Abran paso a las mujeres empoderadas. A las que se atreven a empezar, una y otra vez, una nueva vida. A las que se animan, las veces que sea, a reconstruirse y hacer, junto con ellas, una casa nueva. Así es Carmen Tarazona, pintora, madre, mujer, ¡y lectora de El Mueble! Alguien que ha empezado otra vez y que pasa mucho de su tiempo entre mujeres: en el taller que comparte con otras artistas, y en su nuevo hogar junto a su hija mayor, para el que se ha inspirado en nuestra revista. Éste es como ella, un universo femenino, que transmite delicadeza, y también su historia y su presente. “Una casa con muchas telas, tapices, detalles”, nos comenta.

ANTES Y DESPUÉS
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"Mis hijos son mayores y empecé una nueva vida. Con el mayor independizado, vine a este piso hace un año con mi hija. La casa tiene unos 100 metros, está rodeada de parques, y en él hemos creado un entorno muy femenino... Soy pintora y tal vez por eso siempre busco armonía, incluso me gusta que toda la casa parezca una composición", explica quien no teme a una palabra que por aquí nos encanta: reutilizar.
Carmen traía de su vida anterior sus objetos más queridos y, gracias a todo lo aprendido en las páginas de El Mueble, las musas de la inspiración decorativa la visitaron y logró su objetivo: “Necesitaba dar unidad a todas mis cosas en esta nueva casa, encontrar la armonía, por lo que busqué elementos que las unificaran. Tenía todos los muebles de mi anterior piso y quería volver a utilizarlos, unir mis piezas más queridas, los retales de mi vida. No hice obra, sólo actualicé. Por suerte, conté con la valiosísima colaboración de mi amiga aparejadora Lali Maestre. Con eso y vuestras ideas, ¡me inspiré!”. Retal por aquí, retal por allá, recortó cortinas, pintó muebles, reutilizó cabeceros y ¡hasta desarmó y volvió a montar de nuevo un vajillero entero! Empezó de nuevo. Y sin miedo. ¡Viva!