Esta casa de pueblo en Mallorca no tenía encanto ni gracia y ahora cuenta con el patio perfecto ¡y piscinita!

Esta casa de pueblo en Mallorca estaba en muy mal estado. La zona del salón se veía oscura, en parte, por el suelo, pero también por la oscuridad de la madera de las vigas. Era todo demasiado rústico y con un aspecto bastante antiguo.

El cambio es muy notable. Se ha intentado conseguir un estilo moderno pero sin perder esa esencia rústica de casa de pueblo. Se han mantenido las vigas del techo, pero aclarando la madera, lo que ayuda a dar más luminosidad al espacio. Las puertas de acceso, con piedra en los marcos, y la mesa de centro y de la televisión, de madera, ayudan a mantener ese aspecto rústico, aunque con pinceladas modernas.  

Estaba claro que esta casa necesitaba una reforma antes de entrar a vivir. Las paredes, además de tener humedades, necesitaban una buena reparación y una mano de pintura. También la decoración estaba un poco anticuada y pasada de moda.

Además de reformar las paredes, para eliminar las humedades y que no volvieran a aparecer, se cambió por completo la decoración. El resultado final del salón se completa con los dos apliques en la pared de encima del sofá esquinero, que ayudan a potenciar ese toque moderno, que también se consigue gracias al sillón de líneas rectas y sencillas. También en la pared, una composición de dos cuadros de estilo moderno dan a esta rústica un toque más contemporáneo.

La ubicación de la cocina ha cambiado. Antes estaba justo en la salida al patio, un hueco que ahora ocupa el comedor, que queda justo debajo de la escalera, como veremos en fotos posteriores.

La cocina ahora está en el espacio anterior a la salida al patio, un poco antes. Ubicada en una zona de paso entre el comedor y el salón, ahora es un espacio abierto que da al pasillo de la planta baja y queda delimitada por las baldosas en forma de panal de abeja.

En la cocina vemos varios colores: el blanco es el principal de los muebles, mientras que la encimera y el salpicadero son en tono verde claro, un color que aporta personalidad. Los tiradores y el grifo, en negro, mantienen su estilo moderno. Aunque, para no perder el toque rústico de la casa, la barra de desayuno es de madera.

Donde ahora se ubica el comedor, es donde estaba anteriormente la cocina. Y en este espacio se han mantenido algunos de los elementos originales de la casa, como la estructura con el fregadero, las baldosas de colores y también la chimenea. Este espacio queda justo debajo de la escalera.

La zona de abajo de la casa no tiene puertas que delimiten los tres espacios: salón, cocina y comedor. Sí que hay paredes que delimitan uno de otro, pero está el pasillo que los conecta.

En el techo del dormitorio vemos las vigas que ya encontramos en otros espacios de la casa. Y la pared que da al exterior es de piedra. La decoración es sencilla, de manera que no eclipsa el poder de la piedra y la madera. Se ha vestido con una ropa de cama blanca y cojines en tonos variados y suaves y se ha añadido un cabecero de madera y apliques de pared colgantes.

El techo es abuhardillado y las mesitas de noche son un trozo de tronco de árbol con patas metálicas.

El diseño del baño es moderno, como muchas de las estancias de la casa, aunque sin perder esa esencia rústica que le da tanto encanto. ¿Cómo? Gracias a la mezcla de la piedra de la pared con los revestimientos de microcemento que vemos tanto en la encimera del mueble de baño como en las paredes que separan la ducha del resto del espacio.

El estado del exterior de la casa estaba muy deteriorado, así que se ha tenido que hacer una reforma casi integral. Se ha mantenido la escalera con el hueco inferior y se ha cerrado la salida a la calle.

Y ahora hay una piscina rectangular y al subir las escaleras una pequeña terraza con muebles blancos. En las paredes la piedra se mezcla con el blanco, y el toque marinero lo da la puerta azul del fondo. En uno de los lados de la piscina, un pequeño chill out con cojines blancos y azules. ¡Y no podían faltas las flores y las plantas!

También a la fachada le hacía falta un buen lavado de cara. Las puertas y las ventanas estaban muy dañadas y se veía sucia y vieja.

El después mezcla lo rústico de la piedra con lo mediterráneo del azul de puertas y ventanas. Antes de la piscina, un pequeño comedor de exterior, para disfrutar del buen tiempo de la isla balear.