Decorar una estancia siguiendo una única paleta de color, puede ser una apuesta sofisticada, minimalista y muy efectiva si se ejecuta con criterio. Sin embargo, cuando esta elección se lleva al extremo y no se introduce ningún tipo de contraste, textura o matiz que aporte dinamismo, el resultado puede volverse monótono y generar sensaciones negativas. Es lo que ocurre, por ejemplo, cuando se abusa de colores fríos o apagados en espacios mal iluminados. La atmósfera, en general, puede tornarse plana, sin vida y muy triste. 

La interiorista Laura Lapetina profundiza precisamente en este tema. Hemos hablado con ella para que, desde su punto de vista profesional, nos explique qué tonalidades están arruinando nuestro bienestar en casa cuando se aplican de forma casi absoluta y sin elementos que compensen su dureza, lo que puede desembocar a que nuestro hogar se vea incluso deprimente. La clave está en encontrar un equilibrio para que la monocromía sea envolvente y elegante, pero nunca pesada ni emocionalmente agotadora. ¡Tomamos nota!

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PREGUNTA: ¿Hay algún color que, si se usa en exceso, puede resultar emocionalmente negativo?

Sí, totalmente. Si tengo que elegir uno, diría el gris muy oscuro o los tonos ceniza fríos cuando se usan de forma predominante y sin ningún tipo de contraste o calidez. No es que el gris sea un mal color —de hecho, bien utilizado, puede ser elegante y muy versátil— pero si se abusa de él, especialmente en espacios con poca luz natural, puede dar una sensación un poco triste o apagado

A veces se busca transmitir sobriedad o sofisticación, pero si todo el entorno es gris, sin texturas, sin matices, puede llegar a sentirse plano, frío… hasta un poco triste. Y al final, los espacios nos afectan más de lo que creemos en el día a día. Por eso, siempre busco equilibrar con materiales naturales, iluminación cálida o toques de color que le devuelvan vida al ambiente.

Salón con pared en gris oscuro

Una pared oscura no tiene por qué robar luz: usa el color en paredes con ventanas o coloca un espejo.

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P: ¿Qué efectos psicológicos puede tener este color si se usa demasiado en casa, especialmente en el salón o el dormitorio?

Cuando un tono gris muy frío domina por completo espacios como el salón o el dormitorio, puede generar una sensación de "bajón", por decirlo claro. Es un color que, si no se equilibra bien, puede transmitir distancia emocional, hacer que el espacio se sienta poco acogedor, e incluso afectar nuestro estado de ánimo.

En el dormitorio, que debería invitar al descanso y al confort, un gris mal planteado puede hacer que el ambiente se vuelva demasiado neutro, casi impersonal. Y en el salón —que suele ser el corazón de la casa— puede quitarle calidez y hacer que cueste más relajarse.

Por eso siempre insisto en que el color no es solo una elección estética, también es una herramienta emocional. Un gris bien trabajado, combinado con textiles suaves, madera, buena iluminación y algún acento de color, puede funcionar maravillosamente. Pero todo gris, todo el tiempo… puede apagar la energía de un hogar.

Recibidor con paredes en gris oscuro
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P: ¿Crees que este color tiene alguna connotación cultural o simbólica que refuerce esa sensación de tristeza o pesadez? ¿Influye el contexto en cómo lo percibimos?

Sí, totalmente. El gris, culturalmente, suele estar asociado a lo neutro, lo inestable o lo incierto. Tiene esa carga simbólica de falta de energía o incluso de tristeza. En algunas culturas también se asocia con la melancolía. Y claro que el contexto influye mucho. No es lo mismo un gris suave combinado con lino, luz natural y madera clara en una casa de campo, que un gris cemento en un piso urbano sin apenas entrada de luz. Lo que en un espacio puede sentirse sereno y elegante, en otro puede resultar impersonal.

Por eso, más que rechazar un color, lo que hacemos como interioristas es entender el contexto, la personalidad del cliente, el uso del espacio… y a partir de ahí, decidir cómo y cuánto de ese color queremos incluir. Porque todo, incluso el gris más gris, tiene su lugar si se usa con intención y equilibrio.

P: ¿Has tenido que intervenir alguna vez en un espacio demasiado gris? ¿Cómo equilibraste ese ambiente?

Sí, me ha pasado. No te diría que era todo, todo gris… pero sí demasiado. Había un salón en particular donde predominaban los tonos fríos: sofá gris, paredes en un gris muy claro, cortinas similares… El espacio se sentía plano y un poco apagado.

Lo primero que pensé fue: "esto necesita un poco de vida". No hacía falta tirar todo abajo, solo encontrar formas de suavizarlo. Lo que hicimos fue sumar texturas más cálidas —como cojines con tejidos naturales, una manta de lana gruesa— y cambiamos la alfombra por una con más cuerpo y color, algo en tonos beige con un diseño sutil.

recibidor gris oscuro con consola y cuadro 00411762
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También jugamos un poco con la luz. Cambiamos algunas bombillas por luz más cálida y sumamos una lámpara de pie que, además de iluminar, decoraba. Con eso ya el espacio empezó a respirar diferente. No fue una transformación enorme, pero sí suficiente para que el ambiente se sintiera más acogedor y con un toque más personal. A veces, con unos pocos cambios bien pensados, el espacio cambia completamente.

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P: ¿Qué colores, texturas o materiales recomendarías para contrarrestar el exceso de gris y lograr un ambiente más equilibrado?

Cuando hay demasiado gris, lo primero que busco es sumar calidez y contraste. Los tonos tierra suaves —como el beige, el terracota claro o los ocres suaves— funcionan muy bien para eso. También los verdes empolvados ayudan a romper con la frialdad sin perder elegancia. En cuanto a materiales, me encanta trabajar con madera natural, sobre todo en tonos medios o claros. Le da calidez al instante.

dormitorio con juego cama coral y paredes gris oscuro casi negro_00492057
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También los textiles juegan un papel clave: lino, algodón rústico, tejidos tipo bouclé… todo lo que tenga textura y una sensación acogedora. Los complementos: una alfombra con diseño suave, cerámica artesanal, algún cuadro con color, plantas con toques verdes… Son esos pequeños toques los que hacen que el espacio se sienta más vivo y más "hogar". El gris no tiene por qué desaparecer, pero necesita buenos compañeros para no volverse protagonista absoluto. Todo está en el equilibrio.

P: ¿Crees que seguir las paletas de moda en redes puede afectar al bienestar si no se considera el impacto emocional de los colores?

Sí, lo creo. Las redes sociales están llenas de imágenes preciosas, muy bien producidas, pero muchas veces muestran casas pensadas más para la foto que para ser vividas. Y eso puede llevar a que algunas personas decoren su hogar siguiendo una estética que les gusta visualmente, pero que no se alinea con lo que realmente necesitan emocionalmente.

Yo siempre digo que tu casa tiene que reflejarte, acompañarte, darte bienestar. Está bien inspirarse en tendencias, pero no hay que perder de vista que los colores nos afectan, nos abrazan o nos enfrían, nos activan o nos relajan. Si decoramos solo para que se vea bien en pantalla, puede que estemos dejando de lado lo más importante: cómo nos hace sentir ese espacio.

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