Una casa en Mallorca decorada con blanco y madera: aquí siempre son vacaciones

"Hace unos años, vine a Mallorca y me enamoré de este terreno en Calviá porque tenía lo mejor de la esencia mallorquina”, se presenta Agustín Zulueta, más que propietario, creador de esta casa. Aunque no es interiorista, ama la decoración, y se nota en las sensaciones que evoca la piscina: “Me apetecía que diera la sensación de playa más que del típico gresite que da un azul artificial, por eso está recubierta de un porcelánico de color arena”.

Agustín, que para el exterior eligió muebles de obra y una pérgola de cañizo (“lo copié todo de El Mueble”, confiesa), encontró en Internet a sus aliados. “Di con un estudio de castellonés, Cel-Ras Arquitectura, y contacté con Alejandro Doménech, cuyos planteamientos sostenibles me atraparon", explica. Para adaptar las ideas de Agustín y Alejandro contó con un constructor local, Morro Construcciones ("con el que desde el primer momento tuve una muy buena comunicación", apostilla).

Aunque "en el Ayuntamiento no nos autorizaron el primer diseño por ser demasiado moderno”, lejos de desanimarse, encontraron una solución: “convertimos esa debilidad original en su fortaleza, por ejemplo, haciendo muros de piedra que se integraran mejor en el paisaje y llenando el interior de detalles autóctonos, como los estampados de llengües mallorquinas”, prosigue Agustín que, en el interior, apostó por las vigas vistas y las paredes encaladas.

“Nos concentramos en tres únicos materiales: piedra, madera y blanco, y los tres son los que mandan en el espacio principal de la casa, que es el salón, la cocina y el comedor, todo junto, como en las casas mallorquinas antiguas”, asegura. Aquí, los detalles tradicionales y naturales como las sillas de fibra combinan a la perfección con las ideas modernas y originales de Agustín.

Prácticamente toda la vivienda se abre por completo al jardín a través de ventanas y puertas balconeras de cristal. “Todo da una sensación de continuidad muy agradable: cuando está abierto pasas de la cocina a la zona de la barbacoa como si todo estuviera en el mismo porche”, añade el propietario, que hasta quiso que las cortinas de lino natural arrastraran un poco de forma que recuerdan a las velas de un barco.

Necesito que las casas sean prácticas y estén ordenadas, por eso en la cocina –donde los muebles lacados en blanco se alternan con otros frontales de roble natural– pedí más cajones que armarios, ya que es más fácil ver lo que tienes”, asegura. La vivienda es moderna y cálida tanto en su aspecto como en su corazón sostenible: tiene suelo radiante y un sistema de aerotermia.

“Si en algo nos esforzamos fue en compaginar el aire moderno y práctico que yo quería desde el principio con una sensación muy cálida, muy de casa de toda la vida”, añade el propietario. En este espacio polivalente en el que se desarrolla la vida de día se ha conseguido ¡con sobresaliente!

Las maderas naturales y lacadas en blanco y el suelo (que es un porcelánico que imita el color de la arena y es el mismo en toda la vivienda, piscina incluida) enfatizan aún más el aire mediterráneo que insufló a la vivienda, creando una estética que resulta fluida y minimalista, además de cómoda y muy ordenada. El propietario quiso que el salón, el comedor y la cocina ocuparan el mismo espacio.

“Esta habitación es muy especial, porque está llena de detalles muy mallorquines –son obra de Taller RMA–, que invitan al descanso, pero también porque no solo se comunica con el baño en suite, sino que accede directamente a la piscina. La verdad, me encanta mi casa”, reconoce el propietario.

“Igual que en la cocina, en los baños quise evitar materiales fríos como el aluminio, por eso las manillas de las puertas son de color cobre y la grifería del baño es blanca”, nos explica antes de despedirse. A nosotros también nos encanta esta casa.