Las manías decorativas que comparten los adictos a la deco sobre su salón

"Me produce casi un sarpullido ver que la gente se apoya en el respaldo del sofá continuamente. Y eso sucede cuando el sofá queda en el salón en una zona de paso y no tiene un mueble adosado a la trasera", nos explica Alejandra. ¿Te pasa a ti también? Recuerda que ese mueble siempre ha de ser adecuado en dimensión al espacio y a la altura del respaldo del sofá.

"¿Qué es esa marca de ahí? No puedo con el cerco que deja un vaso en la mesa de centro o auxiliar del salón. Hay quien cree que esa suciedad forma parte de la decoración. ¿Para qué existen los posavasos?", señala Maika. Es tan fácil como usar uno o llevar la taza de la infusión en una bandeja.

Uno de los testimonios reales es el de Xiana, que también comparten otros maníaco adictos. "Cuidado con las fundas de sofá cutres y de colores chillones. Hacen que me ponga mala. Esas que no encajan, que sobran, que se ven llamativas e inadecuadas…", declara. ¡Estamos de acuerdo! Una funda debe quedar como una segunda piel y se usa para mejorar el espacio, no todo lo contrario.

Susana, Begoña, Marta, Olga… ¡Y suma y sigue! Esta manía es de las que se comparten en general por los adictos a la deco (y al orden). No pueden con los cojines del sofá mal colocados, lo que se quedan aplastados después de usarlos. Hay que ahuecarlos una vez que se deja de usar el sofá y que vuelvan a un estado "colocado".

"Ese jarrón o centro colocado supuestamente en el centro de la mesa, pero que, en realidad, ¡está descentrado!", indica Susana. Esto es una cuestión de centrar o no centrar. Y ella no puede con esa falta de centro. Se puede "disimular" con la colocación de otros elementos decorativos para no tener que estar tan pendiente de que el jarrón esté centrado. ¿Tienes tú algo que confesar sobre la decoración de la mesa de centro?

"¿Será un trauma?" Se pregunta Susana, que también nos contaba que tiene la misma manía decorativa en el dormitorio: "No puedo con las lámparas de techo en el salón. Necesito muchas luces ambientales para que no parezca que estoy en un frío almacén de muebles". 

Graciela no soporta que haya paredes sin decorar en el salón. "Me resultan muy impersonales y el salón en un espacio para sentirse bien". Y, por otro lado, Sandra, señala que "¿por qué hay gente que satura las paredes del salón? Necesitan que haya algo en cada una. No, en su justa medida. Puede quedar una pared desnuda y no pasa nada". ¿Dónde te encuentras tú?

"No puedo con los revisteros, Me parecen del siglo pasado", señala Xiana. Y siempre hay soluciones para guardar las revistas en el salón sin uno, por ejemplo, apiladas de manera ordenada en una bandeja, dentro de una cesta o dentro de un cajón de un mueble.

Para muchos de los maníacos adictos preguntados, que en un salón haya plantas es un toque perfecto. Pero, hay algo que produce mucha inquietud, que son cuando no están bien cuidadas, algo pochas o medio muertas. Eso crea una manía bastante generalizada. Hay que eliminarlas. Begoña, por su parte, sobre las plantas, dice "me gusta cambiarlas de lugar con frecuencia".

Fátima tiene otra manía en cuanto a la decoración del salón "odio los centros de mesa enromes, estáticos, regios… 365 días así, siempre igual. Prefiero los centros flexibles, que puedo adaptar a la estación del año, a mi ánimo o si tengo invitados. Me encanta cambiar su look y lo hago sustituyendo algún detalle deco".

"¿Por qué hay gente que pone la mesa de comedor detrás del sofá bien pegadita? Si no hay espacio, se busca otra solución. Necesito que alrededor del sofá haya hueco para moverse", explica Julia. Esa es su manía. Puede que incluso, solo sea cuestión de escoger una mesa de comedor o sillas de otro diseño o tamaño para ganar centímetros.

"Me pone muy nerviosa encontrar un salón repleto de todo, tanto de muebles como de objetos decorativos pequeños y dispuestos sobre muebles y en estantes", nos cuenta con un gesto de desagrado inevitable Belén.

"Me gusta la luz tenue para cuando me quedo viendo una película o escuchando música. Adoro esa sensación de refugio e intimidad que no está nunca presente en un salón con luz blanca y chillona", recuerda Carolina. Alejandra también está de acuerdo y matiza que "¿por qué hay salones en los que cada bombilla que se enciende tiene un color o tonalidad diferente? Me duelen los ojos de verlo". Así que cuidado con la iluminación del salón, ¡nos afecta mucho!

Para Jorge no hay nada peor como manía que ver una zona de estar en un salón sin mesa de centro. "Es que me pongo nervioso solo con pensarlo. Aunque sea pequeña, aunque elijas un par de mesas auxiliares de centro, ¡pero que haya una pieza de apoyo! Si no hay nada, me siento como expuesto, como sin protección al sentarme en el sofá".

"Necesito orden en la librería del salón pero sin pasarse. Me gusta una decoración flexible. Yo suelo variar ligeramente su look con pequeños cambios. Alterno libros con fotos, alguna caja decorativa, algo de arte…". Para Carolina el orden en la librería es importante, pero sin que llegue a resultar enfermizo.

"Me produce claustrofobia un salón con poca luz natural y por eso tengo manía a las cortinas oscuras, da igual cómo sean", señala Marta. Y se suma Olga a esta verdad absoluta.

"¿Qué es eso de tapar o proteger el sofá con telas o fundas para que no se manche ni de desgaste? Ni que se fuera a borrar. El sofá está para usarlo. Y disfrutarlo. Y luego esas sábanas que se mueven cada vez que te sientas o levantas… ¡No puedo!", aporta Tomás.

"Yo necesito ver los techos limpios y lisos, sin molduras y con lámparas discretas en tamaño y forma", puntualiza Bárbara. Y lo dice mirando hacia su techo con orgullo, sabiendo que cumple los requisitos. Esas manías nos provocan muchas sensaciones en una casa.

"Ni en los muebles ni en los textiles de las piezas de mayor tamaño. Necesito que todo sea liso en el salón", ruega David. Ese es su salón ideal, sin estampados ni patrones.