Un piso que era muy oscuro y ganó en luz gracias a grandes ideas como el cerramiento de cristal de la cocina

"En el salón, lo primero fue encargar un sofá rinconero. Lo elegí en un tono piedra para que hubiese claridad, pero sin abusar del color blanco, que reservamos para las butacas y que esta´ por todo el piso”, explica Marta.

El salón está abierto al comedor, una estancia amplia y luminosa que cuenta con un mueble con mucho encanto, un antiguo aparador restaurado, con efecto envejecido, que pone la nota de color al conjunto, en el que predominan los tonos neutros.

La cocina es blanquísima, a excepción del suelo porcelánico. Además, es muy funcional, llena de armarios y cajones con buen fondo, y luminosa por la enorme puerta corredera con cuarterones y las dos ventanas interiores.

En una de estas ventanas se apoya la mesa de los desayunos: “Con el banco con cojines y las sillas del office dimos un contrapunto ca´lido y rústico. En esta zona el suelo es de roble y crea una agradable sensación de continuidad con el salón comedor”, explica Marta.

En el dormitorio de su hija, Marta colocó cerca de la ventana un espejo de pie que multiplica la luz y añadió una balda con cuadros sobre la cama; así puede cambiar la decoración sin hacer agujeros.

Los detalles también cuentan y se nota en el dormitorio de la hija de Marta, donde todos los elementos decorativos están elegidos con gusto. Como la mesita, en la que no falta una lámpara pero tampoco jarrones pequeños con flores.

Llegamos ahora a los dormitorios, donde la hija de la propietaria tuvo libertad para decorar su cuarto. "Puso el escritorio junto a la ventana para que fuese más luminoso", explica Marta.

"En mi dormitorio pedí al carpintero replicar las puertas de armario que había en el piso de origen, ¡y que me tenían enamorada! Asé formamos un armario ropero con un puente voladizo bajo el que monté, con dos baldas, un pequeño despacho”, señala Marta. Delante de los estores, unas cortinas color crema ponen el broche cálido a un piso muy bien resuelto.