Cuando Begoña, Ibon y sus dos hijos se enamoraron de esta casa de dos plantas de unos 120 metros cuadrados (con un gran terraza de 20 en la planta baja) con vistas panorámicas a la Playa de la Concha, la encontraron en bastante buen estado, pero con una distribución oscura que no aprovechaba su enorme potencial.

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"Solamente nos dieron unas pautas: no les gustaban los azules y querían un cambio radical", nos cuenta la decoradora Begoña Susaeta de Sube Interiorismo, para quien este proyecto no fue solo una reforma integral: "Ver a unos clientes tan satisfechos y orgullosos de su nueva vivienda significó una emoción especial, a pesar de los 30 años que llevo en esta profesión".

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La clave de la reforma fue la cocina integrada con el salón y el comedor, uno de los principales deseos de los propietarios. "Es nuestra caja mágica de luz", nos explica la decoradora sobre el espectacular y funcional cerramiento de cristal que permite aislarla del salón. Ya nos imaginamos cocinando compartiendo un vino con nuestros amigos, ¿verdad?