Un piso clásico y sin complejos en Madrid con papel pintado, madera y mucha calidez

“La casa estaba actualizada, pero era muy moderna, de espacios abiertos y con maderas oscuras. Así que tuvimos que hacerle un lavado de cara, lacando carpinterías y zócalos, renovando la pintura, hicimos la chimenea y las librerías...”, recuerda la interiorista Aurora Monasterio, responsable del proyecto decorativo. Preciosamente las librerías no podían faltar en esta casa, donde toda la familia al completo son ávidos lectores. Hasta el punto que se prescindió de tele en el salón. 

Preciosamente las librerías no podían faltar en esta casa, donde toda la familia al completo son ávidos lectores. Hasta el punto que se prescindió de tele en el salón. 

Aunque la tendencia pasa por abrir espacios, en este caso Aurora y María decidieron compartimentar algunos ambientes, como el salón: "Antes era todo abierto y lo cerramos hacia el pasillo que da a las habitaciones, para tener más intimidad, y definimos el espacio del comedor con un gran paso abierto flanqueado por dos tabiques”, explica Aurora. 

Ese look clásico y un punto decadente que buscaba María se materializa en el comedor con la pared revestida de espejos con un buscado acabado envejecido. Además, Aurora se sacó de la manga dos armarios camuflados a ambos lados del espejo para que María pudiera guardar la vajilla: “¡Tengo muchísima! Porque nos encanta recibir en casa”, explica la propietaria.

Para que el pasillo no quedara a oscuras, Aurora decidió abrir en el comedor dos vidrieras para que le llevaran luz. 

"En la cocina priorizamos la practicidad, porque hacemos muchísima vida en ella. Es lo mejor de toda la casa. ¡Es la bomba!”, afirma María. Aunque se respetó bastante la cocina original, se cambió la encimera por esta más clara, se forró la campana, que era metálica, con una caja de madera, y se revistió el antepecho con un espejo, que le da luz y vida.

La cocina, planificada en forma de U, hace uso de la península para separar el espacio del office. Y, gracias a los espejos del antepecho, se refleja el personal papel pintado que decora la zona de desayunos. 

En el office el protagonismo se lo lleva el original papel pintado que imita postales antiguas con motivos vegetales, pájaros y mariposas. La mesa, la lámpara de fibras y las sillas de aspa completan este look de campo. 

Olivia, la hija mediana de María, desayunando en el office.

El dormitorio integra el vestidor, el baño y un agradable rincón de lectura, que no podía faltar en una casa donde la pasión por los libros solo compite con el amor por la música. “El chéster es un guiño a los dos salón, que María recuperó de su anterior casa. Al ser negros, nos condicionaron mucho la decoración del salón. Hasta el punto que la elección de las telas y los colores se hizo para que encajara con los sofás”, explica Aurora.

Para el dormitorio, como en el resto de la casa, Aurora optó por todos neutros, que sirvieran de base para destacar algunas notas de color, como la butaca de color mostaza o la lámpara con la base de color verde agua. 

"La librería baja era de la antigua casa de María y quiso recuperarla, igual que la butaca, que retapizamos con este terciopelo de color mostaza", explica la decoradora. 

Como la cocina, al baño se le dio un tratamiento más moderno. "Lacamos el mueble del lavabo que era marrón y lo pusimos en crudo beige, y empleamos el mismo papel que en el dormitorio. Y optamos por dos espejos con marca de madera decapada". 

Con un panel fijo y otro abatible, la ducha aprovecha todo el espacio y resulta cómoda y funcional. Por su parte, la pared está revestida de un porcelánico que imita una madera clara, aportando calidez. 

El segundo baño sigue las líneas modernas del primero, aunque su florido papel pintado y el espejo con florituras nos recuerda al estilo clásico del resto de la casa.