Un piso que tenía un salón estrecho y ha ganado amplitud y luz con ideas geniales y mucho estilo

En una zona residencial de Madrid encontramos este piso cálido y sereno. A juzgar por su aspecto renovado y su mimo por el detalle, nada hace pensar que se trata de una segunda vivienda. “Los propietarios son del norte y la compraron para pasar temporadas con su hija, que vino a estudiar a la capital, pero ha quedado tan bonito ¡que hasta plantean quedarse!”, nos cuenta Begoña Susaeta, la interiorista fundadora de SuBe Interiorismo, que lo ha reformado por completo.

Era la típica casa de los 70, con paredes de gotelé, suelos oscuros y habitaciones cerradas. Ahora todo lo invade la luz, ¡no hay nada más que ver el salón-comedor! "Una de las decisiones más acertadas fue tirar el tabique que los separaba, así logramos este espacio tan diáfano", explica Begoña. “Si te fijas, al lado del ventanal hemos abierto otra ventana para que se comuniquen y ganar aún más claridad".

Los sofás de lino, la mesa de centro de madera y la pared blanca con chimenea hacen que la zona de estar sea muy acogedora. Por cierto, la chimenea es de los pocos elementos que sobrevivieron a la reforma y ahora queda perfectamente integrada en una elegante librería con puertas y baldas. "El sofá más grande nos sirvió para delimitar el paso hacia el comedor", añade la interiorista.

Begoña decidió jugar al contraste con una mesa de madera de estilo moderno y sillas algo más clásicas, tapizadas en capitoné. Justo detrás tenía el espacio perfecto para poner un aparador para la vajilla y un espejo que refleja el salón y multiplica los metros a la vista.

"Los propietarios son amantes de los fogones y querían una cocina espaciosa y con office. También nos pidieron una distribución en paralelo, con la zona de aguas y cocción separadas", cuenta Begoña. Y así lo hizo, situando el office delante de la ventana para disfrutar de las bonitas vistas al jardín.

Begoña sumó puntos a la cocina mezclando un papel pintado de estampado vegetal con un suelo de gres que imita a un hidráulico y un antepecho de mármol con vetas cobrizas. Todo encaja y es gracias a la madera clara y los relajantes tonos tierra que actúan como hilo conductor.

"De alguna manera siempre nos gusta introducir el color azul en nuestros proyectos, porque es muy relajante. En el dormitorio principal lo hicimos con un papel pintado que, al hacer aguas, no resulta pesado", explica Begoña.

El techo en impoluto blanco, el cabecero claveteado de estilo clásico y los armarios de madera en tonos neutros aportan luz, mientras los textiles en color mostaza ponen el contrapunto de color, con juegos de cojines de terciopelo, un plaid de lino y un edredón gustoso.

"El segundo dormitorio tiene otro toque azul, esta vez en un cabecero que contrasta con las paredes. Las decoramos con este papel pintado beige porque crea una base neutra que combina con todo", apunta Begoña. La ropa de cama de tonos rosas da un aspecto muy dulce al dormitorio, mientras la cómoda de madera envejecida aporta el toque de encanto.

Acabamos el recorrido por esta casa, no sin antes echar un vistazo a uno de los baños, con su mueble en DM lacado repleto de cajones, su papel pintado súper fácil de limpiar y una relajante ducha con paredes de mármol que se ilumina por la noche con focos estancos. ¿Se acabarán mudando aquí?