsia la fachada de esta casa, que disfruta de un jardín proyectado con plantas autóctonas y mediterráneas, lo que da un look muy natural y asilvestrado. 

Fibras, tejidos naturales, madera y una gran buganvilla que cae como una cascada sobre el techo de la pérgola. El look no podría ser más natural, lo que crea una atmósfera relajante y muy veraniega. 

Hemos dicho que el blanco de las fachadas típicas mediterráneas le sienta de maravilla a la buganvilla. ¡Pero también la piedra! Y es que en esta masía la buganvilla que trepa por su fachada le da color y un look a la vez muy rústico. 

Es una opción habitual, pero, como demuestra este estar de verano, deberás tener paciencia porque aunque la buganvilla es un arbusto de crecimiento rápido, tardará unos años en poder cubrir por completo la estructura de una pérgola.